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—Entonces, repasemos el plan, haces ejercicio un rato cuando veas que se detenga a tomar agua, te acercas y sutilmente te tropiezas, pero que parezca que ella tuvo la culpa, se apena con todo. Allí le haces un alago sobre su aspecto y dependiendo de lo que te diga trata de entablar una conversación, pero sin que parezca forzado— Es la voz de Giorgio que retumba en el auto, repitiéndome cada cosa que debo hacer, aunque ya lo sé, no es un plan muy elaborado, pero es para acercarme y ponerme en su radar.

He memorizado dietas, tratamientos de belleza y operaciones sin parar, estudié para esto más de lo que he estudiado para mi vida escolar.

Nada puede salir mal.

—Recuerda que debe parecer casual, desde que entres, no la mires, trata de no tener una conversación tan profunda, para que no sospeche, cuando diga su apellido no debes reaccionar de ningún modo, tú no tienes idea de quienes son—Dianna se incluye en la conversación.

—¿Los Geddler?, ¿Quiénes son los Geddler?— realmente no tengo idea de quienes son, pero eso es lo que vengo a descubrir.

Bajo del auto con mi bolso de gimnasio azul en mano, equipado con agua, toallas, ropa para cambiarme y otras cosas que incluyó Dianna, la que también se ha encargado en estos dos días de enseñarme algunas cosas que debo conocer de la élite, además de mi cambio de look que ha impactado a mi familia y al cual yo aún no me adapto por completo.

Mi papá al llegar ha tomado en sus manos la búsqueda de Cassidy, lo que incluye la investigación de la detective por el cadáver aún sin identificar encontrado en el pozo, mamá se ha mantenido a su lado, aunque por momentos se refugia en la habitación donde se puede escuchar que llora.

Cruzo la calle y camino hacia el lujoso GYM, en su recepción las paredes son grises y cuentan con dos líneas curvas, una verde y la otra rosada que parecen que jugaran a atraparse sobre las paredes de una forma muy abstracta, camino hacían un gran recibidor que está en medio del salón donde una recepcionista muy mona me recibe sonriente, toma mi tarjeta de entrada, observa que es Premium lo que amplía más su sonrisa, revisa mis datos al no notar nada extraño me da la bienvenida.

Le doy las gracias con una sonrisa, giro hacia la derecha en donde se encuentra el ascensor y emprendo el camino hacia mi misión, marco el piso 5 que corresponde a el área VIP, las puertas se abren en un gran pasillo de paredes grises con múltiples puertas, entro a la de los vestidores donde debo dejar mis cosas en el casillero que me toco, el 8 mi número de la suerte.

En la información que Dianna y Giorgio me proporcionaron, dice que ella tiende a realizar más ejercicios aeróbicos que le permiten perder más peso y evita todo lo que tenga peso para no ganar masa muscular y por ende no aumentar su talla, así que esa será el área donde se supone entrenaré.

Vuelvo al pasillo y busco la puerta que resguarda mi objetivo.

¡Bingo!

Tras una puerta rosada, del mismo rosa que adorna las paredes grises encuentro el área de ejercicios aeróbicos.

La abro e inmediatamente quedo hipnotizada, es hermosa y un poco atemorizante, en sus paredes de vidrio cuelgan grandes espejos de cuerpo completo que hace que el lugar se vea inmenso y con muchas personas, debo confesar que nunca en mi vida había pisado un gimnasio, es más tengo miedo de que el plan fracase al tratar de subirme a una de estas máquinas y la dañe, me lastime o peor, me desmaye por intentar hacer ejercicio cuando soy una sedentaria de librito.

Los 7 Pecados Capitales ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora