Samantha llegaba tarde a trabajar de nuevo y todo por la culpa de su hermano. Hugo, más pequeño que ella y con 18 años recién cumplidos, había decidido estudiar una ingeniería y empezaba la universidad la semana siguiente.
Hugo tenía que estar puntual en casa a las siete, antes de que ella se marchara a trabajar porque su casero, un ser insufrible y despiadado, les hacia todos los días una visita para controlar como se encontraba el piso. Quería echarla de allí de cualquier forma y ya les había subido el alquiler tres veces en lo que llevaban de año. Otra subida y tendrían que marcharse, quizás fuera lo mejor, pero Samantha se había acostumbrado a ese lugar. No encontraría otra residencia cerca de la universidad y de la parada de autobús que la dejaba directamente delante del hotel donde trabajaba. Había estudiado turismo y por una temporada ocupó un puesto en la recepción hasta que sin previo aviso la despidieron. Suplicó para que le ofrecieran un trabajo, aunque de menor categoría y no supo si por pena o por remordimientos, pero le pusieron al mando de la animación. No ganaba mucho dinero, mas le daba para pagar sus facturas.
- Llegas tarde – le recriminó su supervisor.
Samantha se disculpó. El hombre la miró y negó.
- Ya no me valen tus disculpas. Si vuelves a llegar tarde mañana, será tu último día de trabajo. ¿Entendido?
- Sí, señor Carrasco.
- Además – continuó – necesito que cambies el repertorio.
- ¿Qué le ocurre a mi repertorio?
- Es demasiado moderno para nuestros clientes actuales – Samantha lo miró sin entender lo que le decía. No creía que Cindy Lauper fuera muy reciente, aunque no dijo nada – Ya sabes – le dijo moviendo la mano como si fuera lógico – los pajaritos, pimpinela, Manolo Escobar, algún paso doble...
- Eso no fue lo que se especificó en el contrato.
- Pues ahora ha cambiado. El Imserso es lo que mantiene en pie este hotel durante todo el año. Sin ellos, ni tú ni nadie tendríamos trabajo así que dales lo que quieren.
Samantha asintió a pesar de que le espantaba tener que cambiar sus canciones.
Esa noche cantó la discografía de Marisol al completo acompañada por un triste CD de audio. No tenía músicos ni buena acústica, pero los espectadores parecieron disfrutar con su karaoke.
Cansada regresó a su casa. Eran pasadas las doce, no había casi nadie en el autobús. Un par de trabajadores que salían tarde, otros que volvían de fiesta y uno que parecía no tener destino, solo miraba el horizonte intentado buscar un sentido a su existencia. Samantha se vio reflejada en él, no había día en el que no se preguntara qué hacía con su vida.
El fluorescente de la farmacia le indicó que estaba cerca de su parada. Apretó el botón de parada solicitada y esperó. El conductor la miró por es espejo retrovisor mientras bajaba y le hizo una inclinación de cabeza antes de continuar con su trayecto.
Samantha se dirigió a su casa por el camino que más transitado se encontraba en esos momentos. Era jueves y los estudiantes universitarios ya empezaban a agolparse en los bares celebrando el inicio de curso adelantado. Ella los envidiaba, apenas unos años atrás estaría en la misma situación, bebiendo cervezas con sus compañeros de clase, contándose su verano y preparados para un nuevo año. Y eso que solo era el principio, los bares, que ahora parecían llenos, estarían a rebosar en pleno período estudiantil. Ellos hacían el agosto sin necesidad de abrir ese mes.
Samantha pasó de largos las risas de los jóvenes pensando en lo diferente que se sentía y añorando volver al pasado. Ensimismada en sus pensamientos, no se dio cuenta del grupo que se dirigía hacia ella hasta que los tuvo delante. Se chocó de frente con un tipo alto que la derrumbó y provocó que cayera de bruces. Con los reflejos de años de gimnasia rítmica o por el instinto de supervivencia, colocó la manos en el suelo y evitó que el daño fuera mayor. A pesar de eso, las manos le ardían y eso acompañado con su mal humor debido al desastroso día que llevaba, la instigó a levantarse enfurecida.
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En medio de tus silencios (Flamantha)
Fiksi PenggemarSamantha trabaja en un hotel y vive con su hermano en Madrid. Todo parece ir bien hasta que los problemas empiezan a amontonarse. Primero su jefe le da un ultimátum y luego su casero le sube el alquiler. Como solución solo le queda conseguir un nuev...