08: El veneno de tus dulces mentiras

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Un suspiro agotado salía de los labios de Shinobu, quien había vuelto de curar algunas heridas sangrientas e infectadas. Para su suerte, no habían perdido a nadie en el día así que al menos estaba un poco más conforme con su trabajo, aunque de todas formas no era como si le afectase muchos las muertes de personas que no fueran sus compañeros. En el sentido de que ya estaba acostumbrada a ese ambiente y debía mantenerse imparcial si deseaba seguir con su trabajo.

Quitó la venda de su pecho, aquella que los mantenía firme como si se tratase de un sostén e incluso llegaba a esconderlo lo suficiente para no sentirse desgraciada. Dejó que esta cayera en el suelo y se bajó los pantalones en el proceso, observando su pequeño cuerpo en el espejo y dándose cuenta de que sus pechos se notaban los chupones y mordidas del día anterior. Estaban colorados en varias zonas y cuando se los apretaba dolían. Definitivamente no debía dejar que Kyoujuro abusase de su fuerza y condiciones una vez más o incluso acabaría sin caminar de lo rudo que era. Dudosa se preguntaba cómo estaría su espalda y reía de tan solo pensar en que él debería sacarse la parte superior del uniforme para el entrenamiento que tenía aún con los pobres cazadores. Pobres, ninguno podría seguirle el ritmo.

Realmente ese hombre era un poco rudo incluso si no estaba enfadado, por lo que no quería siquiera imaginarlo molesto y en su misma cama... De tan solo pensarlo se estremecía y se sentía un poco ansiosa. Aunque si debía ser honesta, nunca vio a Kyoujuro enojado, o no al menos como uno suele expresar el enojo: gritos, golpes, maltrato verbal e indiferencia. Él nunca se atrevió a tratarla de ninguna manera que llegase a dañar su dignidad, incluso si en su última pelea ella le había gritado cosas hirientes. La última pelea había ocurrido hace unos dos o tres meses si mal no estaba. Podía recordarla perfectamente a pesar de haber estado en cama luego de eso como por cinco días. Él no la estaba ignorando, pero tampoco la fue a buscar. Eso la hizo sentir desdichada tras conocer que su pareja le encantaba tomar la iniciativa y se sentía culpable cuando no lo hacía. Y como buena persona orgullosa estuvo alrededor de un mes esperándolo, sin pasársele por la cabeza la idea de siquiera ir a verlo, bueno, en realidad sí se le pasó mucho por la cabeza, pero no llegó a hacer nada hasta que se cansó de verlo tan tranquilo con todos y fue a confrontarlo.

Si mal no estaba esa tarde él estaba almorzando con Giyuu y lo alejó por completo de él, intentando llamar un poco su atención y consiguiéndolo con sencillez. No duró demasiado su orgullo herido tras notar que ese hombre la trataba con toda la dulzura del mundo y recién ahí admitió todas sus culpas. Giyuu literalmente no pudo hacer más que mirarlos mientras seguía comiendo pescado asado.

—Aún no me disculpé con Tomioka por lo de esa vez... Ay, cuando tenga un tiempo iré a verlo también. No estaría mal tomar en cuenta el consejo de Kyo.

Kyoujuro le había aconsejado que intentara formar de vuelta su amistad con Giyuu, al menos que se acercara de a poco, debido a que este hombre se encontraba realmente preocupado por ella e intentaba meterla en cada tema de conversación, incluso si era de forma inconsciente. Quizás antes de morir podría intentar arreglarlo todo. Pero su muerte ya tenía una fecha bien trazada... Algo por lo cual no podía dejar de pensar.

Si no moría a manos de un demonio, moriría por el veneno exactamente el día del cumpleaños de Kanae... Todo había valido la pena, el 27 de marzo abandonaría esta vida. Pero aún sentía mucha pena, para cuando lo hiciera finalmente tendría 20 años. Y pensar que su desolada yo del pasado creía que iba a morir de un suicidio antes que nada.

 Y pensar que su desolada yo del pasado creía que iba a morir de un suicidio antes que nada

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City of stars [RenShino/SaneKana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora