Relato 3 - "Movimientos sensuales que erizan la piel"

1K 6 0
                                    

Recién termina aquel encuentro apasionado. Roberto sale de prisa de la habitación de María y se dirige, de nuevo, hacia la celebración. Al llegar con Ángela, el volumen de la música es ensordecedor. Ella le pregunta por qué ha demorado tanto, a lo que Roberto responde: "He visto a tu madre al salir del sanitario y me dijo que se sentía muy mal, entonces la acompañé a su habitación."- Ángela se preocupa, pero Roberto le explica que no es nada, "algún problema de indigestión estomacal a lo mejor", aclara Roberto.

El ambiente de la fiesta está muy oscuro. La única iluminación que mata aquella oscuridad es la luz de los reflectores del grupo que ameniza la fiesta, cantando y bailando música salsa en una tarima; frente a una pista de baile ya colmada de parejas bailando.

"¡Vamos a bailar!"- le grita Ángela a Roberto. El asiente con la cabeza, mientras deja su vaso de whisky sobre la mesa. Ángela lo toma de la mano y juntos caminan hacia la pista de baile. María, quien recién regresaba a la fiesta también, observa a la pareja desde lejos. Ella ve fijamente como los dos esposos bailan al ritmo de la música. Aunque siente por dentro celos de ver a Roberto con otra mujer, recuerda que esa mujer es su hija; y que por más que le fascine lo que ha vivido con Roberto, ella no puede hacer nada, más que voltear a ver para otro lado.

Una de las amigas de María se le acerca y le dice: "vente María vamos a bailar un rato, que no somos tan ancianas".- Se la lleva a la pista, mientras Roberto la observa de lejos. María comienza a bailar de forma sensual, él no la pierde de vista y sigue los movimientos de su cuerpo, que se mueve al ritmo de la música. Él no podía dejar de mirarla, lo hipnotizaba cada movimiento que ella hacía.

De repente, se escuchó aquella canción sensual. Se despeja la pista de baile, quedando sólo unas cuantas parejas, entre ellas Roberto y Ángela; también por supuesto, María y su amiga. Ambos se veían disimuladamente desde lejos. Roberto se mordía los labios viendo como María pasaba las manos por sus caderas. Él sentía cada vez más caliente su cuerpo, no sólo por la temperatura del lugar, sino porque sentía como su pene se hacía más grande al ver bailar a María.

Ángela, en su mundo, bailaba al ritmo de la música y sin querer, roza el pantalón de Roberto, sintiendo su erección. "¿Estas excitado Roberto?", le pregunta. Él no responde; ella insiste, preguntando: "¿Quieres que subamos a la habitación ya?"-, mientras tocaba con su mano el pantalón de Roberto, buscando su pene. Él se asusta y se hace a un lado, "¡Qué te pasa Ángela, nos van a ver!"- le grita, a lo que Ángela responde: "¡vámonos a la habitación! Sentirte así hizo que me excitara y quiero hacer el amor con mi esposo". Con tal que Ángela no se molestara, Roberto accede a irse con ella.

María al verlos, se acerca a ellos. "Mamá, ¿Cómo seguiste?"- le pregunta Ángela. María responde: "ya mejor, gracias hija". "Bueno mamá, me alegra mucho que te hayas mejorado, ahora si nos disculpas, nosotros ya nos vamos a dormir". Se despiden y María, algo triste, se sienta; viendo como Ángela le dice adiós desde lejos, justo antes de agarrar con su mano el trasero de Roberto.

Ya en la habitación, Ángela se abalanza sobre Roberto y lo empieza a besar. Roberto responde sus besos, sabe que como esposo debe cumplirle a Ángela, aunque eso signifique que de su piel se vaya todo el aroma y sensación de María. Mientras Roberto y Ángela se besan, Ella le desabrocha el botón del pantalón, metiendo su mano para tocar el pene erecto de Roberto. Él está excitado, pero sólo tiene en su mente a María y los recuerdos de aquellos movimientos eróticos, de semejante diva bailando. Roberto acuesta a María, sin quitarle la ropa, le sube el vestido, le mueve las bragas hacia un lado y entra en ella de una forma salvaje. Ángela gime de placer sin decirle nada, Roberto cierra los ojos y sólo piensa en María, mientras continúa penetrando a Ángela. Roberto recuerda la humedad de la vagina de María, y en como esa humedad ayuda a que su pene se deslice tan fácil al entrar y al salir de ella. "Se sienten tan diferentes"- piensa, mientras ve como su pene semi-erecto entra en la vagina de Ángela, cumpliéndole como hombre a su esposa. De pronto escucha a Ángela gritar del orgasmo que acaba de tener; y así, casi obligado, él decide moverse más rápido para poder eyacular. Tiene en su mente la imagen de María moviendo su cuerpo en la pista de baile, y así, recordando a su suegra en ese vestido escotado, logra llegar al orgasmo. Roberto se acuesta en la cama y Ángela se voltea diciéndole: "buenas noches". Ella se queda dormida con todo y la ropa con la que Roberto le hizo el amor. Él toma el teléfono y ve que María le había escrito.

Mensaje de María a Roberto:
"Que rica estuvo nuestra fiestecita en la habitación, si amaneces con ganas de más, te espero mañana antes del desayuno 😘"

Roberto sonríe y le responde a María:
"Voy a amanecer hambrientoooo, verla bailar me dejo ansioso y me va a costar dormirme, que descanse guapa, nos vemos mañana 😏"

A la mañana siguiente, Roberto se levanta muy temprano, se pone ropa deportiva y le susurra a Ángela: "voy a salir a correr, sigue durmiendo, nos vemos a las 8:00 am. para desayunar". Ángela solo sonríe y le lanza un beso a Roberto.

Roberto abre la habitación 69 con la llave que le dio María. Al entrar ve a María durmiendo, él se acerca y la despierta besando su boca. María despierta y responde aquel beso mañanero, sonríe viéndolo a los ojos y le dice: "quédate aquí, ahora regreso". Le daba mucha pena no haberse despertado antes y va corriendo al baño a arreglarse un poco para Roberto. El desde lejos sólo ve como se le transluce su cuerpo a María en esa pijama de seda, dejándolo ansioso.

Cuando María regresa, Roberto ya está en la cama, acostado y en ropa interior. María camina hacia él y se sienta en sus piernas. Ambos se besan, como si fuera la primera vez. Roberto toma la cara de María y mete su lengua en la boca de ella al besarla. María se va excitando con cada beso que recibe de él, recorre con su mano el cuerpo de Roberto, sintiendo su pene erecto, el cual acaricia con su delicada mano. María comienza a masturbar el pene de Roberto, diciéndole: "anoche, mientras bailaba, estaba recordando que una vez, siendo tú aún novio de Ángela, me ayudaste con el zíper de uno de mis vestidos; lo recuerdas?".
Roberto se queda callado un momento. Ese día que ella acababa de mencionar, él había visto la espalda desnuda de María mientras la ayudaba con su cremallera. El problema era que ese día él había terminado excitadísimo, y era momento de hacerle esas confesiones a María, pero ¿Cómo lo tomaría ella?

Continuará...

RELATOS DE UNA PASIÓN PROHIBIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora