VII

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Calipso


Al menos no jugaron la Ouija.

Si, pensamiento estúpido, pero cuando se trata de los Stoll cualquier pensamiento estúpido es normal.

Pueden reírse si quieren, pero Calipso esperaba como mínimo una invocación a cualquier entidad, no una partida nada productiva de El ahorcado.

Nota para futuras generaciones: No jueguen eso con un grupo de chicos que podrían ser disléxicos.

Estuvieron alrededor de una hora tratando de descifrar una palabra que solo necesitaba cuatro letras; los Stoll aseguraban que era algo que si te faltaba no podrías vivir más, pero nadie, lo que se dice nadie, ni siquiera Annabeth, pudo descifrarlo.

Al final Nico di Angelo se molestó y le dijo a los Stoll que lo resolvieran ellos mismos, pero tampoco pudieron, lo que llenó de preocupante satisfacción al grupo.

Segunda nota mental para futuras generaciones: No le den alas a di Angelo, lo usara en tu contra.

Ahora Travis y Connor tenían el cabello morado.

¿Qué? Hicieron una inofensiva apuesta, y obviamente saben quien perdió.

Bueno, Calipso recordaba eso y trataba de no reírse, se supone que estaba molesta en la entrada de un acuario.

Ah, si, ese pequeño detalle, supongo que quieren saber cómo llegó ahí ¿No?.

Dos palabras: Leo. Teléfono.

Con el sol tostando su piel y el sudor amenazando con bajar de su espalda, Calipso Belladona mataba de mil maneras lentas y tortuosas al duende latino que bajaba de una hermosa -y talvez costosa- camioneta.

Leo, con una mueca de "asombro" se dirigió a ella mientras toda su tropa salía de la camioneta— Woah, que linda, intimidante y extraña sorpresa

¿Sorpresa? ¡Si me dijiste que viniera!

Tal vez unas semanas en la correccional por la desaparición para nada misteriosa de un ciudadano estadounidense no sonaba tan mal.

— Eres un tonto, me hiciste correr a la salida de clases para "vernos" en el acuario —dijo ella, desviando la mirada a los amigos de Leo que trataban de no reírse. Sacó el celular de su bolsillo y le puso la pantalla prácticamente en la cara— ¿Ves? Ahí dice: Voy rumbo al acuario, ¿Te interesarían unas clases de fauna marina?

Un minuto... Los amigos de Leo.

Humillación, mi vieja amiga, pensó con amargura.

— ¿Leo? —llamo.

— ¿Si?

— Tú no me pediste que viniera, ¿Cierto? —preguntó, derrotada, y con un poco de vergüenza subiéndole con el bilis.

Se sentía como una tonta; arreglando su desordenado cabello en su improvisada carrera, revisando su celular cada tanto por si el chico escribía y, lo que era más aterrador, esperando ver su sonrisa en lo que se encontraran.

Calipso no quería darle nombre a esas sensaciones, pero si lo haría, las llamaría: Nervios del mejor amigo.

Si, eso.

Leo le dedicó una mirada cargada de confusión. Calipso se imaginaba los engranajes moviéndose en su cabeza, lo que le alegro un poco el momento; luego el chico se giró a sus amigos molesto y retorció los dedos.

— ¡Hey! Eso es pasarse de pinche lanza —les reprendió, sin embargo ella no entendió nada— ¿Hacerla venir hasta acá? ¿En serio?

Percy se encogió de hombros:— Fue idea de Nico

Color Caramelo [Caleo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora