Monólogo || La idea de Daniel

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Maldita sea.

–¡Mierda Antonio! Te pagaré pronto,te lo juro –dije mientras caía al suelo junto a mis maletas.

–Te dije que tenías 48 horas para pagar, no pagaste, te fuiste –dice con una expresión furiosa.

–Pero, te juro qu-.

–¡No Daniel! No, no, no ¡Y no! Eso me lo dices desde hace ya 2 meses,debo tener ganancias –dice moviendo los brazos estresado.

Mire con triste a Antonio¿En serio me iba a dejar en la calle?

Suspiró aliviado Antonio,para posar su mirada en mi,pero ya no me miraba como antes. Ahora era una mirada fría.

–Suerte Daniel –dice cerrando la puerta de su casa al lado de las recidencias.

–¡Antonio! ¡Abre la maldita puerta! –dije enojado pateando la puerta frustrado de su actitud– maldita sea –fue lo único que pude decir para agarrar mis maletas.

Cuando el desgraciado miro por la ventana le mostré el dedo del medio, susurrando la palabra puto.

Camine por las calles viendo en donde podía dormir o pasar la noche, para calmar mi furia prendí mi cigarrillo, el olor de este me calmo para poder seguir buscando.

–Mierda, maldito Antonio –dice jalando el cigarro para suspirar para inhalar ese delicioso y relajante humo del cigarrillo.

Caminaba y caminaba. Y nada que conseguía un lugar donde podría pasar la noche.

Así que decidí pasar a un bar, al acabarse mi cigarrillo lo lance a la carretera para pasar por la puerta del bar, me dirigí a la barra para sentarme en la barra y pedir un Vodka, mire bastante decepcionado la barra, para sentir una mano femenina pasar por mi espalda.

–Hola, cielo –dice una voz bastante linda, sentía su respiración en mi cuello, también sus manos estaban puestas sobre mi hombros, me voltee a ver y era una chica desconocida.

–Hola linda –dije con la voz más seductora que pude, estaba cansando.

–¿Te quieres divertir? –dice con una sonrisa maliciosa.

¿Porque no?

–Claro que si –dije sonriendo de la misma manera.

–Pero antes –esta sacó de su sostén un bolsa blanca,parecía que era droga, estaba estresado y cansado así que un poco no me iba a afectar.

Al día siguiente, amanecí en el desierto, sin camisa, abrí los ojos y lo primero que ví fue el sol que pegaba directamente a mi cara, me dolía la cabeza era frustrante.

–¿Que mier- –vi que no tenía mis maletas, ni mi billetera –Ay no, maldita sea ¿Es enserio? –dije agarrando mi cabeza frustrado ¡Me habían robado! Todo por mi culpa.

Empecé a caminar viendo si podía conseguir a alguien que me hiciera el favor de llevarme a la ciudad.

Pero no pasaba nada.

Ningún carro.

Así que seguí la carretera caminando, estaba cansado tenía una horrible jaqueca, tenía sed,hambre, no podía con mi alma.

Vi un teléfono público, ¡Por fin podía tratar de llamar a alguien!

Corrí hacia él con las pocas fuerzas que tenía,agarre el teléfono ¡Tenía línea! Marque rápidamente un número y espere que contestará.

–¿Aló? –respondio una voz masculina.

–¡Maldita sea, Cris! Por fin contestas puto –dije aliviado.

–Dios Daniel ¿En qué problema te metiste ahora?

–Estoy en un maldito desierto, ni sé dónde estoy, ni dónde es, pero me tienes que venir a buscar– dije estresado.

–Mierda Daniel, ok, ya se donde estas voy en camino–.

–Apurate idiota –colgue y me senté en el suelo esperando que llegara.

Al rato paro una camioneta negra había aparcado frente de dónde yo estaba. Este abrió la puerta Cristofer, rápidamente entre al carro, tenía el aire acondicionado del carro encendido.

De una vez sentí satisfacción. Era relajante volver a sentir un aire acondicionado en mí rostro después de estar toda la mañana en un desierto perdido.

–¿Porque mierda estás en el desierto Daniel? –Cris me miró confundido– ¡Maldita sea Daniel! Estás quemadisimo –dice refiriéndose a mi piel.

–Me botaron de mi casa, estaba en la calle así que encontré un bar, entre al bar, una chica me habló, me ofreció droga y terminé aquí -le hice un pequeño resúmen- No tengo ni la menor idea de que pasó después de eso.

Cris me miró.

Parecía enojado.

–¿Eres idiota o te la das? –dice golpeando mi cabeza.

–¡Hey! No te pongas así conmigo –sobe en donde me había golpeado.

–Dios mío Daniel. No puedo creerlo –dice con un tono de decepción.

–Pero, tengo una excelente idea –mire a Cris esperando que me apoye.

–Es bien dila,esperemos que sea buena –dice concentrado viendo la carretera.

–Cris, secuestramos niños –fui directo, no quería tantos rodeos.

Cris de repente paro el carro, haciendo un frenazo y sin darme cuenta golpear mi frente con el techo.

–¡Mierda Daniel! ¿Estás loco? –me gritaba, parece que no le gusto la idea.

–¡Escucha Cris! Vamos a hacerlo. Los tendremos 2 días, les ofreceremos una gran suma a los padres. Ellos no pagarán ¡Y boom! Estamos resueltos, ganaremos dinero Cris –mire serio a Cris– necesito tu ayuda.

–Pero, no se cómo haríamos ¿Y si llama a la policía, nos descubrirán? Ay no Daniel –se veía angustiado.

–Igualmente eres cómplice. Lo sabes y si se lo dices a alguien más, sabes lo que te pasará -reí, el sabía de lo que hablaba.

Este suspiró.

–Esta bien, te voy a ayudar. Pero si nos pasa algo te matare –dice mirando serio a Daniel.

–¡Perfecto! Conozco a alguien más que nos puede ayudar –dije mirando a Cris sonriendo.

¡Mi idea era perfecta!

Pero necesitábamos la ayuda de alguien más.

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