JJ Maybank // Imaginas.

bestie.

And I’m kissing you lying in my room, holding you until you fall asleep and it’s just as good as I knew it would be; stay with me I don’t want you to leave
—K, Cigarettes After Sex.

Stormie dio otra vuelta en su cama, abiertamente frustrada por no poder conciliar el sueño. Se había pasado el día con los Pogues en el agua, surfeando, pescando y nadando hasta entrada la noche y su cuerpo había pedido por favor que parara unos segundos y esa noche descansara en la comodidad de su cama. Hasta su madre se había sorprendido del aspecto cansado con el cual la chica había llegado luego de su divertido día con amigos, y le aconsejo que se diera una ducha y se recostara temprano mientras ella se iba a su segundo turno de la noche. 

La chica no había puesto objeción y rápidamente hizo lo que su madre le dijo. Pero en el momento en el que toco la cama, su cuerpo se puso alerta quien sabe porqué y ahora no lograba pegar un ojo. Sentía su cuerpo agotado y aun así su mente estaba en espera pero, ¿De que? Ella presentía que no debía dormir, que por más cansancio abrazador debía mantenerse despierta. 

- Vaya mierda.- Murmuró para si entre quejidos. No había caso, no parecía haber forma de que consiguiera tener sueño. La noche había llegado con una fuerte tormenta, y normalmente ella disfrutaba de esas lluvias para dormir plácidamente pero al parecer eso no estaba en las prioridades de su mente.

Decidió irse a preparar un chocolate caliente como solía hacerle su padre cuando era niña y no podía dormir entre pesadillas. Estuvo unos segundos abajo, y luego volvió esperanzada de que surgiera el mismo efecto que años atrás y la durmiera rápidamente para disfrutar del placer de dormir con la tormenta que ahora se hacía más fuerte.

Aún así al llegar a su habitación se llevó un inmenso susto al ver a un hombre parado allí. Ese susto se disipó rápidamente al reconocer los cabellos rubios, gracias a qué él mismo había prendido la luz de la mesa de noche con el fin de no asustarla demasiado.

Lo reconoció con facilidad. Ella estaba acostumbrada a las visitas vespertinas de su rubio amigo y aunque le encantaba estar con él, porque además de muchas cosas ella tenía un fuerte enamoramiento desarrollado a lo largo de los años, sabía con exactitud que esa visita no era nada bueno. Por más que amase que JJ la visitara a mitad de la noche, no le gustaba lo que incitaba a aquel chico a refugiarse en sus brazos. Su respiración se entrecorto al verlo a él, su mejor amigo desde jardín de infantes, totalmente mojado y con rastros de sangre en todo su cuerpo que se hacían ver en su blanca camiseta. 

— J. — Susurró con dolor mientras dejaba su taza a un lado totalmente olvidando todo lo demás y apresurándose a acercarse a él. Observo sus ojos cargados de dolor, un dolor más fuerte que el del mismo cuerpo. Stormie sintió tanta impotencia y odio a qué lo lastimaran de esta forma como cada vez que sucedían esas visitas acompañadas de heridas. 

El rubio fue incapaz de emitir palabra, pero la preocupación y los toques delicados que ella le brindaban para chequear sus heridas lo hicieron sentir tan desolado que no pudo más. El primer sollozo salió de sus labios sin permiso, y casi de inmediato las lágrimas lo invadieron y el dolor se apoderó de su cuerpo mientras soltaban un llanto desgarrador. Pero ahí estaba Stormie que hasta antes del primer sollozo, ella ya estaba acunándolo entre sus brazos con total delicadeza y amor. Muy poco le importó la ropa mojada o sucia, nada le parecía más importante que sostener a JJ y brindarle todo el amor que se merecía y nadie sabía dárselo. Excepto ella. Porque si habia algo a lo que Stormie estaba dispuesta era de hacer feliz a JJ Maybank, porque era lo que el merecía.

Cómo pudo lo dirigió a su cama sin despegarse de su agarre, y ahí él se acomodó en su pecho sintiendo como todo era mejor en ese lugar y siguió en su llanto doloroso, cargado de heridas e infelicidades acumuladas. Jamás había llorado frente a alguien, y aunque Stormie era la que siempre lo curaba cuando esto sucedía, jamás se había permitido soltar siquiera una lágrima. Y ahí se encontraba, totalmente entregado, demostrándole a su chica secretamente amada todo lo que había en su corazón dolorido.