3

2.1K 129 57
                                    

Me encontraba nadando en un mar sin fondo, donde lo único que podía observar era como mi cuerpo se iba más hacia el fondo, la luz era cada vez menos notoria, la claridad del sol se veía reemplazada por la oscuridad debido a lo profundo que estaba yéndome. Entonces todo volvió a mi mente, todos los recuerdos de aquellas veces donde sentí que pude hacer más.

Desde el momento donde una cicatriz adornó una parte de mi rostro, también donde casi veía morir a mi padre a manos de Jigen. Hasta el momento donde aquella figura de diamante negro se postró en la palma de mi mano, sentía que me ahogaba, algo evitaba mi respiración. Podía sentir unas manos apretando mi cuello cada vez ejerciendo más presión, una risa y una voz conocida despertaron algunas de mis más terribles pesadillas.

-No te habrás olvidado de mi, ¿o si?, recuerda que mientras esa marca esté en tu mano, yo estaré aquí en tu mente, jamás me iré- en ese instante dejó mi cuello y deje de sentir como hacía presión en mi cuello.

-Creí que ya dejarías de molestarme, Momoshiki.

-Es divertido ver como te atormentas de cosas que ya han sucedido, aunque es sorprendente tu tenacidad, solo no olvides una cosa- su figura se hizo presente y se acercó a mi- Esos ojos azules, te lo arrebatarán todo...

Todo...

Imágenes se mostraron, una por una, personas importantes para mi, mamá, el viejo, Hima y por último, Sarada.

-¡NO!

Desperté abruptamente, sudando, temblando, esto no podía estar pasando, se suponía que tenía el control, el ya no aparecería.

Todo estará bien, me dije a mi mismo, traté de convencerme. Ya no había nada que causara problemas, ya nada traería caos una vez más, ¿cierto?, debía tranquilizarme, probablemente me volvería loco si seguía pensando en esto. Me acerqué al baño para lavarme el rostro, mi Jōgan estaba activado, hace tiempo no sentía este terror, ni esta ansiedad, ya había olvidado esta sensación.

Me recargué en el lavamanos, regulando mi respiración, y tranquilizándome, poco a poco mi ojo derecho regresó a la normalidad, suspiré y decidí a bajar para tomar un desayuno.

-Hermano, al fin despiertas- habló Hima con entusiasmo- Estás pálido, ¿pasa algo?

-No es nada, solo una pesadilla, es todo. Desayunemos, tengo mucha hambre.

-Cuando termines, papá dijo que quería verte, creo que te asignará una misión.

Terminé mi desayuno y lavé los platos, subí a mi habitación para darme una ducha y tomar mis cosas.

Salí de casa hacia la torre hokage, una misión me distraería y haría que me olvide sobre ese extraño sueño que tuve, solo espero no fuera una advertencia, porque en verdad me pondría muy paranoico.

En verdad no me encontraba en mis 5 sentidos, y esperar la autorización para que me dejaran entrar era algo que no haría, así que abrí la puerta sin tocar, dentro estaba mi sensei, Sarada y mi padre.

-Al fin llegas, tengo un encargo para ti. No es nada del otro mundo, solo es entregar una carta a la aldea de la arena, teníamos una negociación de por medio, pero nuestro mensajero no se encuentra disponible ahora.

-Esta bien, de todos modos no tengo nada mejor que hacer.

-Te acompañará Sarada.

¿Qué?, hace tiempo no realizábamos una misión juntos. Supongo que por eso estaba aquí, eso y que está como su "asistente".

Retorno [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora