7. Consecuencias

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" No despiertes al dragón dormido... "

Ginger y Hermione daban un paseo por los terrenos, el frío viento que anunciaba la llegada inminente del invierno movía y alborotaba sus cabelleras haciendo que caminasen medio a ciegas. Las hojas de los árboles ya estaban casi en su totalidad amarillentas y moribundas y se dejaban caer tapizando el suelo de los distintos tonos otoñales.

Las jóvenes caminaban calmadamente, no tenían prisa, hablando de diversas cosas, de esto y lo otro. La castaña había visto en ella a alguien a quien contarle sus secretos (a parte de Harry, claro) sin temor a ningún tipo de burla. A Ginger le pasaba lo mismo, y se alegraba por ello. Ésta todavía se sentía mal por lo ocurrido en el cumpleaños de Marilyn y se lo hizo ver a Hermione.


- Sé cómo te sientes, solo intentas arreglar las cosas. No te sientas mal por ello.
- Llevo años intentándolo, pero no sirve de nada. Marilyn es muy testaruda. No sé por qué me esfuerzo -dijo la pelirroja dejando escapar un leve suspiro.
- Porque quieres ver a tu familia reunida y bien. Cualquiera lo hubiera hecho en tu lugar.
- Sí, pero la he presionado demasiado. Es mejor dejar las cosas como están.


Se habían sentado debajo de un tejado de piedra que había en el patio para refugiarse del frío.

***
Harry acababa de salir del despacho del director, el cual le había llamado diciendo que debía darle una información, aunque más o menos sabía de qué se trataba desde el principio. Se encaminó a la biblioteca donde había dejado su mochila y, puesto que Ron estaba todo el día con Lavender (esa chica era realmente posesiva) se fue a buscar a Hermione y Ginger.

En el pasillo vio a Draco Malfoy, que iba muy decidido y apresurado, y con una notable cara de enfado. Se paró un momento y, por su curiosidad, estuvo tentado de seguirle, pero comentarle a Hermione lo que había pasado en la cita con el profesor Dumbledore era más importante, así que puso rumbo de nuevo hacia la biblioteca.

***
Estando las chicas conversando, llegó Harry donde se encontraban (después de buscarlas por el castillo), y se sentó al lado de Ginger, de modo que ésta quedara en medio de ambos.
- Hola, ya estoy aquí.
- Hola, ¿ya has terminado? -le preguntó Hermione.
- Sí, ya está. Me informará de otra "clase" vía lechuza -dijo a lo que ésta asintió -¿Cómo estás, Gigi? -preguntó, mirándola.

- Mal -le respondió, girando la cabeza para mirarle, y él vio un brillo de tristeza en sus ojos dorados -No merece la pena que me esfuerce en ello.
- Te esfuerzas porque lo único que quieres es ver a tu familia junta. Yo haría exactamente igual.

- Eso ya se lo he dicho yo.
- Ya, pero... Como le he dicho a Hermione hace un momento, llevo años intentándolo y es mejor... Dejar las cosas como están.
- No, eso tampoco.
- Además, eso es bueno, porque así dejas ver que nunca te rindes ante nada -dijo la castaña, reparando en la mirada que ambos chicos se dirigieron, aunque no dijo nada.
La pelirroja sonrió de vuelta, agradecida por el comentario.

***
Marilyn buscaba a su hermana. Sabía que ella se sentía mal por lo ocurrido en su cumpleaños, de modo que quería dejar las cosas aclaradas. Después de estar toda la mañana en la biblioteca hurgando entre todo tipo de libros. Fue a encontrarse con ella, salió a los terrenos, y la divisó en el patio, debajo de un tejado de piedra y no se sorprendió al verla con Harry y Hermione, puesto que se habían hecho inseparables. Se dirigió hacia donde estaban ellos con esos pasos decididos que la caracterizaban.

- ¡Chicos! -exclamó mientras se acercaba -Siento lo que pasó ayer, no quería dejaros así.

- Sin problemas -contestó Harry de parte del grupo.

- Gigi, ¿podemos hablar a solas?

- Claro.

- Será solo un momento. Ahora os la devuelvo -añadió mientras la separaba de la pareja.

La noche de las dos lunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora