10; Lagrimas de sal

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El sol aun no salia, el frio seguia presente, pero en esa habitación estaba ausente.

El español no dejaba de abrazar a su pequeño bebé, su hijo, el sueño dominaba más por los recuerdos que llegaban.

Plata empezó a despertar, el celular de su padre no lo dejaba descansar, lo intento despertar pero este solo se abrazo al almuadon mientras se ocultaba entre las colchas y murmuraba que contestará él.

Sin más opciones, se levanto y fue por el aparato electrónico, no se fijo quien era y sólo respondió.

- Bueno?, quien habla...

Dijo al teléfono, salio del cuarto y bajo las escaleras, se dirigió a la oficina de su padre en busca de una hoja y papel por si dejaban algun mensaje.

-* Joven Estados, bueno dias...

Saludo el desconocido.

- Ministro, buenos días, como esta...

Saludo más amable, llego a la oficina y busco lo que necesitaba.

- Si, si, joven Estados, donde esta su padre...

Su tono se hacia más nervioso cosa que le llamo la atención a la colonia.

- Se encuentra descansando, sucedió algo, necesita la presencia de mi padre?...

Preguntó, la curiosidad no era algo que debía mostrar y menos siendo hijo del ex imperio español.

- No, no, es sólo que unos paises y la ONU acaban de arribar en Madrid...

Plata no sabia de la presencia de estos, su padre no dijo nada y si el ministro sabia era por algo.

- Mi padre tenia que recibirlos?...

Le cuestiono, las ideas que tenía no le daban un buen resultado.

- Si....

Respondio, solto un suspiro y escribió en el papel.

- Ahora salgo, yo los voy a resivir, mande un auto para que valla....

Con la afirmativa del humano corto la llamada y dejo la nota en el escritorio, fue a su alcoba por ropa nueva, al entrar vio una caja que desconocia de su existencia y más del contenido.

Se acerco y pudo ver una nota escrita con la letra de su padre.

[Plata, mi niño, mi hijo, se que ya estas grandes pero no pude evitarlo y te compre un regalo para ti.
Espero lo uses mi hijo.

Por los viejos tiempos.

España]

Tras leer la nota abrió la caja encontrando una hermosa y llamativa, pero culta y refinada, prendas, no le vio lo malo y se la colocó.

Tras salir del Palacio, un auto grande lo esperaba, partió rumbo al aeropuerto, no conocia mucho la actual España y desde que vino no había salido del Palacio sin su padre, estaba nervioso y esa vestimenta no ayudaban.

En el camino las personas le saludaban, este lo devolvía con una sonrisa, cuando llegaron al aeropuerto fue resivido por el ministro, quien al verlo se quedó sorprendido y algo atontado.

Empezaron a caminar hacia el centro del lugar, cada persona que lo veía se que daba la vuelta para apreciarlo, todos se callaron para cederle el paso.

Los países y organización habían llegado a Madrid, bajado del avión y estaban a la espera del español, ya sabían que le informaron de su llegada a su territorio por eso no podían explicar su ausencia.

Una colonia, otra vez... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora