15

209 27 17
                                    

Alguien te mira.

Si fue fácil o no, conseguir que mi nombre estuviera en los posibles socios de los Geddler no lo sé, esa es una historia que Giorgio no está listo para contar, pero se valió de su encanto y lo consiguió.

Ahora mismo me encuentro en la entrada de club más exclusivo de la ciudad, con un bonito traje blanco de pantalón y camisa, que no es del todo formal, pero de da un aire maduro.

Intentando proyectar seguridad.

Apenas hace menos de un mes he iniciado el instituto y aún estoy en clases generales, ¿Por qué saco a colación esto?, Pues verás, hoy voy a firmar una especie de asociación con unos completos tiburones en negocios, poniendo en riesgo una fortuna heredada que ni hemos tenido tiempo de disfrutar, dado los disturbios que hemos pasado, sin contar que, si no soy suficientemente buena en dicha negociación, puedo aparecer “accidentalmente” muerta, o peor aún, puedo no aparecer.

A mi derecha, ofreciendo un brazo como agarré e inconscientemente como apoyo moral Giorgio me invita a pasar, al igual que yo, va semiformal, con pantalón de vestir y una camisa blanca abotonada en el frente.

— ¿Lista? — me cuestiona mi acompañante.

—¿Importa?

—Realmente no, se tiene que hacer lo que se tiene que hacer, por los que queremos, eso lo puse anoche en práctica— contrataca con una sonrisa mientras nos adentramos en las entrañas del club, con el rostro en alto.

“Se tiene que hacer lo que se tiene que hacer, por los que queremos”

La frase dicha por el rubio, queda dando tumbos en mi cabeza, por un lado, sé que se refiere a que debo hacerlo por mi hermana, pero, ¿A quién quiere él tanto, para haber hecho lo de anoche?

¿Fue por Dianna o por mí?

Además, ¿Qué coño hizo anoche?

Vaya, este chico si tiene un método eficaz para desviarme del tema central, los nervios que siento en este momento y todo lo que está en juego.

Pensé que este tipo de negocios se hacían en algún salón exclusivo, todos de trajes y corbatas, con caras series y muy formales, pero una vez más este mundo ha roto mis expectativas.

A diferencia de la primera vez que estuve aquí, esta vez me toca explorar las instalaciones externas del club, ya que la reunión ha sido pautada al aire libre.

—¿Quieres el recorrido largo o corto? —Indaga Giorgio.

—Creo que el largo.

—Ya vamos tarde—murmura.

—Lo bueno se hace esperar—afirmo con picardía.

—Así dicen— contesta mientas nos encaminamos hacía una salida.

—Verás, esto de acá—Dice señalando con su mano libre hacía una espectacular piscina, donde hay un sinfín de mesas y paraguas bajo los cuales se encuentras retozando, señoras que se ve que ya pisan la quinta década de la vida, pero que se aferran a no dejar los 30—Es un área recreacional, pero en la ciudad se le conoce como “NotiSatefy” pasas una tarde aquí y ya no necesitarás de nosotros, estás señoras te pondrán al tanto de todo lo que acontece en cuanto, a amorío, infidelidades, banalidades y negocios turbios que son noticia en la ciudad.

—O sea, ¿Qué estás insinuando? —digo mientras hago una mueca de asombro—¿Qué solo estoy con ustedes porque me ayudan a saber cosas?

—¿Y no es así?

—Claramente no—Sentencio, mientras me giro y dejo de contemplar el paisaje y me encuentro con otro paisaje más hermosos, los lindos ojos del chico que me acompañan, estaba segura que tenía un argumento válido, para refutar lo que acaba de decir, pero se me ha olvidado por completo. —¿Sabes qué? cambié de opinión, quiero el recorrido corto, llévame a la cita, como bien dicen, la primera impresión es la que cuenta, no quiero que piensen que siempre llego tarde— Afirmo mientras me pongo en marcha hacía el lado izquierdo de lugar, donde se ve que hay una entrada enmarca en piedras.

Los 7 Pecados Capitales ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora