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Honestamente, después de aquel beso en Glasgow, no fui capaz de imaginar qué diablos sucedería una vez que volviéramos a Londres. No obstante, de algo sí estaba segura: definitivamente, no esperaba normalidad. Porque por más que hubiésemos quedado en seguir el curso de nuestras vidas naturalmente, creí que algo fallaría de por medio. Y lo peor de todo era que no podía entender porqué diablos me molestaba tanto que las cosas no fuesen así.


Estaba totalmente disconforme con la actitud de Tomlinson, quien según parecía era un experto en eso de "olvidar y seguir adelante", lo hacía todo tan bien que durante un segundo me cuestioné su fidelidad a Eleanor, si acaso estaría acostumbrado a hacer esa clase de cosas, hasta que acabé por concluir que eso era una idiotez, que era mi mejor amigo del que estaba hablando, y que jamás me habría ocultado algo como eso.


En fin, Louis seguía comportándose como siempre conmigo, literalmente como siempre. Me narrándome todas sus anécdotas e historias sin filtro alguno. Seguía contándome que la noche anterior había tenido un sexo fabuloso con Eleanor, que habían hecho tal y tal cosa; y así mismo, seguía llevándola al departamento, besándola y diciéndole a los ojos lo mucho que la amaba. Estaba dejando fluir todo con una naturalidad tan plena que era envidiable.


Entonces, lo que yo no entendía era: ¿Porqué diablos me molestaba tanto que él pudiera seguir adelante? ¿Acaso eso significaba que yo no podía?


No, claro que sí podía –o eso trataba de hacerme creer–, tan solo era mi incapacidad para mentir la que me lo dificultaba tanto. Sí, eso era. Detestaba los engaños, el cinismo y el descaro, así como tampoco había tenido que lidiar con ese nuevo lado que mi amigo me había revelado, uno carente de conciencia que resultaba alarmante. Concluí por tanto que, sin lugar a dudas, esas eran las explicaciones a mi fastidio, sonaba lógico después de todo, ¿No? Por supuesto que yo ni siquiera habría sido capaz de pensar que, quizás, la explicación de mi resentimiento no iba precisamente por el camino de la lógica, sino que radicaba en algo más allá de eso.


A nuestro regreso a Londres se sumó mi nueva decisión de dejar de fingir con Harry sobre nuestra supuesta relación. Ya no estaba dentro de mis planes continuar con la farsa, por lo que me limité a seguir tratando a Harry como lo que era: mi amigo. A fin de cuentas, si Louis tenía problemas con su chica, los solucionaría él mismo. ¿No? Ya había demostrado ser un experto en ello.


Pero lejos lo más curioso –e irónico– fue el cómo mejoró drásticamente mi relación con Eleanor. De pronto, los saludos se tornaron más cálidos, las conversaciones más largas, y sus celos acabaron por ser ser inexistentes. Por lo que solo quedaba preguntarme: ¿Qué podía ser peor? ¿Una Eleanor extremadamente amistosa, o una excesivamente Celópata?


Supuse que toda esa repentina cercanía se debía a esa noche en los EMA ella pudo entrar más en confianza conmigo, o al menos recobrar lo que había perdido en mí. Era ridículo que al momento en que ella creyó consolidar nuestra suerte de "amistad", horas después yo hubiese materializado todas sus sospechas.


De cualquier forma, el beso nunca más se volvió a mencionar, ni por parte de Perrie, ni de Louis, ni mía. Era un tema cerrado y en el olvido. Tan solo me hubiese gustado saber que algunos secretos están destinados a ser contados.


(...)


Ese martes por la tarde opté por quedarme en el departamento para descansar, ponerme al día con The Vampire Diaries, y disfrutar un poco de la plena soledad del lugar antes de tener que partir a la radio a trabajar.


Según lo que había escuchado, Styles había salido a una cita con una chica, y en tanto Louis y Eleanor habían armado su propio panorama en la ciudad, que –para mi mala suerte– igualmente acabó por derivar en el departamento.

F1reproof » Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora