Desorden

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1 Mayo 2025
Daniel veía el caminar de Mara hacía adentro del edificio, una sonrisa plasmada en el rostro y esa sensación de amor que recorría su cuerpo, aunque también el sueño se hacía notar con mucha fuerza.
Condujo hacía su apartamento, su teléfono sonaba repetidamente, Lynn llamaba una y otra vez, Daniel no habría llegado al parque a correr como solía hacerlo.
Entre varias llamadas perdidas y mensajes de Lynn furiosa por no recibir atención, Daniel tomó el teléfono y lo apagó, instantes más tarde al  llegar a su apartamento, aparcó el auto, dio de comer al perro, tomó una ducha y durmió durante algunas horas.
Quizá esas pocas horas de sueño fueron las únicas en qué pudo descansar, lejos del insomnio y de la tristeza de no tenerla.

...

Daniel abrió los ojos, giró en la cama y se sorprendió, Lynn estaba de pie al lado de la cama.
—Despertaste corazón. Dijo Lynn con una voz dulce y cálida.
—¿Que haces aquí?.
Lynn se acercó a Daniel impidiéndole hablar y lo besó apasionadamente mientras se lanzaba encima de el.
Durante el desborde de pasión y la impresión de Daniel, este logró apartarse.
—¿Que pasa amor?¿No te gustó la sorpresa? Preguntaba Lynn mientras intentaba acercarse.
—No estoy de humor, no puede seguir esto así.
Lynn enfureció al instante, y entre reclamos destrozaba la habitación de Daniel.
—¡¿No me amas?! ¡¿Es eso?!. Repetía furiosa mientras arrojaba cosas al piso entre ellas lámparas y rompía demás aparatos.
—¡Sal de aquí! Gritó Daniel mientras le sostenía las manos.
Los ojos de Lynn comenzaron a llenarse de lágrimas de impotencia, se sentía abatida.
Empujó a Daniel y caminó hacia la salida mientras seguía arrojando lo que podía al suelo.
Finalmente salió del apartamento, subió a su auto y arranco de forma presurosa.
Daniel, viendo a través de la ventana se recostó en su cama y mirando hacia el techo, se sentía feliz, ni siquiera cualquier problema podría derrumbar la felicidad que Daniel sentía, finalmente podía estar con el amor de su vida, y estaba dispuesto a qué nadie interfiriera entre ellos.

Daniel comenzó a vestirse para ir a recoger a Mara para comer juntos.
Al verse al espejo, su felicidad desbordaba en emociones y sonrisas, igualmente sentía algo de miedo, sentía todo ese cúmulo de emociones que Mara lograba provocar en Daniel, se sentía como si fueran aquellos tiempos de preparatoria cuando comenzaban a salir. Daniel era feliz.

They don't know about usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora