IX

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Antes que nada, déjenme decir unas cosas de la tía Artemisa.

La tía Artemisa no era tía de Leo ni mucho menos de Calipso, pero desde hace dos años hasta la fecha se había ganado el título oficial «La tía de Percy Jackson y su pandilla», como diría la profesora Dodds.

¿Qué porqué era la tía del grupo si no tenía ningún parentesco con alguno de sus integrantes? Sencillo: Es tía de Will, es tía del pueblo.

Diablos, sonó a comunismo por aquí.

Desde que Nico y Will se conocieron lo que era de uno era de todos. Reglas de pandilleros, no lo entenderían.

Si Percy tenía una cama elástica, todos saltaban así sea por turnos. Si Annabeth se gana la quinta medalla en el mes por ser la cerebrito de la clase, todos eran el cerebrito de la clase. Y si Reyna le patea a el trasero a alguno de los chicos... Pues se quedaba completamente solo, ya que nadie quería enfrentar la furia Ramírez-Arellano.

...nadie que no fuera Thalía.

Sep, algo suicida la niña, pero hey, de experiencia se vive.

¿Ahora tienen una idea clara de cómo funcionan estos rebeldes de la autoridad y escorias de la humanidad a ojos de Dodds? ¿No? Que mal, pero debemos continuar.

La tía Artemisa no era precisamente un jardín de rosas; era todo lo contrario al cliché de la tía solterona y multimillonaria que mimaba a sus sobrinos y los paseaba por todo el globo si se le cruzaba la imaginación.

Nop, ese era el tío Apolo. Pero ya esa es otra historia.

— Así pues, te pedí específicamente que no pisaras esta oficina en un plazo de dos meses, ¿Y que haces tú? —Preguntó la pelirroja, cruzando los brazos sobre su pecho.

Un dato curioso de los hermanos Solace: No se parecían en nada y se supone que son gemelos. Apolo era tan rubio, que se sospechaba que el muñeco Ken fue inspirado en él. Tenía unos ojos azules que parecían el cielo despejado durante el amanecer y acostumbrada a vestir colores cálidos, como si se tratase del propio Sol. Artemisa, para la edad que tenía, parecía una niña; su cabello pelirrojo como el crepúsculo siempre iba recogido en una extravagante trenza y acostumbraba a vestir con plateado, como si la propia Luna se representara en su persona.

En resumen eran cosas totalmente distintas. Por lo tanto, eran temperamentos distintos. Con Apolo se podía bromear, ¿Con Artemisa? Si no tienes un tema serio a tratar entonces la conversación moría.

Debo actuar rápido, pensó el chico moreno.

Leo, temiendo que Calipso entrara en crisis de nuevo, habló con cautela—: Ya lo sé, pero tengo una muy buena explicación esta vez.

Artemisa no estaba nada convencida de las palabras de su "sobrino", después de todo, el Incidente Aníbal era su culpa. Lo examinó de arriba a abajo y viceversa: No traía nada que demostrara su culpabilidad y se veía especialmente preocupado por la persona a su espalda.

Jamás lo diría, pero se estaba encariñando de los mocosos amigos de su sobrino legítimo, Will... Tal vez por eso, para poder dar el sermón que se merecía, centró su atención en la chica y la chispa de la avidez brilló en sus ojos.

Al principio no la reconoció, pero cuando esos ojos claros se levantaron y enfocaron en su persona, sumar dos y dos fue automático.

Era ella. No había duda.

— Ví tu reportaje, ¿Eres la chica de-

— ¡No! No lo soy, se está confundiendo de persona —se excusó apresuradamente, entrelazando los dedos sobre su regazo.

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⏰ Última actualización: Oct 04, 2020 ⏰

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