Capítulo XXII: la razón

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No sé qué hacer, Joaquín. Trato de entender la razón por la cuál escribiste esas cartas. ¿Debería leer la que tiene mi nombre? De todas formas, está dirigida para mí; por lo que, tengo derecho a poder leerla. Aunque aún no me atrevo a leerla, no sé si seré capaz de enfrentar la realidad de esta; sin embargo, la verdad está en mis manos y necesito saber qué pasó. 

¿Qué es tan grave como para dejar cartas? ¿Cuál es su objetivo? ¿Habrás hecho una locura? 

Cuando me decidí por abrir la carta con mi nombre, escuché que la puerta principal la habían cerrado y mi intuición me dijo que debía quedármela y salir por la ventana de una vez.  

Los escritos que jamás leerásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora