Relato 4 - "Recuerdos excitantes"

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Roberto sonríe y le responde: "sí, lo recuerdo". María al notar el hermetismo de Roberto, continúa: "Te pregunté esto, porque te quiero contar algo que me pasó ese día". María en ese momento deja de masturbar a Roberto y se sienta del otro lado de la cama. Se acomoda y abre las piernas, mostrándole a Roberto su vagina. Después de hacerlo, le dice: "quiero que hoy recordemos y recreemos esos momentos, ¿te parece?". Roberto asiente con la cabeza, aún confundido y a la expectativa. ¿Será acaso posible que María también tuviera fantasías desde siempre pensando en él? Pues estaba a punto de averiguarlo.

Recuerdo de María
Ese día recuerdo que tenía una cena con unos amigos. No encontraba que ponerme. Al extremo que le di vueltas a mi armario, buscando el vestido perfecto. Encontré ese vestido negro, poniéndomelo de inmediato. Al intentar subir el zíper de la espalda yo sola, éste se quedó atascado. Así que llamé a Ángela para que me ayudara. Ella llegó a mi habitación y quiso subirlo, pero el zíper estaba trabado en alguna parte del vestido. "No puedo"- me dijo, "pero ya sé"- exclamó en seguida; y pegando un grito te llamó a ti. Tú llegaste corriendo y tocaste la puerta de mi habitación, que estaba ya medio abierta. Al entrar me viste, asustado, con un vestido negro a medio poner. Ángela te dijo: "ayuda a mi mamá a subir el zíper de su vestido" y se fue, al baño si no estoy mal. -En ese momento María se lleva el dedo índice a la boca, humedeciéndolo. En seguida lo dirige hasta su vagina, acariciando sus labios por fuera, preparándose para darse placer-. Tú te pusiste detrás de mi, sosteniendo el zíper con una mano y poniendo la otra en mi cadera. Tiraste fuerte del zíper destrabándolo. Al hacerlo rozaste mi piel, erizándola totalmente. No sé que me pasó en ese momento, pero mi vagina palpitó y se humedeció. Inmediatamente reaccioné, te agradecí y te pedí que salieras. Eras apenas un niño de 17 años, sin embargo el roce de tus manos, sintiendo tu fuerza, me excitó. -María abre su boca de placer al decir esto y comienza a acariciar su clítoris con su dedo, lanzando un gemido riquísimo.- Lo que quiero contarte Roberto, es que cuando tú saliste de la habitación, yo me quedé excitada por ti. Y debo confesarte, que en cuanto saliste, me acosté en la cama. Subí el vestido hasta mi cintura, bajé las bragas que llevaba puestas y me masturbé pensando en ti, sin importarme tu edad. Fue tan delicioso recordar la sensación de tu piel sobre mi piel. Sentir la fuerza de tus manos en mi cuerpo me hizo fantasear con que me poseías fuertemente. Ese día tuve un orgasmo muy intenso pensando en ti.

Mientras María le narraba eso a Roberto, ella continuaba masturbando su vagina. Sus labios se veían como si fuera una flor, rosada, abierta de par en par. Estaba tan excitada que comenzó a escurrirse. Roberto al notarlo, quiso recoger ese líquido con su boca, pero María se lo impidió. Ella tomó con su dedo índice lo que quedaba de su fluido y lo puso en el pene de Roberto. El de inmediato comenzó a masturbarse suavemente, usándolo como lubricante.

Aún acariciando su pene, Roberto se pone de pie, y quitándose por completo su ropa interior le dice: "yo también quiero compartirle lo que viví de mi lado ese día, todo este tiempo pensé que sólo había sido yo quien había sentido excitación". Armado de valor por saber las intenciones de María desde entonces, decidió también, hacer su confesión.

Recuerdo de Roberto
Ese día sentí algo de pena, la verdad. Porque por un momento, al entrar a su habitación, me quedé ahí inmóvil, observándola. A usted se le veía la espalda descubierta, sin sostén, con esa piel blanca que hipnotizaba a través de ese escote abierto y pronunciado. Sus piernas desnudas eran perfectas y sus pies se veían tan sensuales con ese color rojo intenso en las uñas. Yo, muy nervioso, como pude me acerqué hacia usted incómodo, porque sentía la erección que me había causado el verla.
-En ese momento María, todavía recostada, se acerca a él. Toma el pene de Roberto con la mano izquierda y comienza a masturbarlo, mientras ella acaricia su vagina con la mano derecha. Estaba tan cerca de él, que el pene de Roberto está a centímetros de su vagina. Él hace un intento por penetrarla, pero María se lo prohíbe, diciéndole: "no, continúa narrando, déjame a mí lo demás".-

Continuación de recuerdo de Roberto
Pues recuerdo que como pude tomé con mis dedos la base del zíper para poder jalarlo. Usted arqueó la espalda cuando toqué su piel con mis dedos, fue una imagen tan sensual que jamás la pude olvidar. Y así, sintiendo una excitación enorme aún, tiré fuerte el zíper hacia abajo y se destrabó. Pero había jalado tan fuerte que el vestido se abrió por completo. Mi mano llegó hasta el final de su espalda, sintiendo con mis dedos su trasero. En esa fracción de segundo pude ver sus bragas de encaje, color negro. Sentí una enorme sensación de eyacular, sin embargo, en un movimiento rápido, usted se apartó apenada agradeciéndome. En ese instante la sensación se apagó. De lo contrario habría tenido un accidente en mis pantalones. -ambos ríen-.

Pero mi historia no termina ahí. Ese día cuando usted pidió que saliera de su dormitorio, yo lo hice de inmediato, pero me sentía demasiado excitado. En un intento por no perder el éxtasis que sentía en ese momento, me quedé frente a su puerta, masturbándome sobre mi pantalón. Mientras hacía eso, escuché un gemido que provenía de su habitación. Consumido por la locura del deseo que sentía, me acerqué y giré la manecilla de la puerta de su habitación. Esta giró y con un leve empujón se abrió unos centímetros. Lo suficiente para dejarme ver la escena que ocurría ahí dentro. Pude verla acostada en la cama masturbándose. De inmediato desabroché mi pantalón y comencé a masturbarme viéndola. Sus piernas se movían de lado a lado y sus gemidos se mezclaban con el sonido húmedo de su vagina siendo penetrada por su dedo índice. La escena era tan excitante que eyaculé ahí mismo, observándola con deseo, mientras mi semen caía sobre el piso.

Roberto aún no había terminado de hablar, cuando María toma con fuerza su pene y lo introduce lentamente en su vagina. Él comienza a mover su cadera para penetrarla, pero María lo vuelve a detener, esta vez empujando el pecho de Roberto con su pie derecho para hacerlo. "Voy a usar tu pene para masturbarme", le dice. "Así como tú me usaste ese día para masturbarte". Diciendo esto, ella toma el pene con su mano izquierda, y sosteniéndolo fuerte desde la base, lo utiliza como un dildo de carne y hueso. María introduce y saca el pene erecto y húmedo de Roberto en su vagina, lo hace repetidas veces, mientras con su otra mano acaricia su clítoris. Roberto está ahí, parado, siendo utilizado como un objeto de placer. Siente como su cuerpo sigue a su pene, que está siendo controlado por María. Ella está sumergida en un éxtasis total. Roberto está excitadísimo, él entiende en seguida, por la mirada de placer que hay en ella, que María no está teniendo relaciones con el Roberto del presente. Ella tiene en su mente la imagen de aquél joven de 17 años, y es a él a quien imagina penetrándola. Roberto lo sabe y se deja llevar por el momento, en su mente también revive aquellas escenas. Recuerdos con los que tantas veces se dio placer. María acostada, coloca sus piernas en los hombros de Roberto. Ella cierra sus ojos y quita su mano del miembro de Roberto, comenzando a mover su cadera vigorosamente para sentirlo. María está en un transe erótico en donde fantasea con aquel joven penetrándola. Ella gime y suspira de placer, mientras arquea su espalda. Entonces, casi sin fuerzas, María grita: "¡me voy a venir, qué rico mi amor!". Roberto, que apenas pudo contenerse, saca su pene y eyacula sobre el vientre de maría. Su semen resbala de inmediato hacia sus bellos, humedeciéndolos.

Roberto se acuesta sobre María y ella lo abraza con sus piernas, besándolo. "Fue increíble"- suspira María.

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