Capítulo II - Recuerdos y enemistades

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La noche había sido muy larga, en realidad no recordaba cuándo había sido la última vez que pasaba una noche así. Sakura había entrado prácticamente corriendo a su casa. Sólo saludó rápidamente a su padre (para que se diera por enterado que ya estaba en casa) y antes de que éste pudiera decirle algo, ya había desaparecido hacia la planta alta de la vivienda. Subió apresuradamente las escaleras y entró a su habitación. Una vez ahí se arrojó a la cama y por fin pudo pensar con claridad todo lo que había ocurrido en la última hora.

Pero ¿cómo...? No, no puede ser... ¿Cómo es que me propuso matrimonio?- pensaba, pues claramente no vio venir la propuesta de su novio; aunque debió sospechar que ese momento llegaría luego de casi 5 años de relación muy formal.

Sin embargo, esa noche todo había pasado demasiado rápido. Una vez que Yukito le había hecho la pregunta ella había permanecido callada un par de minutos, un silencio que a ambos les había parecido una eternidad.

- Creo que no era el momento apropiado- había dicho Yukito con un tono de voz un poco desilusionado, guardando la argolla de compromiso.

- Es que no, no sé qué decir- le había contestado ella con desconcierto y con miles de cosas que pasaban súbitamente por su cabeza, tanto que no podía captar ninguna de esas ideas.

- Pues podrías decir que sí- dijo él con una sonrisa- Mejor te llevaré a tu casa- dijo Tsukishiro después de otro silencio- Vamos- agregó sin recibir ninguna respuesta.

Después de eso todo había sido silencio entre ellos, sólo un silencio incómodo. Sakura sólo lo miraba de reojo pero lograba notar la expresión seria de su novio. Se preguntó a sí misma qué era exactamente lo que debió contestarle, un "sí" vacío, una respuesta afirmativa pero insegura; o quizás una respuesta más honesta pero dolorosa: "no, porque aunque ha pasado mucho tiempo hay otra persona que ocupa mi corazón".

Sakura volvió de esos desconcertares pensamientos y se levantó de su cama, se acercó al mueble que se encontraba junto a su lecho y buscó en el cajón, entonces sacó una vieja fotografía, la misma que aquella mañana se había negado a sacar.

En esa imagen se veían a un niño y una niña de unos 11 años. El niño, de cabellos castaños al igual que sus expresivos ojos, parecía muy serio; mientras que la niña era muy sonriente y destellaba alegría desde sus hermosos ojos verdes.

Sakura miró la foto y dijo en voz muy baja - Ya es hora de dejar el pasado en donde debe estar: atrás. Sakurita ya madura.

Acto seguido guardó la foto. Tenía razón, ya no había motivos para aferrarse a su pasado, a un cariño muy lejano, a alguien que seguramente la había olvidado porque se habían lastimado mucho.

-o-o-o-o-o-

- Buenos días monstruo- dijo Touya a la mañana siguiente cuando su hermana menor bajó por las escaleras para desayunar.

- Buenos días- había respondido ella distraídamente.

- Hija ¿cómo te fue ayer en tu cita?- pregunto Fujikata con su acostumbrada amabilidad.

- Bien papá, es que anoche llegué muy cansada y por eso me fui temprano a dormir- contestó ella sin levantar la mirada de su desayuno.

El señor Kinomoto y su primogénito intercambiaron una mirada de desconcierto. Ambos estaban al tanto del plan de Yukito Tsukishiro, quien les había pedido su permiso para proponérsele a Sakura; sin embargo, no veían a la joven feliz de compartir una noticia tan importante, quizá las cosas no habían resultado como el joven esperaba.

- Oye, creo que se te ha hecho tarde para el trabajo- rompió Touya el silencio.

-¿Ah?... ¿Qué?... -dijo Sakura despertando levemente de su letargo. Entre tantas cosas, había olvidado comentarles la situación en la que ahora se encontraba, pero no se sentía con ánimos de discutir ese punto así que fue muy escueta- Ya no iré.

Imposible de OlvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora