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Bienvenidos a Satefy Hill

-¿Mamá ya vamos a llegar?

-Falta poco Cassidy.

-¡Ya quiero ver la nueva casa!

-¿Por qué no sigues el ejemplo de tu hermana y te mantienes callada? cuando el auto se detenga sabrás que hemos llegado.

Cassidy gira la mirada hacia el asiento trasero detrás de conductor donde me encuentro sentada, frunce el ceño y vuelve a mirar a mi madre.

-Ella no habla, está haciendo una huelga de silencio- protesta en tono llorón.

-Es mejor, así no molesta con sus quejas todo el camino- dice mi madre sin voltear a vernos en el asiento trasero.

Cassidy toma una de sus muñecas barbie la cual anteriormente tuvo un intenso encuentro con las tijeras y un sharpie azul, comienza a hablar con ella cosa que es muy normal en una niña de 7 años, pero me da cierto escalofrío, solo pienso que expresión tomaría si un día la dichosa muñeca se le diera por responderle como en las películas de terror.

-Sabes que nos mudaremos Lyla, allí tendremos un cuarto inmenso, es una mansión, con paredes de vidrio, con techo de vidrio y todo de vidrio, ¿Sabes por qué?, ¿Sabes por qué Lyla? ¡Porque ahora somos millonarios!- le explica alegremente a la muñeca.

-Estamos llegando mis chicas- afirma papá desde el asiento del conductor.

-¡SÍ!- Exclama Cassi mientras se suelta el cinturón de seguridad y se aproxima al cristal delantero para ver el gran letrero que tenemos al frente.

-Bien-Bientenido- intenta leer.

-Bienvenidos, Cassidy- La corrige mi mamá.

-Bienvenidos a Sate...Satefy Hill.- continua -¿Mamá lo dije bien?

-Perfecto mi niña.

Yo observo por la ventana del auto el gran letrero de madera, debo admitir que me lo imaginé más lujoso ya que aquí viven las personas más adineradas del país, pero supongo que no tendrán tiempo para esas tonterías cuando se encargan de dirigir las mejores empresas.

Entramos en la ciudad donde hay grandes edificios, casas con múltiples pisos y hectáreas inmensas de tierras, los mejores centros comerciales, las cosas más caras. Es como esas revistas de famosos donde solo se ve lujo.

Continuamos nuestro recorrido llegando a un conjunto privado de casas, un vigilante espera en la entrada de la urbanización donde reposa un letrero con la palabra "Thanatos" escrita en él.

-¡Buenos día!- Dice mi padre con más entusiasmo del necesario a un señor canoso que se encuentra en un cubículo en la entrada.

El hombre suelta el periódico que se encontraba leyendo y su mirada va a reparar en la cara roja y sonriente de mi padre.

-¡Buenos días!, ¿En qué puedo ayudarle?- expresa con cierto desdén.

-Soy Mark Miller, ella es mi esposa Emily- mi madre se limita a sonreír tímidamente-... Mi hija menor Cassidy y la mayor Alexa. Somos dueños de una casa acá, nos venimos a mudar- prosigue mi padre.

-Soy Frank, trabajo como seguridad de la urbanización; me disculpan, debo confirmar la información que me acaban de ofrecer, ya que no he sido informado sobre ninguna casa en venta y menos que ya la habían comprado.

-No la compramos; la acabamos de heredar- le aclara mi padre -mi madre era Inés Doerty- consigue decir con una voz que aún no se adapta a esas palabras.

Los 7 Pecados Capitales ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora