Capítulo 5

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El tiempo no perdona. Ni siquiera a ella, que estás tan empeñada en entenderlo.

Casi un año después de la condena en ese diagnóstico maldito, empeoró. Episodios y lapsus donde el vacio oscuro es lo unico que la rodea; Cada uno más intenso que el otro. Personas que desaparecen, borradas de su memoria y vida por minutos, a veces dias.

Años de trabajo caminando en caida libre a la basura. Peleas internas, con su esposa, con todo el mundo por olvidar cosas tan sencillas como una clave o un dato.

El universo en su más absoluta destrucción desapareciendo bajo sus pies.

Duele. Arde. Quema en su cabeza como un camino de cenizas. La condena cada día haciéndose más y más impostergable y pesada al punto de comenzar a interferir en su vida diaria.

El momento que temía, llegó.

"¡Tienes que asumir que estás
enferma!" resuena una y otra vez por su cabeza y se muerde los labios, sabe que en cierta forma está en lo correcto. Que tiene que asumir la enfermedad; pero no quiere estar enferma. No quiere estar así. Por eso reniega todo.

Ya es hora de ser responsable, a pasos firmes, camina a la oficina de la decana de la facultad. Todos sus controles y exámenes en mano.

La conversación es mucho más compleja de lo que piensa. Cuesta armarse de valor para algo así.

—Tengo Alzheimer. En la etapa inicial.

El silencio breve es muy tenso.

¿Quién esperaría oir algo así?, es casi un shock y con calma, explica que en su familia hubo casos y desde siempre ha sabido que sucedería algún día. No ahora, pero la genética y la herencia le jugaron en contra.

—Es degenerativo —añade, con miedo en su voz—. Sé que soy joven, pero he tomado las precauciones necesarias durante este año. Puedo seguir trabajando, también. Al menos un tiempo.

No está segura cómo suena eso, ni siquiera cómo lo siente ella misma. Pero las palabras salieron mucho antes que las pensara.

Ella es comprensiva, le da todas las oportunidades y la opción de permisos y lo que necesite. Pero deja claro que habrá un momento dónde no pueda seguir enseñando.

Se siente como una herida abierta, hecha a traición.

—Está bien. Muchas gracias. Gracias por su apoyo. De verdad.

Acorta la reunión, más de lo que tenía pensado y se despide con una mueca agría en la cara.

Casi puede asegurar que ella le mira con lástima cuando se va.

Sus pasos resuenan tristes sobre el eco de los gritos alegres de estudiantes y profesores, de personas que no están siendo atacadas por la pérdida de memoria y que no le temen a los agujeros negros.

Camina, camina y camina por horas, hasta que se hace de noche.

Mira la noche sin estrellas.

Sola y con miedo.

    -ˏˋ Otoño se desmorona ˊˎ- LesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora