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Desperté absolutamente desorientada y perdida. Me removí entre las sábanas blancas, reparando de inmediato en la presencia de un cuerpo ajeno al mío, junto con el calor de unos firmes brazos que me rodeaban, dificultándome los movimientos.

Lentamente, abrí los ojos, tratando de hacer un esfuerzo por comprender qué diablos ocurría, hasta que reconocí los familiares dibujos de tinta hechos en la piel de Louis.

Entonces fue que recordé dónde estaba, porqué la cama se sentía diferente, porqué la luz llegaba desde aquel lado de la habitación, y porqué estaba desnuda al lado del que era mi mejor amigo.

Aún en la misma posición, palidecí, sintiendo un nudo en la boca del estómago. Acto seguido, delicadamente, me encargué de apartar el brazo de mi amigo, para así sentarme en la cama.

Enredé mis dedos en mi cabello, con angustia, reflexionando.

A mi memoria llegaron las imágenes de la noche anterior, y en medio de los recuerdos, pude descubrirme a mí misma, irónicamente, con una amplia sonrisa en decorando mi rostro. Mordí mi labio inferior solamente sintiéndome culpable de no sentir culpa, pues, honestamente, todo lo negativo que habían tenido nuestros actos, se veía fuertemente opacado con lo mucho que había disfrutado cometerlos. No podía ser tan cínica como para decir que me arrepentía, siendo que hacía siglos que no pasaba un rato así en la cama.

Louis había sido... Simplemente magnífico.

Mi sonrisa desapareció de inmediato al sentir cómo, a mi lado, Tomlinson comenzaba a despertarse entre roncos y graciosos quejidos, mientras que estiraba su cuerpo, hasta que por fin sus ojos azules se dignaban a enfrentar el inciio de un nuevo día.

Intenté ponerme seria, a sabiendas de que esto solo podía significar la llegada del momento de poner las cartas sobre la mesa y hablar uno con el otro. Era hora de demostrar arrepentimiento, pese a que no lo sintiera, puesto que eso era lo moralmente correcto; y, honestamente, tampoco era como si me sintiese la clase de chica que se involucra y rompe relaciones ajenas, por lo que prefería seguir el protocolo que suponía que debía venir después de estas situaciones.

Traté de controlar el leve temblor de mis manos, en cuanto Louis se sentó a mi lado, con el torso absolutamente descubierto, observándome con atención. Dirigí mi vista hacia él, descubriendo que él, a diferencia de mí, no se molestaba en ocultar su torpe sonrisa, siendo esta una reacción que definitivamente no me habría esperado. Al contrario, en realidad, mis expectativas habían sido bajas, lo único que creí que recibiría a cambio sería algo así como una cara de espanto, un montón de disculpas de arrepentimiento y adiós, probablemente, cualquier cosa menos una sonrisa tan bonita como esa.

–Te ves preciosa recién despertada –comentó.

El sonrojo acudió a mis mejillas, y tuve que desviar la mirada.

"Concéntrate, Lucinda, concéntrate."

Y justo cuando abrí la boca para decir algo, él me interrumpió.

–Lu... ¿Te parece si lo conversamos después? –preguntó, leyendo mis pensamientos por completo. Lo observé entre sorprendida y aliviada, asintiendo en silencio. Al menos no tendría que darle inicio a mi mañana con debates morales o cuestionamientos a la supuesta solidez de nuestra amistad.

–E-está bien –musité, e incómoda, sin saber muy bien qué hacer, me puse de pie, levantándome de la cama sin pudor alguno. Ajá, seguramente, de haber sido otra la situación, me habría molestado en cubrirme un poco más al estar completamente desnuda frente a alguien, pero tratándose de Louis, y especialmente después de la noche anterior, imaginé que sería absurdo tener que ocultar mi cuerpo de él, pues ya no había nada que no conociéramos uno del otro.

F1reproof » Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora