CAPÍTULO 33

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Me adelanté al ver que ninguno actuaba. Ubiqué mi mano en el hombro de Seth y le obligué con la otra mano a mirar mi cara.

—Tenemos que salir de aquí —declaré susurrando. Asintió con la cabeza y con un último vistazo y agarrando mi mano salimos de la pequeña habitación en silencio.

Aluuh iba el primero guiándonos, tras él Seth y yo y por último Adler. Caminaba apretando ligeramente la mano de Seth de vez en cuando con mis sentimientos a flor de piel. Estaba bien, estaba vivo y nos ha venido a rescatar. Atravesamos unos cuantos pasillos cuando escuchamos unas voces hablando.

—¿Has oído eso? —una voz grave nos paralizó el cuerpo.

—Seguro que es el niñato ese —contestó otro caminando hacia nuestra dirección.

Aluuh nos hizo una señal de guardar silencio y de que nos escondiésemos en la esquina que cruzaba los dos pasillos mientras él se quedaba en medio por donde venían aquellos hombres. Apreté mis ojos con fuerza asustada por la vida del niño.

—Ves —escuchamos de nuevo la voz a pocos pasos de nosotros— es el puto niño.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó el otro.

Aluuh no contestó y seguidamente escuché un golpe sobresaltándome.

—Mierda, eres resistente —escuché su asquerosa risa— ¿quieres pegarle tú? —le preguntó, supongo, a su compañero.

Con una mirada de pánico miré a Seth. Me echó un vistazo y después a su padre. Agarró un arma con fuerza y me lo extendió. Miré a Adler indicando que no hay mejor hombre para llevar un arma que su padre. Siguió mi mirada y con un suspiró se la entregó.

—Allá vamos —murmuró saliendo del escondite.

Escuché el golpe de uno de los hombres caer al suelo y el grito sofocado de su compañero. Adler y yo salimos también del escondite con el arma apuntando a la cabeza del hombre restante.

—Que ganas les tenía a esos cabrones —dijo Adler y vi la media sonrisa de Seth.

Agarré la cara de Aluuh inspeccionando su mejilla donde le habían dado una cachetada.

—¿Estás bien? —pregunté dulcemente y asintió.

—Bien, plan B, mis tropas están entrando —empecé a escuchar disparos y gritos por todas las direcciones— a la mierda el silencio, corred.

Seth corrió delante de todos con el arma en mano por si las moscas y Adler iba detrás igual, cuidándonos las espaldas. Yo agarré la mano del niño mientras también corríamos. Nos encontramos de cara con otro hombre pero, sin dejar de correr, Seth acabó con él en un santiamén. Llegamos a la salida rápido y cuando estábamos ya afuera me permití a mí misma observar el cielo oscuro y respirar el aire limpio. Nos escondimos detrás de los coches blindados.

—Estamos fuera —comunicó Seth a través de un transmisor— retirada ahora —ordenó.

—Ya habéis oído, ¡todos fuera ahora! —escuché la voz de la teniente Keline.

Seth suspiró tranquilo y me miró sonriendo dando pasos hacia mí hasta estar a centímetros de mi cara.

—¿Estás bien? —me inspeccionó la cara con preocupación— ¿no te han tocado ni un pelo verdad?

—Estoy mejor que bien —aseguré negando con la cabeza a su última pregunta— te quiero —le dije.

—Te quiero —repitió acercando sus labios a los míos. Atraje su cara aún más a la mía desesperada por sentir su contacto. Me sujetó de la cintura mientras mis manos se colaban entre su pelo. Introdujo su lengua iniciando una guerra para ver quién estaba más impaciente por el otro— no sabes el susto que me diste cuando no te vi allí. Casi se me sale el corazón del pecho. Sé que no es el momento ni la manera pero necesito saber que eres mía y yo soy tuyo, necesito que seas mi novia.

—Seré tu novia —sonreí contra sus labios— pero espero una buena cita cuando volvamos —bromeé.

—Creeme la tendrás —dejó un último beso placentero en mis labios y se separó dirigiendo la mirada a su padre.

—¿De verdad eres tú? —preguntó temeroso.

—Soy yo hijo —sonrió y se acercó a él inesperadamente para abrazarlo— no sabes cuanto os eché de menos a ti y a tu madre y me arrepiento de muchas cosas. Me arrepiento de lo que te dije antes de irme y de haberme empeñado tanto en que siguieras mis pasos.

—No pasa nada papá —se secó una lágrima que empezó a descender por su mejilla— todo perdonado.

Me alejé un poco para dejarles su espacio libre y agarré el arma de Seth el cual había dejado encima del capó del coche. Por si las moscas. Me acerqué a Aluuh que miraba tímidamente hacia sus manos.

—Estás a salvo —me agaché quedando más o menos a su altura— vendrás con nosotros a Inglaterra, empezarás una vida nueva.

Me abrazó pasando sus pequeños brazos por mi cuello sorprendiéndome al instante. Abracé de vuelta su pequeño cuerpo sonriendo.

—Gracias por aparecer en mi vida —se alejó dedicándome una amplia sonrisa.

—No tienes que dar las gracias Aluuh… —un tremendo sonido de un disparo retumbó mis oídos y sentí un líquido escurrir por mi cara. Abrí los ojos desorientada a la vez que un ruido de algo, o más bien alguien caer, llegó a mis oídos. Enfrente de mí, el que hace unos segundos sonreía como nunca, estaba ahora muerto en el suelo. Abrí la boca sorprendida y mis ojos se empañaron— no…

Un charco empezó a formarse debajo de su cuerpo y alcé los ojos para ver al culpable.

—Si mi hijo no es mío, tampoco será tuyo —la rabia empezó a formarse en mi cuerpo sustituyendo a la pena. Con una rapidez que nunca había demostrado quité el seguro del arma y disparé con furia hacia el culpable en la pierna. Se cayó de rodillas y disparé a su brazo para lograr tirar el arma que portaba. Volví a dispararle en la otra pierna mientras el hombre ya lloraba.

—Eres un hijo de puta —coloqué el cañón del arma en su frente y con último disparo acabé con su vida.

AMOR Y PÓLVORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora