24 -¿Cómo?

435 36 10
                                    

Acordé con Ashton para que nos veamos en algún lugar que no sea tan público. 

Como no conozco casi nada de Sydney, él se ofreció a indicarme un lugar solitario. 

El taxista me dejó en la ruta, diciéndome que hasta allá no podía ir.

El día se estaba poniendo demasiado gris a mi criterio. Gracias al cielo llevé la campera que Michael se olvidó en mi casa ayer, jejejejeje ahno.

Me la puse mientras ideaba un plan para poder llegar al punto en donde Ashton debe de estar esperándome.

-Ni siquiera hay una puta escalera para bajar, cómo voy a hacer para ir? -me susurré a mí misma-. Ashton no te va a esperar para siempre, pelotuda. Y te queda media hora para mandarle ésa foto a la desgraciada de Anabela.

Bufé al notar que la única manera de hacerlo, era de la manera que no quería.

Me odio por prometer cosas que sé que no puedo hacer -pensé.

-Bueno, no hay nada de qué preocuparse. Es como escalar una montaña, solamente que la tenés que bajar -me alenté-. Tenés el preparamiento físico adecuado como para poder hacerlo. No seas cagona, Griffin.

Miré para la carretera y bajé uno de mis pies, poniéndolo en una piedra que parecía bastante firme. Bajé dos piedras más hasta que mis manos se pudieron agarrar de la tierra. 

Estaba descendiendo, y bastante bien. 

Miré para abajo para buscar la siguiente piedra o algún hueco para poder apoyar uno de mis pies.

Puse la punta de mi pie en lo que parecía ser una roca bastante grande pero era un montículo de tierra, así que se desmoronó, dejándome con el pie al aire.

-¡AY LA PUTA MADRE! -grité desde muy adentro con miedo. Respiré hondo y me dejé llevar, encontrándome de vez en cuando con algún que otro montículo de tierra que tenía ganas de mandarlos a la mierda.

Faltando poca distancia para llegar a piso firme, salté y caí con todo mi peso. Mantuve la estabilidad y quedé parada, cosa que agradecí hasta a los ancestros de mi familia. Tenía las manos sucias con tierra húmeda y la ropa llena de tierrilla.

Qué verga.

Caminé unos centímetros y pude ver a Ashton sentado sobre un tronco cortado de algún árbol grande, mirando el reloj de su muñeca.

Imitándolo, miré el reloj de mi iPhone mientras procuraba que nada le haya pasado mientras bajaba esa porquería.

Faltaban veinte minutos para poder mandarle la foto a Anabela, así que me decidí a caminar hasta Ashton y hacer ésto rápido.

-Hola, Irwin -susurré con una sonrisa, viendo que él no había notado que yo llegué. Él me miró y sonrió también.

-Hola, Griff -me miró de arriba a abajo y puedo jurar que pensó que parecía una linyera. Rió suave-. Hey, no quiero arruinar tu espíritu aventurero, pero del otro lado de la ruta hay una escalera -rió un poco más.

-Ah, gracias por avisarme -sus risas aumentaron un poco más y me fuí a sentar junto a él en el tronco.

-Tranquila, yo hice lo mismo las primeras veces que vine -dijo calmándose un poco. 

-¿Cómo se llama ésto? -pregunté mirando la gran estructura de hierro sobre mí.

-Umh, es el Puente de la Bahía de Sydney -indicó Ashton mirando hacia arriba como yo. 

Y de repente, una gota de agua me cae justo en el ojo, haciéndome dar un salto de el tronco. 

-¡Gota de mierda! -grité y Ashton empezó a reírse de nuevo.

✺ 5 Seconds of Argentina ✺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora