Fuckboy (Jotakak)

Por ti, para ti (17)

Llevaba aproximadamente dos semanas teniendo sexo con Jotaro, todos los días sin importar el lugar, la hora o circunstancias. 

Era extraño porque consiguió el efecto contrario a lo que quería lograr. Sintiéndose mas atraído por el. 

Y solía ser cruel porque nunca dejó a su novia. Terminaban de follar y se iba con Anne a pasear de la mano. Eso lo llenaba de furia.

Pero, ¿Qué podía reclamar Kakyoin? No eran más que amantes y ya. Se sentía frustrado, confundido y sobre todo, tonto. 

-¿Seguro qué estas bien? Tienes unas horribles ojeras cariño...- Tessa estaba peinando su cabello, mientras llegaba el maestro.

-Por supuesto...- talló sus ojos para tratar de no ceder al sueño. La castaña hizo una mueca de inconformidad.

-Hay algo que no me estas diciendo, te conozco muy bien.- habló con voz comprensiva pero demandante- Sabes que puedes decirme lo que sea.

-Lo se, lo se.- sonrió- Estoy bien.- Su amiga no creyó en el, pero decidió no molestarlo más, tarde o temprano cuando empeorara iría con ella. 

"Toda la semana has sido como un zombie, distraído y ni siquiera pruebas la comida." frunció el entrecejo. 

La chica creía conocer el motivo del extraño comportamiento de su amigo, y ese motivo acababa de llegar al salón. 

Inmediatamente el rostro del pelirrojo reflejó felicidad, incluso soltó un suspiro muy audible. Jotaro también se veía feliz.

Ambos chicos comenzaron a platicar, a ojos de Tessa era bastante notorio el hecho de que se gustaban.

-Nos vemos en la tarde, Noriaki.- en sus palabras la picardía era evidente, eso la enfurecía, no pasaría eso por alto.

-¡Claro!- respondió Kakyoin animado. Al parecer despues de esa pequeña plática su humor había mejorado.

El resto de las clases sonreía sin razón y estaba increíblemente perdido, pensando en quién sabe qué. Incluso los maestros lo notaban.

Y al finalizar en día, sin notarlo el pelirrojo ya no estaba. La castaña suspiró con preocupación, solo deseaba que fuera feliz.

-¿Estás bien?- Kujo rompió el silencio, estaban a solo unas casas de llegar a la suya.

-¿Desde cuándo te importa eso?- respondió con cierta tristeza. Lo dijo tan bajo que le pelinegro ni siquiera lo escucho.

-Oye, ¿No escuchaste?- se detuvo.

-No, disculpa.- mintió- ¿Dijiste algo?- esbozó una sonrisa, quería dejar de lado su negatividad.

-Olvídalo.- siguieron caminando. Ambos sabían que al cruzar la puerta de esa casa, serían otros.

Y así fue, estando solos en la gran recidencia Kujo, los dos chicos luchaban por quitarse la ropa y satisfacerse.

Sus labios se unían bruscamente, arrebatándose el aire, aumentando la excitación y alimentando el deseo. Sin embargo, Kakyoin no estaba bien.

Sabía que en cuanto terminarán, el volvería a su papel de mejor amigo y Jotaro saldría a pasear con Anne frente a sus narices.

Era como un cigarrillo: Tenía la atención del pelinegro hasta el momento en que solo fuese una simple y diminuta colilla.

Pero en ese lapso solo eran ellos dos. Valía la pena. Así que se dejaba llevar por las emociones y sensaciones del momento, el calor del ambiente lo abrazaba.

Aunque en el fondo quisiera estallar en llanto. Incluso el placer se quedaba en segundo plano. "Todo es mi culpa. Yo me deje utilizar."

Cerró los ojos conteniendo las lágrimas, Jotaro lo embestía lentamente y aún así pudo notar que lloraba.