19 -¡Mierda, Griffin! ¡Estamos solos!

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10 de octubre de 2012. Faltaban tres días para volver a Australia.

Era muy loco cómo las dos semanas en Londres se pasaron tan rápido.

Muchas cosas que pasaron en estas dos semanas se reproducían en mi cabeza. Desde el día en que llegamos y todas las fotos que nos sacamos, el llanto de Luke en el baño y su sonrisa en la juguetería, mis tardes con Michael comiendo y las noches hablando hasta tarde, las risas y los chistes tontos compartidos con Ashton y la tarde con Calum jugando al FIFA Street. La noche del boliche, la lesbiana que le pegó a Calum, el gay que quiso besar a Ashton, el tipo de la máscara que quería hacer un escándalo con una pistola, Dalia y Mattew yéndose de donde estábamos Luke y yo. Los ensayos de los chicos, las letras de nuevas canciones que habían escrito y el sonido de los ritmos que Ashton no paraba de hacer, ya sea con sus dedos o con la batería.

Y ahí estaba yo, acostada en el sillón como siempre. Sin saber siquiera dónde estaban mis amigos o qué hacían. Escuchando música caribeña, la misma música que escuchaba todos los días desde la casa de mis vecinos, los Martínez, que tenían un hijo que bailaba salsa y merengue. Una vez por una razón equis fuí a su casa y Fernando me dió unas lecciones de baile. De verdad que era muy linda la cultura centro-americana, realmente me había enamorado del ritmo que llevaban esas canciones. Salsa, merengue, cumbia, bachata, entre otros.

No hablo de la típica cumbia que siempre se escuchaba en Argentina. No hablo del "QUÉ CALOOOOOOOOOR OOOH EH OOOOH" de los Pibes Chorros, ni el "LA PARCA Y LA GORRA ME QUIEREN LLEVAR" de Damas Gratis, sino de la verdadera cumbia de Colombia. La verdadera cumbia. 

Otro de los ritmos que me encantaba, era el cuarteto. El hermoso cuarteto cordobés. Rodrigo, un ídolo. 

Ashton apareció y me habló. Accidentalmente desenchufé el cable de los auriculares del iPhone, lo que hizo que la música se escuchara re fuerte. "Amor Clasificado" de Rodrigo empezó a retumbar en la habitación. 

-¿Qué es eso? -dijo Ashton entre risas. Apagué rápido la canción para que el chico no se siga burlando. 

-Uh, música... -respondí. Él se puso serio y se acercó a mí, sacando mis piernas de arriba del sofá y sentándose en el mismo lugar.

-Es interesante y pegadiza -me miró atento- ¿Es música típica de Argentina? -preguntó dudoso.

-Sí... de una parte de Argentina -me pareció de los más raro que Ashton se haya interesado, así que fruncí el ceño.

-¿Sabés cómo bailarla? Quiero aprender, me encantó el ritmo -sonrió. 

-Eemh... sí, sé -me acordé de la noche en la que mi papá llevó a toda la familia a una fiesta de trabajo. Donde las personas pusieron éste tipo de música y empezaron a bailar. Uno de los amigos de Bob me invitó a bailar y yo, tratando de aparentar buena onda, acepté. De verdad que era muy fácil.

-Genial -se paró y me agarró de la mano, llevándome con él-. Ponela -miró el iPhone, indicando que pusiera la canción- ¿Me vas a traducir lo que dice?

-Umh, okay -puse la canción y hice que Ashton pusiera las palmas de sus manos contra las mías. Empecé a hacer el paso básico, algo así como una marcha, mientras movía nuestras manos en círculos.

Me alejé lentamente de él, lo que hizo que tuviera que entrelazar nuestros dedos para después volver a acercarnos. De seguro sabés cómo se baila esto si sos de Argentina. En ningún quince falta el momento del cuarteto.

-One more day pass, and me without prove what I'm looking for -dije al ritmo de la canción, aunque no rimara en nada-. Desperate and breathless I tried to not feel tired.

[...]

-I put a notice in the newspaper "the voice" to have an appointment with someone that wants to love even with the light on. -Ashton intentaba seguirme con una sonrisa en el rostro. Al parecer hacer esto le sentaba algo gracioso-. I am looking a classified love in the newspaper that for love has no day or time. Looking a love, love that I never find, but i'm still looking. -levantó su brazo y me hizo girar. Yo sonreí, viendo como Irwin le había tomado la mano al baile.

-Guau, que letra tan linda -susurró Ashton y rió. Nunca había notado cuán cerca estaba de él y cómo nuestras manos estaban entrelazadas. Me avergoncé y me separé. Busqué el iPhone y apagué la música.

-Perdón, no quise aburrirte -dije tímida y me volví a tirar en el sillón. Él frunció el ceño mirándome.

-No me aburrí -se quejó-. Me encantó bailar esa canción -refunfuñó como si estuviera algo enojado. Se volvió a sentar cerca mío y se acercaba cada vez más.

Sus ojos me inspeccionaban de arriba a abajo dejando una sensación extraña por dónde pasaban su mirada. Mordió su labio y prácticamente estaba arriba mío. 

Nerviosa y paralizada, mis acciones fallaron ante la intensa mirada que Ashton daba en mis ojos y después en mi boca. En ése momento pude sentir el olor a alcohol que el estúpido emanaba.

Nunca me sentí tan enojada con él. Sabía que no le interesaba lo que hacía conmigo. No le interesaba la música, ni siquiera el baile. Estaba borracho. 

Y ahora intentaba violarme o algo por el estilo, con la cara que hacía y lo incómodo que se estaba poniendo el momento.

-Estamos solos -susurró-. Podemos hacer lo que queramos -su aliento con olor a whiskey era aborrecible. ¿De dónde sacó whiskey éste idiota? ¿Realmene estábamos solos?

Caí en cuenta. No todos me ven cómo Michael lo hace. No me ven como una verdadera amiga, sinó como las putas que ellos llaman "mejores amigas". 

-Busco un amor clasificado en el diario, que para amar no tenga día ni horario -dejó apenas unos centímetros entre nuestros labios-. Busco un amor, amor que nunca encontré pero lo sigo busc- me dí la media vuelta y lo tiré al piso. 

Ningún amor vas a encontrar como violador, pelotudo -pensé. 

Ashton se tomaba la cabeza con las manos. Al parecer se la había dado contra la pata de la mesa ratona. Miró su mano y estaba sangrando. 

-¡Chicos! -grité asustada al ver la sangre que salía de la cabeza de Irwin-. ¡Chicos! -volví a gritar desesperada.

-¡Mierda, Griffin! ¡Estamos solos! -se quejó Ashton siseando por el dolor.

Tenía que despojar a Ashton de la borrachera.

Me acerqué a él y miré por entre su pelo, que ahora estaba teñido de color rojo. Por suerte el tajo era chico. 

-Tranquilo -lo ayudé a pararse y pasé su brazo por mis hombros, ayudándolo a caminar. Se tambaleaba, no sé si por lo chupado que estaba o por lo loco que había quedado con el golpe.

Caminamos hasta el baño y lo senté en la bañera con ropa y todo. Abrí la ducha de agua fría y él se empezó a mojar.

-¡Mierda, Griff! -¿mis oídos escucharon bien? Era la primera vez que me llamaba "Griff" desde hace un tiempo-. ¡Está fría! 

-Vos solamente tranquilizate -saqué un pedazo de algodón del botiquín y le puse alcohol. Lo sostuve contra su cabeza y él gritó muy fuerte por el ardor. Arañando mi mano quería que sacara el algodón de su cabeza. Lo hice lentamente y empujé su cabeza a donde caía el agua. 

Las puteadas que le dedicó Ashton a mi mamá sobraban. Pude ver cómo su pelo se iba ondulando con el agua y el efecto planchado desaparecía.

Tenía que admitir que verlo mojado y con rulos realmente se sentía bien.

Éste era el Ashton que me atraía.

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