En las fotos que Mafumafu subía a Twitter las fans especulaban acerca de la suavidad del utaite.Ese pelito esponjoso, esa piel pálida que nada tenía que ver con su edad y esas mejillas que todas se morían por tocar debajo de la máscara negra que solía usar.
¡Y su vocecita al reírse! Que claro, no se podía tocar, pero era indiscutiblemente tierna (aunque hay sus varias opiniones al respecto).
Disfrutarlo en vivo (y no se refería a los directos que grababa el menor) era sin duda la fantasía de miles de personas. Tal vez por eso Soraru se sentía tan afortunado ese momento.
Habían planeado esa tarde con el resto de los chicos (Urata, Sakata y Amatsuki) ver el estreno de la segunda parte de una película que llevaban tiempo esperando.
Como si los hubiera parido, Soraru ya sabía que era una excusa para en realidad estrenar el nuevo sofá-cama que Mafumafu había comprado hacía dos días, y que todos estarían dormidos antes de llegar a la hora de la película.
Y pues así pasó.
Él, que ya no necesitaba tanto sueño como los jóvenes, quedaba en pie. Aunque se lo atribuía a su vitalidad de joven de diecisiete años, uno podía soñar.
Continuando con la historia de los bellos durmientes, estaban Sakata y Urata en la parte más baja, uno en posición fetal y el otro como queriendo abarcar todo el sitio, respectivamente. Amatsuki había salido hacía veinte minutos diciendo que tenía una cita con su novia.
Y Mafumafu estaba con su cabeza apoyada en el brazo del mayor, que poco a poco este notaba entumecérsele. Mas era un dolor placentero.
El peliblanco dormía con la respiración acompasada y los gestos faciales relajados. ¿Así o más tierno?
Soraru levantó un poco su torso sin mover el brazo y comenzó a detallar el rostro que tenía a escasos centímetros del suyo propio.
Se aventuró a tocar el pómulo del menor con su dedo índice y subir hasta el párpado para comprobar que dormía. Continuó avanzando hasta la frente, corrió el flequillo con sumo cuidado y jugó un rato con este, peinándolo y apartándolo de los ojos.
Su mano se adentró en toda aquella cantidad de pelo que era sorprendentemente sueva y olorosa. El menor a menudo usaba geles para mantener su pelo de cierta manera por lo que pensaba que sería pinchudo, pero todo lo contrario.
Una vez se entretuvo acariciando esa esponjosidad bajó hasta el mentón, se concentró en lo afilado que era, aunque sus ojos se desviaban hasta la boca; lo inevitable. Con el pulgar acarició el labio inferior. Los labios de Mafu eran delgados, le parecían los de un niño pequeño. Aunque con un niño no se hubiera sentido así solo por observar un par de labios.
Por último y no menos importante, terminó en la nariz, pequeña y suave como todo. Acunó la mejilla de su kōhai y acarició el pómulo otra vez con su dedo pulgar. Lo pelliscaría pero sabía que eso despertaría al contrario.
En lo que el pelinegro estaba concentrado en su rostro, Mafu movió su mano y subió con esta acariciando la espalda del mayor hasta agarrar la nuca y enterrarse en el cabello creciente. Con su dedo pulgar logró acariciar un poco la oreja y Soraru sintió que todo su cuerpo se erizaba ante ese contacto, y no tenía nada que ver con que le desagradara, todo lo contrario. Se sentía derretir.
—¿Te desperté? —susurró. No quería molestar a los otros.
Mafu negó con la cabeza y con un sonido gutural, claramente somnoliento.
Abrió un poco los ojos y miró alrededor, comprobando que los demás siguieran durmiendo, sonrió ladino y aprovechó que su mano todavía se encontraba agarrando la cálida nuca de Soraru para acercarlo más a su rostro.
Sin que el otro pudiera replicar, le dio un rápido beso en la nariz y lo apretó más contra sí. Soraru escondió la cara en el hueco que hacía el menor entre la cabeza y el hombro, mientras notaba caricias en su espalda.
Pero bueno, pensaba el mayor, los jóvenes de hoy en día sí que son feroces. Para no quedarse atrás, le dio un muy suave y rápido mordisco al cuello de Mafumafu. Este, aprovechando ese acontecimiento, se envalentonó a tomarlo por el mentón y acercar ambas bocas.
Ya Soraru había cerrado los ojos cuando un movimiento de Sakata poniéndose más cómodo hizo que se separaran a la velocidad de un rayo con las mejillas sonrojadas.
Unido a esa falsa alarma y lo anterior los corazones de ambos latían con tanta fuerza que se lo sentían en los oídos. Cuando los otros dos amigos no se movieron más, ambos exhalaron con alivio.
Finalmente, terminaron viendo la media hora que quedaba con las manos tomadas, acariciando cada detalle de la contrario. Ver el final de una película mala con dos amigos roncando nunca se había sentido tan bien para ambos.
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❛❛ 可愛い ❜❜┊MAFUSORA
FanficPorque confesarse por Minecraft y los besos en la nariz es cosa de ellos. ... » Slash » Fluff, warm and fuzzy feelings 🎠❞ Q, espero que esto pueda satisfacer un poco tu anhelo de leer MafuSora tierno.