03: Con los ojos en su prometido

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Los días siguientes a los hechos ocurridos luego de la lucha contra la Luna Superior 3, Shinobu no pudo quedar con la consciencia limpia como para pensar que todos sanarían con rapidez. Había cometido un error con Kyoujuro y dejó que una de sus heridas se infectase por lo cual pasó noches con solo dormir tres horas estudiando cada vez más para poder calmar el dolor. Lo tuvo que ver agonizando, quejándose en una voz tan alta que dejaba sin dormir a sus adoradas niñas e incluso tuvo que pedirle ayuda a Sanemi, quien era el único cercano y el que había decidido quedarse todas las noches a hacer guardia, diciendo que era su deber ayudarla hasta que se terminase de recuperar. Ella ya sabía que lo hacía como un acto de amabilidad, porque lo conocía bastante y luego de haber descubierto que se preocupaba tanto por ella incluso, tomó la oportunidad de mantenerlo a su lado, ayudándola. Después de todo, no podía echarlo, porque era un hombre demasiado terco y grande.

A veces se preguntaba la razón por la que Sanemi solía ayudarla tanto, más que muchos otros pilares. Pero en su interior temía preguntarlo. Algo le decía que iba a ser cien veces mejor quedarse con la duda.

Shinobu, en una de sus misiones casi se desmaya, de no haber sido porque Giyuu estaba cerca. Tenía la maldita suerte de encontrarse donde fuese con él y peor por el hecho de tener que mostrarse en ese estado cansado. Seguro la miraba con lástima mientras ella leía libros de medicina, anotando diferentes teorías en una hoja y soltando varios suspiros de estrés. A veces compartir misiones y estar en la misma habitación era demasiada distracción para aquella.

—Kocho, en una hora tenemos que partir hacia el bosque, ¿no quieres descansar?

—No, estoy bien, además, ¿qué te hace pensar que dormiría en frente tuyo? No sé si seas un pervertido. —A pesar de decirlo como si fuera un chiste no le dirigió la mirada siquiera.

—No soy un pervertido.

—Entonces ¿por qué ninguna mujer se te acerca? Ya, esto no va a llegar a ningún lado, por favor, deja de hablarme, Tomioka.

El contrario ladeó ligeramente la cabeza ante esa respuesta, ¿desde cuándo no se encontraba con ganas de molestarlo y le pedía de esa manera que deje de hablarle? Ella estaba muy rara y eso lo hacía sentir aún más extraño. Se acercó por detrás hasta la silla donde se sentaba y posó sus manos en los bordes para observar bien lo que estaba leyendo desde que había despertado. Mas en cuanto quiso observar un poco más, sintió como la muchacha tocaba con una de sus manos su mejilla. Como gran estúpido no notaba que estaba lo suficientemente cerca como para alterar a su compañera.

—Corre tu rostro antes de que te dé una cachetada, me incomodas muchísimo en este momento —admitió con una sonrisa bastante forzosa.

—Al parecer vuelves a ser tú.

Cuando oyó esa frase y sintió como aquel se alejaba, no pudo evitar observarlo con confusión. Definitivamente ese hombre era raro y le causaba tanto sentimiento confuso que se sentía sofocada a la hora de verlo.

—¿Qué?

—Solo eso, al parecer estabas tan preocupada por Rengoku que no te dabas cuenta de la misión.

—¿La misión? ¿Y lo dices así como si nada? Claramente voy a estar preocupada en mi paciente antes que en esta misión, eres demasiado hueco.

—¿Es solo porque es tu paciente?

—¿Eh? Eso no debería porqué importarte, estás muy hablador hoy.

Estaba procesando la situación en la que se encontraba... ¿Desde cuándo Giyuu preguntaba acerca de aquel pilar? Es decir, solía preguntar demasiadas cosas obvias acerca de lo que ella pensaba de Kyoujuro o cualquier otra persona, hace ya unos meses estaba así, pero ¿por qué? No lo había pensado con precisión hasta ese momento, en el que lo tenía en frente, mirándola sin saber que provocaba que sus sentimientos aún se confundan más.

City of stars [RenShino/SaneKana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora