CAPÍTULO 4

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Capítulo 4.

Lo quiero matar. Que pena que sea teniente del ejército Británico y tenga armas a su disposición. Si no, lo mataría.

En nuestro segundo día de entrenamiento, Duncan fue aún más estricto que en el primero. Tengo agujetas hasta en sitios que mejor no nombrar. Me dirigía hacia el vestuario femenino cuando una mano se posó en mi hombro haciéndome mirar hacia detrás.

—Hola —me saludó un chico rubio de ojos avellanados, el cual si no me equivoco es médico como yo— me llamo Brent Archer, tú debes de ser Lynn Hundley, ¿cierto? —me preguntó con una sonrisa, que a mi parecer era con un tono coqueto.

—Encantada Brent, y sí, esa soy yo —sonreí amablemente al chico, atractivo, que se encontraba a un par de pasos delante de mí.

—Quería felicitarte por la prueba de ayer, lo hiciste increíble, quería decírtelo antes pero con toda la emoción del momento… —se llevó la mano a la nuca un poco avergonzado.

—No te preocupes, es normal, tú también lo hiciste genial —mentí, ya que no lo había visto— es como un sueño haber entrado aquí, ¿eh? —volví a encaminarme hacia los vestuarios pero esta vez acompañada en el camino.

—Un sueño es poco, me encanta este trabajo desde que soy pequeño, sin duda es el trabajo de mi vida —sonrió feliz provocando que se le achinen los ojos.

—Me siento exactamente igual —comenté entusiasmada— servir para las fuerzas armadas del Ejército Británico como médica es genial.

Se rió conmigo asintiendo brevemente con la cabeza.

—Oye Lynn, ¿te gustaría ir a tomar un café un día de estos?

Me sorprendí un poco por lo directo que es este chico pero riéndome ligeramente asentí. ¿Por qué no? Es un chico carismático, por lo poco que lo conozco tiene pinta de divertido y a demás ¡está para comérselo con los ojos!

Intercambiamos números de teléfono y quedamos en que Brent me iba a llamar un día para ir a por un café. Aunque sus palabras textuales, un poco atrevidas fueron: “te llamaré para ir a por un café y lo que surja”.

Seguimos hablando y bromeando durante un par de minutos hasta llegar a mi vestuario.

—Aunque sin duda los entrenamientos del teniente Duncan me están matando poco a poco —bromeó, aunque creo que había cierta verdad en sus palabras.

—Y te acabarán matando... —nos interrumpió una voz de imprevisto— te acabarán matando como no te pongas las pilas y dejes de coquetear con tus compañeras.

Seth se acercaba por mi derecha situándose prácticamente a mi lado.

—Os aconsejo que empecéis a ducharos ya, después del almuerzo, tenéis clase de combate cuerpo a cuerpo y de tiro. ¡Ahora! —ordenó mirando hacia Brent, el cual se fue rápidamente despidiéndose de mí con la mano. Estaba por irme cuando Seth me habló— sabes princesita, quizás si haya alguien que vaya a durar menos que tú —se mofó de mi recién… ¿amigo?

—No digas eso de él —le defendí cansada de la actitud prepotente de este tipo.

—¿O qué? —sonrió de lado— ¿o es que acaso te gusta?

Rodé los ojos y adquirí de nuevo una postura beligerante.

—Veo que te pones celoso con facilidad, Duncan. No es la primera vez. 

Alzó las cejas sorprendido por mi rápida respuesta. Pero no se rindió.

—Veo que eres más ilusa de lo que pensaba, Hundley. Entre en el vestuario y vaya a comer. En cuarenta minutos os veré en el campo de tiro.

AMOR Y PÓLVORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora