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Familia unida

Secretos separados

¿Entradas prohibidas a la cocina?

Papá se levanta de la silla, apoya las manos en el escritorio donde anteriormente se encontraba la abogada, agacha la cabeza para ocultar su rostro enrojecido y deduzco que también una que otra lágrima.

—No quiero sonar tan brusca— digo mientas me pongo de pie.

—Entonces no lo digas como si fueras tu— ataca mi madre mientras me mira de reojo.

—Debemos tomar una decisión como familia, no es momento para llorar, recuerden que estamos aquí con un objetivo.

—Marki— Dice Cassidy, que a pasar de sus escasos 7 años, siempre ha sido muy atenta e inteligente.

—Si Cassi, Marki, recuerden que fui la primera en rechazar la idea de recibir la herencia, pero ustedes me convencieron de que con ella podríamos sacar a mi hermano de la cárcel— trato de refrescarles la memoria.

Papá parece reaccionar ante estas palabras levanta la cabeza y toma los documentos en sus manos.

—Tienes razón, en fin, que es un apellido familiar cuando no puedes tener a tu familia unida— expresa mientras parece recuperarse y volver a ser el hombre objetivo que siempre ha sido. —El solo cuenta con nosotros y haremos lo necesario por ayudarlo a salir de allí—  añade.

Mi hermano no es la Madre Teresa de Calcuta, pero no merece podrirse en la cárcel por un error.

—Solo quiero que sepas que la decisión que tomes será apoyada por nosotros, somos lo que tú siempre quisiste, una familia; no hay apellido que cambie eso— habla mi madre, poniendo la mano derecha sobre el hombro de mi padre como señal de apoyo.

Parece ser el gesto final que le da el valor y comienza a firmar los primeros papeles, mi madre y yo seguimos su ejemplo y firmamos los que nos toca, mientras Cassidy observa sonriente la situación con su muñeca pintarrajeada en mano.

A esa niña nada parece afectarla, siempre tiene una sonrisa en la cara, creo que fue eso lo que motivó a mis padres a adoptarla hace 6 años.

En ese momento sentimos unos ligeros golpes en la puerta y tras ellos la voz de la abogada pidiendo permiso para pasar.

—Veo que han tomado una decisión y permítanme decirles que es la mejor, a veces hay que dejar el pasado atrás y caminar hacia el futuro, como dice la película—bromea la abogada, cosa que no causa gracia.

—Bueno, ya tiene los papeles firmados, ahora quiero pedirle algo, usted conoce la situación de mi hijo mayor Mark, que probabilidad hay de poder sacarlo de allí— pregunta mi padre con seriedad.

—Yo no le diría probabilidad; es un hecho, soy la mejor abogada del país, para mí es pan comido.

Modestia aparte.

—Ningún Doerty ha pisado la cárcel, así que antes del cambio de apellido su hijo ya estará afuera, solo estaba esperando que ustedes se decidieran— añade.

Bienvenida al mundo del dinero baby, lo quiero, lo compro, lo quiero, lo tengo, lo quiero, lo saco de la cárcel, en ese momento me sentí Ariana.

—¡Qué pasen buen día!— y así sin más se retiró de la habitación.

Todos quedamos sin palabras ante la sinceridad de la abogada y una vez más viéndonos con cada de wtf.

—Permiso— Entra Nerea en el despacho —Me imagino que deben tener hambre, fue un viaje muy largo— afirma.

—Sí, puede llevarme a la cocina, me gustaría preparar el almuerzo para mi familia— informa mi madre.

—No—. le contesta la empleada —Voy llevarlos hasta el comedor, ya la comida esta lista, verá señora Doerty, aquí hay personal para realizar ese trabajo.

—Pero no tiene nada de malo que lo haga yo; total, siempre lo he hecho.

—Estoy aquí como bien lo dice el testamento, para guiarlos a adaptarse a este estilo de vida, aquí las cosas se hacen así.

Mi madre frunce el ceño en señal de molestia, pero es mi padre quien decide contar la tensión.

—Tiene razón señorita, estamos cansado nos gustaría ese delicioso almuerzo que han preparado para nosotros— dice mientras toma a mi madre del brazo, ya que parece león a punto de atacar a su presa.

***

Luego del almuerzo, si estaba delicioso cabe destacar; mi madre y mi padre se disponen a recorrer la casa, Cassidy y yo hacemos lo mismo, pero en el jardín; es inmenso.

Vamos a la parte trasera de la propiedad, que limita con un gran bosque, todo de nuestro. Cassidy comienza a correr y yo tras ella, debo cuidarla, se supone que ese es el trabajo de un hermano mayor, aunque Mark nunca aplicó eso conmigo.

Se detiene cuando ve uno de esos pozos antiguos donde las personas solían extraer agua.

—¡Hola!— Exclama con su dulce voz, mientras se encuentra en el borde del pozo con la cabeza hacia adentro de agujero de este.

Hola, Hola, Hola…

—Me respondieron Ale— Canturrea con felicidad.

—Es solo el eco Cass— Me rio al notar la ingenuidad en su voz. Es tan madura, pero cosas como esas me recuerdan que aún es el bebé de la familia.

Ella voltea al escuchar eso y hace un mohín.

—Tenías tiempos sin llamarme así, desde… desde aquella noche en que se llevaron a Marki— noto la tristeza en sus ojos —¿Qué pasó esa noche? puedo entender, ya no soy tan pequeña— añade.

—No es tu asunto y volvamos que no conocemos las tierras, puede haber un tigre y nos come— digo volviendo a mi seriedad habitual.

—Seguro tu desearías eso— chilla con amargura —Pensé que al venir aquí todo volvería a ser normal entre nosotras, pero te has vuelto una bruja y ya no me quieres— hace un berrinche y se va corriendo en dirección a la casa.

Hay cosas que no son fáciles de explicarle a una niña de 7 años por más madura que sea. Quiero a mi hermana, pero no quiero que me vea como el esto del mundo, cuando se entere de lo sucedido, no lo soportaría de ella.

De vuelta a la casa nos encontramos con Nerea, quien me informa que el lunes empezaré en el Black College y Cassidy irá a una escuela exclusiva para señoritas, como lo dicta el testamento.

Ya siento los nervios apoderarse de mi cuerpo, nunca encajo en nada y tengo la sospecha de que esta no será la excepción.

No creo que todos esos niños ricos obtuvieran su dinero de un día para otro, son obligados a seguir las absurdas reglas de su abuela difunta y usen sudaderas todo el día, bueno en eso quizá coincida con alguien.

Los 7 Pecados Capitales ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora