final

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Terminé el secundario hace ya unos días y me encontraba en casa recostado sobre el pecho de mi madre.

Mentiría si dijera que ya superé el vacío que dejó Kim meses atrás. Porque no lo hice. Menos podría hacerlo cuando todo me recuerda a él aún con todo este tiempo pasado.

Me llegó una vacante para su universidad, pero me resigne a dejar el país y acepté a la Universidad de Seúl con la carrera de arquitectura, me viene bien según los talleres de orientación vocacional.

Me había enterado de que Taehyung venía para las fiestas, así que no salí de casa durante esos días y mamá lo comprendió. Nisiquiera me contó si lo cruzó o vió, tampoco me interesó. No lo odiaba pero tampoco quería saber más sobre él.

Porque no lo olvidaría nunca pero su recuerdo era doloroso. Nuestro romance torpe fue adolescente y claramente no sería eterno, la fantasía donde era feliz con Taehyung por el resto de mi vida se había esfumado y es por eso que no lo había buscado, me negué a volver a sus brazos.

"Nadie muere por amor" Escuché.

Era cierto, no morí cuando se fue pero mi alma es otra y no es feliz. Feliz era a su lado con sus labios sobre los míos y con su risa melodiosa. Feliz era junto a él pero el destino no nos quería juntos y mi cansancio era suficiente como para no pelear por ello.

No era orgullo ni ego, si no la tristeza profunda que me hundió por completo. Porque el dolor, por más grande que sea, cede al cansancio. Y el que sufre se duerme y así me encontraba yo, profagando sueños en donde mi felicidad era pura. La realidad era otra y aunque lo quisiera y lo deseara esta me lastimaba. Así que me rendí.

Me rendí ante sus mentiras y lo dejé ir, porque sus palabras eran agujas que no quiero volver a clavar y mis miedos son los lazos que cortó sin piedad.
Lo amo hoy y siempre, pero mi dolor y mis miedos me importan más que un amor juvenil que me logró destrozar y que no le costó dejar atrás.

☆.

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