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Matsuri no entendía por qué estar al lado de neji la hacía sentir tan bien, su pecho dejaba de doler tanto y podía ser feliz.
Ella realmente lo intentaba, quería saber el por qué pero cada vez que lo pensaba su mente divagaba en cosas sin sentido.
No quería salir de la cama, no quería levantarse a vivir algo que no quería vivir, su pecho dolía cada vez más y las flores no dejaban de brotar por sus ojos cada vez que tosía, era doloroso, Demonios, si que lo era.
Las ganas de hacer cosas eran cada vez menores, antes salir a comer dangos era lo que más le gustaba pero ni siquiera eso se le antojaba.
Su madre, Su hermana, e incluso neji intentaban hacer que su ánimo subiera pero nada servía, Neji lo más que lograba era sacarle una triste sonrisa.
El día siguiente llegó y matsuri aún no tenía ganas de hacer nada, solo quería estar ahí, llorando por cosas que hacen que su pecho duela cada vez más, realmente quería morir, lo quería hacer, pensó qué tal vez hablar con shisui le ayudaría, así que se levantó se cambió y bajo, sorprendiendo a los presentes, se vio en el espejo y noto cuantos kilos había bajado, casi no se reconocía.
Suspiro y salió de la casa, siendo seguida por un castaño que no entendía nada, matsuri camino hacia la florería donde compró unos narcisos blancos, los favoritos de su querido shisui, salió de la florería y caminó hacia el cementerio, donde al llegar a una lápida que decía Shisui Uchiha se tiró de rodillas, poniendo los narcisos blancos encima del suelo, el castaño miraba curioso desde lejos, no entendía nada de lo que pasaba.
— Shisui... han pasado algunos meses desde la ultima vez que te vine a visitar y yo lo siento mucho... pero no podía... estos últimos días me he sentido muy mal, pero ni si quiera sé que me pasa, desearía que aún estuvieras aquí... pero hoy no vengo a llorarte, lo haré cuando cumpla mi promesa y... ahora no se si podré lograrlo... — suspiró con cansancio la chica, todo lo que recientemente había pasado la tenían exhausta a pesar de no hacer realmente nada.
— Neji... ven. — dijo la rubia palmeando el suelo al lado de ella, el castaño sin entender mucho lo hizo, se sentó junto a ella.
— Shisui, mira te presento a Neji, es un malhumorado, serio, tiene el pelo más bonito que yo... — dijo la rubia riendo como si de verdad el azabache uchiha estuviera ahí, tal vez físicamente no, pero ella sentía que estaba ahí, que siempre lo estará.
— Oye... de verdad así soy? — preguntó el castaño haciéndose la victima aguantando las ganas de reír.
— Si, pero sabes shisui, este chico de aquí se ha ganado mi plena confianza, ya que él me ha ayudado a olvidar, olvidar y ser más feliz, quizás si pudieras decir algo... probablemente serias un celoso y le harías muchas preguntas y si yo pudiera hacer lo que sea, lo que fuera por volver a oír aunque sea una risa tuya, tomaría esa oportunidad, a veces cuando te extraño, me pongo a recordar todo lo que hiciste por mi cuando era mas chica... — dijo la chica con unas lágrimas goteando de su rostro, las cuales rápidamente seco.
