Media Noche

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13 de abril 2025
Salieron del bar entre risas y bromas, parecía como si estos no se hubieran separado nunca. Ambos estaban un poco pasados de copas, motivo por el cuál casi cualquier ocurrencia del otro parecía la mejor broma del mundo.
—¿Cuál es tu auto?. Preguntó Mara.
—El azul. Respondió Daniel señalando hacia el deportivo que se dejaba entre ver bajo una luz desgastada de un foco viejo.

Mara solo veía aquel auto con asombro y una sonrisa se dibujaba en su rostro.
—Si lo lograste. Dijo en voz baja.
—¿Qué te parece? Preguntó Daniel entusiasmado.
—Me encanta. Respondió ella.

Él se adelantó un poco para abrirle la puerta del auto, esperó a que Mara entrara, la miró fijamente y dejó caer la puerta ligeramente.
Daniel subió al auto, lo encendió, junto a esto, se encendió el reproductor y por orden aleatorio, de entre su playlist de canciones favoritas comenzó a sonar "Made un the A.M." de 1D, canción que Mara le había mostrado cuando recién estaban conociéndose. El momento era mágico.
Daniel encendió las luces del auto y colocó su mano der cha en al palanca de cambios, Mara puso su mano sobre la mano de Daniel.

—¿Dónde vive Dina?. Preguntó él.
—Donde siempre ha vivido, no me digas que ya no te acuerdas. Respondió Mara mientras sonreía.
—Claro que me acuerdo. Respondió y arrancó el auto en dirección a casa de Dina.

El apartamento de Daniel quedaba de paso, incluso debían pasar cerca para llegar a casa de Dina.

—Ahi vivo. Dijo Daniel señalando hacia un par de apartamentos ejecutivos.
—No te creo. Mara se burló.

Daniel giró el auto hacía los apartamentos y aparcó en la cochera de uno de ellos.

—¿Estás bromeando?. Preguntó Mara
—¡No! Ven te invito otro tequila para que conozcas. Dijo Daniel mientras guiñaba un ojo.

Mara sonrió y negaba con la cabeza.
Unos ladridos se escuchaban de dentro.

—¿Tienes perro? Preguntó Mara asombrada.
—El mismo. Respondió Daniel.

Mara bajó rápido del auto, era evidente que quería ver al perro. Daniel la siguió a la puerta y abrió.

Una sombra se abalanzó sobre ellos y entre ladridos y saltos aquel cachorro se acercaba a Mara, quién la reconocía y se echaba a sus pies. Mara cargó al cachorro mientras lo llenaba de mimos. Daniel entró y encendió la luz, Mara lo siguió, dejó el cachorro en el piso y se recostó exhausta en un sofá.

Daniel caminó hacia la cocina, sacó dos vasos y una botella de tequila.
Los puso en una mesa frente a Mara, sirvió para los dos y entre tragos y canciones continuaron su charla.

Ambos estaban un poco ebrios de nuevo, las emociones más profundas regían sus acciones.
Daniel mientras bromeaban tocó una pierna de Mara y simplemente dejó su mano ahí.
El silencio invadía el ambiente, la tensión crecía y pareciera ser que la temperatura se elevaba.
Daniel se acercó a ella, la besó nuevamente, Mara correspondió el beso y se dejó llevar rodeando el cuello de Daniel con sus brazos.
Él la tomó por la cintura y poco a poco se fueron recostando en el sofá.
Jugueteaba con sus manos, recorrían sus cuerpos mientras los besos se hacían más intensos, sus deseos dominaban por completo sus mentes, el alcohol había hecho que no se contuvieran ante la situación.

En un movimiento Mara rodeó a Daniel con sus piernas mientras él empujaba su pelvis lentamente, generando así un roce erótico que hacía incrementar la temperatura.

Daniel colocó una de sus manos en las posaderas de ella y la otra mano apoyaba su espalda, la levantó del sofá, la cargó y cualquier mueble o pared parecían buenos lugares para apoyarla y seguir jugueteando con su cuerpo.

Al llegar al fin a la habitación, ella sentada en las piernas de Daniel comenzó a desabotonarle la camisa para después retirarse un poco, y , de forma provocativa quitarse lentamente aquel vestido rojo dejando ver un conjunto negro de lencería muy provocativa.
Caminó hacia él. Daniel al tenerla cerca la jaló por la cintura bruscamente y la recostó en la cama.
Recorrió su cuerpo con sus labios, bajó por el cuello lentamente, el pecho, el abdomen... Al llegar al vientre se detuvo, tomó la panti con ambas manos y continúo bajando.
Causando en ella un éxtasis orgásmico después de varios minutos para después verla a los ojos.
Desnudó el resto de su cuerpo mientras la besaba y acariciaba cada tramo de su piel.
Ella olvidó cada tormento y preocupación que le aquejaba. Él le hizo olvidar el resto del mundo por unos instantes. Estando de frente, viéndose fijamente a los ojos, él empujó lento y suave dentro de ella.

Ambos se unieron nuevamente, eran uno, como la primera vez, ambos extasiados por el momento solo podían suspirar y gemir mientras hablaban con sus cuerpos.

Se amaron como antes solían hacerlo.

—¿Alguien te ha amado como yo?. Susurró Daniel.
—No. Respondió suspirando.

Ambos se abrazaron hasta quedar dormidos con la paz que se daban al estar juntos.

They don't know about usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora