CAPÍTULO 10

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—Sabes lo que pienso sobre eso —murmuré mientras hablaba por el móvil con Luke— mi padre llegará hoy y querrá que prepare las pruebas de junio tío.

—¿Y qué harás? —preguntó. Iba a responder cuando oí a mi madre.

—Seth cariño tu padre está en casa —gritó mi madre.

—Mierda, te llamo luego Luke, ya ha llegado —maldije en voz baja mientras mi amigo de toda la vida me deseaba suerte.

Bajé las escaleras con lentitud no queriendo enfrentarme a lo que sabía que venía. Contemplé el uniforme de mi padre mientras estaba de espaldas a mí.

—Padre —saludé haciendo que se diera la vuelta.

—Hijo, te echado de menos —saludó con un asentimiento de la cabeza mientras se acercaba a darme un abrazo. Detrás de él estaba mi madre con una media sonrisa en la cara.

—Os dejo hablar cariño —se dirigió a mi padre mientras le despedía con un beso corto en los labios.

—Gracias cariño —me señaló el sofá mientras ahora se dirigía a mí— siéntate Seth.

Sin mediar palabra me senté suspirando. Esto no es lo que quieres, me repetí, y tiene que entenderlo. Lo va a entender.

—Las pruebas para entrar en el ejército son en junio —se sentó a mi lado— ¿has estado entrenando?

—Papá yo…

—¿Echaste un vistazo a los libros que hay en mi dormitorio? Ayudan bastante a las pruebas escritas.

—Papá escucha...

—No pasa nada si aún no has empezado —se rascó la barba que tenía de un par de días— te ayudaré, aún quedan cuatro meses. Hay tiempo…

—Padre —dije con voz dura para que me prestara atención— yo… yo no quiero esto

Ya lo solté.

—¿Esto? —entrecerró los ojos— ¿a qué te refieres?

—Padre —suspiré— no quiero entrar al ejército.

Soltó una carcajada dejándome perplejo.

—¿Es una broma cierto? —siguió riéndose mientras me empezaba a entrar el pánico. Al ver mi cara se calló— ¿no es una broma?

—Sabes que nunca me gustó tu trabajo —intenté razonar con él— sabes que yo no quiero esto, yo siempre quise…

—¡No! —exclamó— mi hijo no se dedicará a esa sandez.

—No puedes obligarme a hacer lo que no quiero —intenté razonar con él.

—¡Puedo y lo haré! Harás las pruebas de junio y entrarás al ejército como hice yo.

—¡Padre!

—¡He dicho que seguirás mis pasos y se acabó la discusión! —me gritó. Me empecé a alterar.

—¡No puedes obligarme! —grité levantándome del sofá.

—¿¡No me has oído!? —se levantó haciéndome inclinar levemente el cuello para mirarlo— mañana me voy de misión espero que cuando vuelva estés empezando a entrenar — me voceó.

—¡Yo he dicho que no y no pienso hacerlo joder! ¡Es mi puta vida! No pienso a hacer caso a un viejo como tú que ha pasado más tiempo con sus amiguitos del ejército que con su familia. ¡Yo quiero tener una vida! —le espeté en la cara.

AMOR Y PÓLVORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora