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Darme un buen golpe era lo que necesitaba, el miedo me invadió, no puedo negar que disfruté aquel contacto. ¿Por qué huí?, no tengo idea, simplemente los miedos vinieron a mi. El pensar la situación que estaba viviendo me afectó demasiado.

Hoy no tenía que dar clases afortunadamente, así que podría ponerme a pensar sobre todo eso ¿qué haría?, no lo sé. Era más complicado de lo que creí, aún debía ir con el hokage para hablar lo del otro día.

Recordé el porqué no fui el día anterior, no había salido de casa más que para la academia. La evité el mayor tiempo posible, afortunadamente para mi no la había visto, en todo el tiempo que estuve fuera de casa la topé, gracias Kami.

Ya era momento, decidí levantarme de mi cama, quiera o no era algo que debía arreglar, darle fin a todo, cerrar ese miedo que me atormenta y me está volviendo loco.

Llegué al baño, alcé mi brazo para tratar de identificar de donde provenía un sudor un tanto... desagradable, caí en cuenta que era yo, el día de ayer no me duché, estaba tan perdido se lo olvidé.

El caer del agua aclaraba mi mente, me relajaba, es una sensación indescriptible cuando sientes el agua caliente sobre ti, después de tantas cosas que han pasado. Incluso después de haberme ido para superarlo, volvieron, pero ahora tenía que enfrentarlo, ya no era más un niño, tengo que hacerme cargo de lo que no terminé hace 5 años. Así que me salí de la tina, tomé mi ropa y salí directamente hacia mi objetivo -la torre del Hokage-.

Decidí caminar, realmente no tenía mucha prisa, o bueno quizás si, pero en cierta medida los nervios eran más que yo, si Sarada estaba ahí no sé con qué cara la vería después de que... soy un completo idiota, ¿como pude besarla y salir corriendo?

Chasquee la lengua, miré por reflejo un callejón y esta vez la furia se agregó al miedo. ¿Qué?, no, no podía estar pasando, corrí lo más rápido que pude. No fue una alucinación, ¿o si?, lo vi, estoy seguro que lo vi, vi a ese idiota con una sonrisa maliciosa.

Me estaba volviendo loco, estaba claro, si fuera él ya lo habrían detectado y habría un alboroto. Respiré profundamente para retomar el camino, ya un poco más calmado.

Llegué rápidamente y abrí sin avisar, estaban ahí, hasta ella.

-¿Llego tarde?- dije despreocupado.

-Llegas en buen momento, justamente estábamos hablando sobre lo del otro día- esta vez Shikamaru habló primero.

-Ahora dinos, ¿qué pasó?- interrogante me miró mi padre, prácticamente exigiendo una respuesta.

-Bueno...- me mordí la lengua por instinto, los nervios habían vuelto y mis ojos se perdieron en la ventana. Al instante algo me sacó de ahí, una pelinegra colocó su mano en mi hombro, mirándome con preocupación a pesar de lo que sucedió anoche, suspiré y decidí retomar la palabra- Estaba con Sumire- ¿apretó mi hombro? ¿qué carajo?- Y esos ¿tipos?, no sabría decirlo, eran unos androides, como los que construyó Amado, dijeron que debía pagar por lo que sucedió con Kara, en pocas palabras.

Logré ver cómo cruzaron la mirada, todos, con complicidad, algo aquí no olía bien, algo tramaban sin haberme dicho.

-¿Qué me están ocultando? ¿Por qué esas miradas?- pregunté alzando la voz levemente.

Silencio, me estaba enfureciendo ¿por qué escondían cosas?, volteé a mirarla, y ella quitó sus ojos de mi, ella también. Me sentí decepcionado, no pensé que harían algo así, no en estos momentos. Apreté los puños con fuerza y decidí salir de ahí, no estaba en condiciones para quedarme.

-Boruto...- ignoré su llamado y salí, no sabía porque lo hacían, no tenía idea, de nada.

Enfurecido traté de huir, tenía que desquitarme con algo, tenía que sacarlo, quizá ir al campo de entrenamiento me ayudaría, pero recordé que quedó destruido.

Retorno [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora