nueve

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Ya habiamos visto por lo menos 7 películas diferentes, todas eran de géneros distintos y eso era bastante divertido. Aunque la de terror no la disfruté para nada, Taehyung si, pero yo no.
Ahora estábamos esperando que termine la pausa comercial para la siguiente película. Me gustaba ver las peliculas con Taehyung, era divertido.

Escuchamos golpes en la puerta y corrí hacia el baño sin hacer mucho ruido, digamos que solo traía una camisa de Taehyung y su familia no podía verme así.

—¿Quieren ordenar algo de helado?—Escuche la voz del Sr. Kim. Que vergüenza, si me hubiera visto así moriría.

—¿Jimin quieres helado?—Preguntó Taehyung, a los gritos obviamente.

—¡Si no es molestia!—Dije, un poco fuerte.—¿Puede ser granizado?

—Claro, a Taehyung también le encanta ese sabor.—Dijo y se marchó. Taehyung posteriormente me dió el aviso de que podia salir.

—¿Otra cosa que tenemos en común? Ya son varias.—Kim dijo burlón y yo reí para luego meterme en la cama.—¿Puedo decirte algo?—Tomó asiento a mi lado y yo me acomodé un poco.

—Claro.—Murmure y Taehyung no dudó en tomar mi mano. Me estaba asustando.

—El próximo sábado es el aniversario de mis padres y quieren que vayamos juntos. Ya te tienen un gran cariño.—Dijo y sonreí leve. Luego, asentí.

—No tengo nada que hacer el sábado.—Un bostezo escapó de mis labios obligándome a cubrirlos con la palma de mi mano. Taehyung sonrió.

—Duerme, te guardaré un poco de helado.—Taehyung se puso de pie dispuesto a irse y lo detuve.

—Pero las películas-

—¿No crees que ya vimos suficientes? Te dolerá la cabeza por tantas horas frente a la pantalla. Duerme.—Dijo, acercándose una vez más para besar mi frente con suavidad.

(...)

Había despertado. Más bien, me obligaron a despertar los fuertes golpes en la puerta. Me levanté apurado por los estruendosos golpes y abrí la puerta de la habitación, encontrándome al desagradable primo de mi "no novio".

Y recordé el detalle más importante.

—Linda ropa.—Murmuró el más alto y yo intenté cerrar la puerta incómodo ante la mirada ajena. Me detuvo.

—Vete.—Dije y el rió.

—No hay nadie en casa, solo somos tu y yo.—Hoseok abrió la puerta, tirándome al suelo. Intenté cubrirme con lo que encontré, una de las mantas que habíamos dejado en el suelo.

Era tarde por lo que la habitación estaba demasiado oscura para mi gusto, pero aún así no lo estaba completamente gracias a la puerta que dejaba entrar la luz del pasillo.

—¿Por qué te aferras tanto a Taehyung? Yo soy mejor que él.—Me atreví a negar, notando como Hoseok se molestaba.

—Te dije que te vayas.—Grité, ya había empezado a acercarse a mi. Me daba miedo, no quería que me toque.

—No te haré nada que no quieras, Jimin-ah.—Murmuró, tomando uno de mis mechones de cabello entre sus dedos.

—N-no me toques, vete.—Hoseok rió y su mano bajó a mi mejilla. Cerré mis ojos con fuerza.

No quería, no quería.

—¿Hyung?—Era Jiwon.

Hoseok me soltó inmediatamente y se apartó, riendo nervioso. El pequeño me miró y luego a Hoseok, confundido.

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