Narra Marta
Estaba pasando por la vereda de mi calle dirigiéndome al parque en el que solía pasar rato dándole de comer a las palomas, había quedado ahí con Lucho dentro de cinco minutos. Me senté en el banco a esperarlo.
-hola marta- me saludó con un beso en el cachete y yo le mostré una sonrisa, cosa que no solía hacer a menudo.
-¿Cómo estás?- preguntó.
-estoy bien Lu ¿y vos?
-también, vení hay algo que quiero enseñarte- agregó.
-¿Que es?- pregunté y el me pasó el brazo por encima para después empezar a caminar, yo esbocé una sonrisa, no sabia a dónde me llevaba.
-te va a encantar, es lo único que puedo decirte.
Habíamos llegado a un lugar cerca de la playa en el cual no había estado nunca, podía observar la puesta de sol. Del interior de su chaqueta de cuero sacó una rosa de color negro.
-es para vos...- dijo y le mostré una sonrisa- es una rosa especial, no se estropea ni se marchita- la olí, tenía un olor peculiar.
-¿De donde la sacaste?- pregunté confundida nunca había visto una rosa semejante.
-conozco un único lugar donde crecen con naturaleza, pero no lo puedo revelar- respondió.
-bueno...en ese caso no voy a preguntar.
Estuvimos viendo la puesta de sol mientras hablábamos de boludeces. Últimamente comenzaba a sentir algo por Lucho, el siempre ha estado ahí conmigo, me trata bien, me apoya en todo y nunca me ha juzgado. Me hace sentir feliz y olvidarme de todo...
Después de ver la puesta de sol habíamos ido a un restaurante, nos habíamos sentado en una de las mesas de fuera, a la luz de la luna.
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