Catorce

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Al final el remordimiento había ganado, ni dos días tardó en presentarse de nuevo en la sastrería de los Agreste a buscar a Félix.

- Buenos días señor Agreste - saludo a Gabriel que había salido de su cuarto de trabajo al escucharla entrar a la tienda -. ¿Está Félix aquí?

- Buenos días - Saludo Gabriel que ni en esta realidad dejaba de ser inexpresivo -. Está en su cuarto... pasa a buscarlo, ya lo has hecho antes.

- Gracias señor - dijo Marinette fingiendo no darse cuenta del tono de fastidio con el que Gabriel había dicho esas últimas palabras.

Hoy la casa de Adrien y su padre le pareció un poco diferente a Marinette, mientras subía las escaleras no pudo evitar pensar en todas aquellas pistas que le había dado Félix y que ella por su cuenta, concentrada en el cambio de mundo que había vivido no habría descubierto nunca por su cuenta.

Quizá si había sido un poco injusta con el Félix de este mundo, después de todo él no era por completo el mismo Félix que había tomado el celular de su primo para grabar ese video que desencadenó en la akumatización del trío de castigadoras, en esencia eran la misma persona, como habían sido todos sus amigos en este mundo, pero las alteraciones que habían tenido en su vida habían cambiado su personalidad, para bien o para mal, no podría decirlo pero aparte que aquello que era inherente ellos todos los comportamientos por el entorno les habían cambiado en esta realidad.

La casa traía muchas pistas, como lo había hecho todo lo concerniente a Gabriel Agreste en aquel breve periodo de la realidad en el que ella desconfió de él, antes de preferir descartarlo por completo.

- Marinette - murmuró una voz en el segundo piso mientras Marinette seguía subiendo las gradas, era Adrien que había estado jugando videojuegos en su sala -. Hola ¿Qué haces por aquí?

- Hola Adrien... Vine a buscar a Félix - explicó deteniéndose un momento pero sin mover sus pies de la dirección en la que estaba caminando, solo giro la cabeza para ver al chico rubio que tanto le había gustado y que parecía que en este mundo, tanto como en el otro, era inalcanzable para ella -. Ayer nos peleamos, creo que fue... no, en realidad fue culpa mía y estoy aquí para intentar disculparme con él.

- ¿Os peleasteis? - murmuró Adrien disimulando bastante mal su molestia por el que ella viniera a su casa su primo y no por él, pero Marinette no lo noto porque estaba muy distraída pensando en todo lo que había pasado desde su inexplicable llegada a este mundo -. Bueno, no tienes que ir a verlo cuando no pareces muy animada de hacerlo ¿Quieres jugar conmigo un par de partidas y luego ves si quieres... y estás más animada para ir a ver a mi primo?

Adrien levantó uno de los mandos de la consola, era un tonto intento de que ella lo eligiera, lo sabía pero... no pudo evitar por un momento intentarlo, Marinette negó con la cabeza.

- Suena divertido... pero en este momento tengo que resolver algo cuanto antes - le dijo encogiéndose de hombros, Adrien siempre era tan amable no importaba si era en este mundo o en el otro -. En otro momento Adrien estaré encantada pero ahora tengo que hablar... o discutir con Félix.

- Bien - Dijo el chico con tono decaído.

Marinette continuó subiendo las escaleras hasta que al fin se encontró frente a la habitación que Félix compartía con Adrien y se sintió indecisa sobre si debía tocar.

- Vamos, ahora no es para que te eches atrás - murmuró para sí misma y toco la puerta.

- Pasa - dijo la voz de Félix desde el otro lado de la puerta y Marinette abrió la puerta con tanta lentitud que bien podría haber estado en cámara lenta, quizá por eso Félix la observaba atentamente cuando terminó de abrirla por completo -. ¿Qué haces aquí? ¿No habíamos quedado en que no queríamos vernos nunca más?

Aquello inherente a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora