Relato 1 - "El regalo erótico de María"

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Es 14 de Junio, el cumpleaños de Roberto y como cada año, Ángela, su esposa, le organiza un almuerzo. A dicha actividad siempre llega la mamá de Ángela, María. Roberto y María siempre se han llevado muy bien. Lo que Ángela no se imagina, es que entre su esposo y su mamá existe una inmensa atracción sexual que cada vez es más notoria.

María llegó radiante a la casa de Ángela. Lleva puesta una falta pegada que marca ese trasero redondo que a sus 48 años aún mantiene en forma. Viste también, una blusa blanca de botones. Dejó a propósito los últimos tres botones de la blusa sin abrochar, permitiendo ver un gran escote, marcado por sus inmensos pechos blancos.

Cuando Roberto la ve, sonríe por lo guapa que se ve y piensa: "no puedo explicar lo que siento cuando ella me mira. Es como si esos ojos verdes hermosos atravesaran mi cuerpo. Me siento tan vulnerable cuando ella me mira de esa forma. Haría lo que fuera por poder descifrar los deseos más ocultos de María".

María luce muy nerviosa también, algo en ella cambió desde que su hija se caso con Roberto. Él siempre le ha parecido muy guapo, y cuando entra en la casa de Ángela, piensa: "sé que no está bien, pero no puedo evitarlo, me excito demasiado al estar cerca de él. Cada vez que lo veo me siento inquieta, ansiosa y pensamientos eróticos invaden todo mi cuerpo".

Este día en particular, María tomo una decisión: SEDUCIR A ROBERTO. Para esto se preparo a la perfección; eligió a propósito, la ropa provocativa que lleva, luciendo sus enormes atributos. Ella espera una señal de su yerno, una mirada, lo que sea, algo que incite a esa fiera que existe dentro de ella.

En un momento del almuerzo, Roberto y María cruzan sus miradas. Se ven fijamente por un instante, mientras ambos coinciden en el pensamiento: "¡Se ve increíble, me fascina cada vez más!"

Roberto ofrece más vino a María, notando que su copa está ya vacía. María acepta el ofrecimiento, pero no queda más vino. "Voy por otra botella"- dice Roberto, mientras se pone de pie y se dirige a la alacena. María aprovecha y le pregunta a Ángela, en voz baja, si ha comprado un pastel para festejar el cumpleaños a Roberto, a lo que ella responde que no. "No he podido mamá, no tuve tiempo hoy"- se excusa. María toma eso como una oportunidad y sin perder tiempo, le insiste: "Deberías ir rápido a comprar uno hija, no dejes de tener esos detalles con él". Ángela accede, y justo cuando Roberto regresaba con la botella de vino, Ángela le dice: "ahora vuelvo, voy a comprar el pastel".

En otra ocasión, Roberto hubiera tomado eso como algo innecesario, pero de inmediato vio la salida de Ángela como una oportunidad de quedarse a solas con María. Ángela sale casi sin despedirse, diciendo tan sólo: "ahora vuelvo, no me tardo".

Roberto y María se quedan sin decir una palabra por un momento. Ella ansiosa, y un poco nerviosa por quedarse a solas con Roberto, piensa: "esta es la oportunidad que Roberto debe aprovechar. Desde que llegué, él no ha dejado de verme los pechos. Se nota que me desea, ¿Pero cómo puedo romper esta tensión?, ¿Quién dará el primer paso? El está muy guapo hoy y me fascina su cuerpo atlético. ¡Me ve con deseo! Se nota que está excitado, puedo notar su pene erecto a través de su pantalón. ¡Vamos Roberto, da el primer paso o lo daré yo, muero por tener ese pene dentro de mí!".

Roberto a su vez también piensa: "María se ve exquisita en esa falda. ¡El gran escote de esa blusa me está matando! No puedo dejar de verle los pechos, ¡Qué locura! Los deseo tanto que hasta puedo saborearlos en mi boca. Un momento, ¿Acaso María acaba de ver mi pene? Noté como bajó su mirada, ella sabía que la estaba viendo, lo hizo a propósito: es una señal".

María sonríe, quisiera que Roberto leyera su mente que grita sin cesar "¡Vamos Roberto, toma la señal! Sigue el juego y te daré tu mejor regalo de cumpleaños. Hazlo, que estoy dispuesta a hacer una locura".

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