- ¡El se sentó en mi silla!
- ¡Claro que no! ¡Eso es falso! ¡Esa es mi silla!.
- ok. Esto no sería un problema, De no ser, porqué... ¡Estamos en un nuevo curso! - dijo el hombre mientras masajeaba sus sienes y cerraba con fuerza sus ojos.
- Bien, señor McCartney, señor Lennon.
- ¿Si? - dijimos los dos al unísono.
- Esto sería mucho más fácil, si su hijo, señor Lennon, no hubiese llorado, y hubiese salido corriendo por toda la escuela- El hombre suspiro, y procedió a mirarme a mi, con un semblante amenazante.
- Y, señor McCartney.
- ¿Si?- dije, un poco intimidado. -también habría sido mucho más fácil, si, en primer lugar, su hijo no reclamará algo que no es suyo. ¿De dónde saco que la silla es suya?.
Me puse un poco nervioso, no sabía que decir exactamente.
- Yo...pues...
- ¿Y no fue capaz de controlar a dos niños pequeños? - dijo el padre del otro niño. Yo lo miraba un poco asustado.
-¿Cómo dice, señor Lennon?.
- Lo que oyó ¿Realmente no fue capaz de controlar a dos niños pequeños?.
- Con todo respeto señor Lennon- el hombre suspiro- le recuerdo que su hijo, estuvo llorando y corriendo por toda la escuela, y el hijo del señor McCartney, no paraba de decir que esa era su silla y no se movería de ahí, haciendo llorar al otro niño.
- Papi, eso es cierto- dijo casi llorando, el hijo de aquel hombre- ¡El me quería matar! ¡Me empujó de la silla! ¡El me quería matar! ¡Lo sé! ¡Lo sé! ¡Lo se!. Y acto seguido procedió a llorar mil mares. Fue cuando volteé a ver a James.
- ¡No! ¡Yo no fui, señora mamá Paul! ¡El fué el que se sentó en mi silla! ¡Yo solo estaba recuperando mi territorio! - dijo James, un tanto rojo por el enojo que traía, cruzandoce de brazos, y haciendo un pequeño puchero con sus labios.
- Ay James - solté con un pequeño suspiro mientras me llevaba mi mano a la cabeza.
- ¿Señora mamá Paul? - pregunto aquel hombre, con suma curiosidad, ahora que lo pienso, es la primera vez que lo veo fijamente, no me había dado cuenta de su nariz, es rara, respingada, y también tiene unos ojos cafés pequeños, que tipo tan raro, si tan raro y ... Genial- pensé. Fue ahí, cuándo me di cuenta, que era el mismo tipo con el que había chocado en la mañana. Me sorprendí un poco.
- si - solté una risita nerviosa - bueno, es que el se acostumbro a llamarme así, ya sabe, por la cuestión de los padres y bueno, cuando uno no está... - volví a soltar una risa nerviosa pero esta vez, un poco triste.
- oh, ya veo - dijo aquél hombre. Pero una voz llamo nuestra atención.
- Señores, no hay tiempo para presentaciones, los site aquí para que arreglaramos el asunto con sus hijos, y, ya que están enterados de la situación ¿Que vamos a hacer? - dijo aquél hombre apoyando parte de su nariz en sus manos cruzadas, que estaban encima de la mesa en la que se encontraba sentado. Y decidí hablar.
- Bueno, yo realmente siento mucho el incidente de esta mañana, le aseguro que hablaré con James y no volverá a pasar. Realmente lo siento.
Mire a James - vamos James, pídele una disculpa a tu compañero, anda vamos.
- Pero papá, ¿Porque yo? ¡Yo no hice nada malo! ¡Además él es el que estaba en mi silla!.
- James.
- No te enojes papá - dijo, mirando al piso.
-¿Porque dices que el se sentó en tu lugar?.
- pues porque ahí me sentaba el año pasado - dijo, como si fuera la respuesta más obvia del mundo. Lo cual me hizo reír un poco.
- Vamos James, anda, se un buen niño, pide disculpas. Y James, se levantó, se acercó al niño de aquel hombre con sumo cuidado, y cuando estuvo lo suficientemente cerca como para pedir disculpas.
Le soltó un golpe en la cara.
Toda la habitación quedó en silencio
- ¡James Louis McCartney! ¡Porque hiciste eso! ¡¿Que te pasa?! ¡Cuando regreses a casa vas a ver!. Decir que estaba molesto con James era poco, pero si yo estaba molesto, el padre de aquel niño, lo estába más, se veía en sus pequeños ojos, el enojo y la rabia que le tenía a mi pequeño James.
- ¡Oiga señor! !¿Qué le pasa a su hijo?! ¿Porque hizo semejante cosa?. Yo no podía decir nada, solo sentía su mirada llena de furia sobre mi.
- Yo... Yo lo sien...
Y de pronto oímos como la mano de alguien se estrellaba contra la cara de alguien.
Está vez, había Sido el niño de aquel sujeto el que había propiciado el golpe.
- ¡Julián! - grito aquel hombre. Y ahora era yo, quien hervía en enojo.
No paraba de dejar de ver a aquel sujeto.
- ¡Muy bien señor Lennon! ¡Ahora su hijo le ha dejado rojo en la mejilla a mi pequeño! ¡Tal vez, usted es el problema!.
- ¡¿Que dice?! ¡Yo no tengo la culpa que usted, halla criado a un salvaje!
- ¡ Mire, usted! ¡Hijo de...
- ¡Basta! - una voz hizo que saliéramos de nuestra pelea, para quedarnos completamente avergonzados por la escena que acabábamos de hacer - oh mierda - pensé - esto es malo, muy, muy malo - tragué saliva.
- yo, lo sien...
- Señor McCartney, no diga nada, no cabe duda, que de tal palo, tal astilla. Ok. - suspiro - este es el trato. Ustedes revisaran a sus respectivos hijos, y cuando estén listos que están bien, se retirarán, ¿Ok?.
- ajá - dijimos.
- y después - nos miro como si tuviera destellos en sus ojos- hablarán con ellos, les explicarán las cosas, los separemos, ninguno se sentará en esa silla, ¿De acuerdo?.
- si - dijo aquél hombre cuyo apellido es Lennon, y ahora aborrezco
- Me parece bien - dije.
- ok. Y, por último - dijo el hombre que nos estaba asesorando, con una mirada malévola, ustedes, los cuatro, deberán ir a algún lugar, a hablar pacíficamente, y, solucionar sus problemas. Cómo adultos que son. No creo que venga mal una comida.
- ¡¿Qué?! - dijimos todos, realmente sorprendidos.
- ¡Lo que oyeron! - dijo con una ancha sonrisa - ¡Lo que oyó, señor Lennon. A ¡Y quiero fotos! .
- ¿Que? - con todo respeto, señor Harrison .
- ¿Señor Harrison? - dije - ¿Acaso se conocen?.
- eso no tiene importancia ahora señor McCartney - dijo el señor Lennon, y, bueno, tenía razón.
- como le decía, señor Harrison, no le veo el caso que tengamos que andemos por ahí, platicando, creo que el problema se puede quedar así y ya. ¿No le parece que está de sobra?.
- no - dijo, el señor Harrison, amenazante.
- Sinceramente, no creo que esté de sobra, es decir, no creo que ustedes quieran que sus hijos solucionen sus problemas así ¿No? - bien, tenía un punto.
- Además ¿No quieren que sus hijos pierdan puntos por mala conducta, ¿No?.
- Oiga, ¡eso es soborno! - dije - ¡Además, tienen seis años!. No tiene sentido.
- Bueno, usted tiene un punto, entonces, está bien, dejémoslo así, que sus hijos vean como se pelean y que ellos resuelvan sus problemas así, a golpes. Entonces, buenos días, pueden retirar...
- ¡No! - dijimos al unísono y alarmados también.
- Está bien, usted gana, señor Harrison, platicaremos y le daremos un buen ejemplo a los niños - dijo el hombre de ojos pequeños, mientras suspiraba un poco.
- Bien- dije, muy resignado - pero solo será por los niños.
- ¡Ok! - dijo el señor Harrison- Entonces, ahora sí, pueden retirarse, por favor cumplan todos con el acuerdo empleado, y por favor ¡No traten de matarse cada cinco minutos!. Ok. Gracias ¡Que tengan un excelente día. Y posterior a, eso se marchó, dejándonos solos, con nuestros hijos.
- Ay, Julián - tu carita, - ¿Te duele mucho? - yo rodé lo ojos. Y me encontré con mi pequeño James, triste.
- ¿Señora mamá Paul?.
- ¿Si, James? - dije, mientras le revisaba su carita y veía como tenía una gran mano marcada en color rojo, lo cual hizo que me enojara un poco.
- ¿Fui un niño malo? - dijo, mirando a otro lado.
- Si - dijo aquél hombre. Yo lo miré con el ceño fruncido y claramente enojado.
- ¡¿Si?! - dijo mi pequeño James, al borde del llanto.
- No, no mi niño - le dije mientras acariciaba su cabello, solo no tuviste la mejor actitud, ¿Si? Pero no lo volverás a hacer ¿Cierto?.
- Cierto - dijo mirándome, y, después se paró. Se dirigía hacia aquel niño.
- Um h-hola- dijo, un poco apenado - Yo , um siento mucho, lo de hace rato, no sé porque lo hice. ¿Me perdonas?.
El niño miro a su papá y este asintió.
- um si, yo también lo siento mucho, - dijo mirando hacia otro lado - y después sus ojos le brillaron.
- ¡Oh! ¡Te deje rojo! ¡De seguro se puede dibujar en tu cara!
- ¿Que? - dijo mi niño, confundido.
- Pero tu no tienes ninguna marca.
- No, pero si me duele muchísimo. - y los dos niños, se hecharon a reír. Y en poco tiempo, vino el señor Harrison de nuevo para llevárselos, dejándonos una vez más, solos. A mí, y a ese hombre tan raro.
- Parece que ya se llevan bien - dijo el hombre , con el apellido Lennon.
- Parece que después de todo, usted, no es tan imbécil.
- agh - dijo aquél hombre.
- Bien, solo vengo a preguntarle lo de la comida.
- Oh, es verdad um ¿Cuando puede?.
- no estoy muy seguro, El sábado tengo una cita con mi paciente, entonces el fin de semana no puedo. ¿Usted?.
- Yo, um, los fines de semana si puedo, porque doy clases, entonces... Y fue cuando cheque la hora. - ¡Oh por dios!
- ¿Qué? ¿Que pasa? - dijo aquél hombre. Confundido.
- lo siento muchísimo, debo irme ahora, voy tarde al trabajo, ¿Podría pasarme su celular? Yo le llamaré para ponernos de acuerdo ¿Bien?.
- UH. Ok. Y poco después ya teníamos el número de ambos.
- disculpe - dije algo apenado. Um - ¿Cuál es su nombre?.
- Jonh... John Lennon- dijo, y después me dió una mirada curiosa, indicándome que dijera mi nombre también.
- oh si. Es ... Es Paul McCartney.
- Bueno, ¡Adiós señor Lennon! ¡Nos vemos! Y sali corriendo de ahí
- ¡Adiós señora mamá Paul! - dijo ese hombre haciendo que casi me cayera.
- ¡Es insoportable! ¡Solo mi hijo me puede llamar así! - le grité, para luego, méteme en mi auto y conducir a la escuela donde trabajaba.
- que día más insoportable - dije al aire. - y también que tipo más insoportable - dije mientras pegaba mi cabeza al volante, pero la luz paso a verde, así que pude por fin avanzar y empezar con mi día.
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"Aquí, allá y en todas partes" [McLennon]
FanficPaul McCartney. 30 años y con un hijo de seis años. John Lennon. 32 años, también con un hijo de seis años. ¿Qué pasaría si estos dos se conocieran por un problema entre sus hijos?. PD: a todas las personas que lean esto. Gracias. Espero que les gus...