Retorno [Finalizada]

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La situación se veía más complicada de lo que creía, se encontraba entre la espada y la pared, literalmente. Mitsuki no daba señales de despertar, estaba prácticamente noqueado.

Y ella, malherida, siempre cometiendo los mismos errores, siempre incumpliendo sus promesas, si bien no estaba noqueada como él peliblanco, trataba de curar sus heridas, volteó hacia ella, no tenía muchas opciones. No quería usar el Karma, siempre perdía el control, no quería hacerlo ahora. Solo que no había alternativas, era vivir o morir, cerró los ojos fuerte y alejó su mirada de ella.

-¿Que harás ahora, Boruto Uzumaki?- preguntó burlón.

-Lo que debí hacer hace algunos años- la miró por última vez, le sonrió, y lágrimas escurrieron de sus ojos. Volteó nuevamente a su contrincante.

La marca se extendió desde su mano hasta su ojo derecho, donde el Jōgan también estaba presente.

-Acabemos con esto, de una vez por todas- y sin más, se lanzó hacia el, aún a pesar de sus heridas, de su voluntad rota. Aún a pesar de todo, en ese momento sólo quería paz, paz consigo mismo en su interior, y sólo esperaba que ella estuviera bien. Aún si él ya no estaba nunca más.

Horas antes...

Corrían hasta llegar al lugar que Boruto mencionó, todo el camino su seriedad era más que notoria. En toda su vida, Mitsuki jamás lo había visto así, tan serio y al parecer, enojado. Pero no con alguien, si no con él mismo. La frustración de no haber acabo con todo ese día, era un remordimiento que llevaba, y él lo sabía.

El ver como casi muere su maestro, nuevamente a manos de uno de ellos, llevó remotamente a medidas drásticas. Sin embargo el motivo de su locura, fue el que ella estuviera presente. Quizás hubiera pasado algo similar si ella no estuviera presente en esa ocasión, sólo que no de tal magnitud. Su simple presencia provocó una ira incontenible dentro del rubio. Estaba tan centrado en sus pensamientos, que ni siquiera hacía caso a los llamados del peliblanco, quien le hablaba con desesperación, puesto que su mirada seria, no le daba buena espina.

-¡Boruto!- se detuvo y le gritó.

Al instante él también se detuvo, sorprendido, jamás le había hablado así, nunca que él recordara, siempre con esa calma que le caracterizaba.

-¿Qué pasa?- preguntó extrañado.

-¿Estas seguro de esto?

-Si no me quieres acompañar está bien, yo no te pedí que vinieras- habló serio- Además, estoy consciente que todo puede pasar, incluso estoy seguro que quizás no regresaré, no esta vez.

Aquellas palabras dejaron mudo al peliblanco, ¿arriesgaría su propia vida?, ¿por que lo hacía?, Desconocía el motivo. O quizás lo sabía, sólo que era muy terco para admitirlo.

-¿Por qué arriesgas tu vida por ella?- preguntó.

-Porque le prometí que la protegería. Aún si eso me costaba la vida. Con ese tipo suelto, no puedo descansar sabiendo que anda por ahí, no puedo permitir que algo le pase. Simplemente no lo soportaría.

Ahora todo estaba claro. Todo lo que había sucedido en el pasado, fue algo que él hizo solo, no fue porque nadie lo haya podido ayudar. No quería involucrar a nadie, no quería que ella se involucrara. Y ahora que nuevamente sucedían estas cosas, no quería arruinar su sueño, el sueño que tanto anhelo tuvo en su época de gennin. Él daría su vida sólo para que ella tuviera un futuro y un sueño cumplido, aún a pesar de que él no cumpliera los suyos.

Siguieron avanzando, hasta encontrar el lugar. Un sitio escondido, donde sólo los que eran curiosos podían encontrar. El miedo se hizo presente en su cuerpo. Si unos simples "pedazos de chatarra" le dieron ciertos problemas, ya que lo habían estudiado, ¿que sería del verdadero problema?, Boro no se iría con rodeos, iría a destruirlo totalmente.