Acorralada

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Tomamos una ducha juntos y fuimos a despertar a nuestra niña una vez que nos arreglamos, nos costó un poco despertarla pero otra guerra de cosquillas lo consiguió, despertó entre risas provocando también las nuestras.

-Ya papis ya desperté-se quejó sin poder dejar de reír.

-Qué dormilona eres muñeca-se burló su padre quitándole las cobijas de encima.

-Pues es sábado-se quejó.

-Sí princesa pero sí es más tarde de lo que te levantas entre semana-dije viéndola divertida.

-Bueno eso sí-respondió.

-Bueno-comenzó a decir su padre-, te me arreglas señorita que hoy pasaremos el día en la ciudad y te quiero muy guapa.

-¿Me puede ayudar mami?-preguntó abrazándose a mí.

-Claro que sí mi amor-respondió con una sonrisa-, mami siempre te deja muy guapa.

-Entonces a la ducha mi niña-dije levantándola de la cama.

La ducha fue muy divertida pues ambas nos inventamos una historia con sus juguetes en la bañera en la que una pequeña princesa y su madre huían de un peligroso dragón el cual era su patito de hule, la ayudé a secarse y a ponerse la ropa que ya estaba sobre su cama, optamos por unos jeans combinados con la blusita color durazno y sus botas cafés que juntas elegimos en aquella tienda, la peiné con una trenza francesa mientras ella hacía lo mismo con una de sus muñecas.

-¿Tú me vas a peinar siempre mami?-preguntó viéndome por el espejo mientras la peinaba.

-Claro que sí mi amor, hay tantos peinados que le quedan a tu hermoso cabello-respondí tomando gajo a gajo de cabello que necesitaba.

-Qué bueno-suspiró aliviada-, mi papi intentó peinarme algunas veces pero me jalaba mucho y no lo hacía muy bien.

-Bueno-solté una pequeña risa-, eso ya no pasará, ya quedaste lista hija-anuncié a lo que ella analizó mi trabajo a detalle.

-Me dejaste muy bonita mami, gracias-dijo mientras corría a abrazarme.

Bajamos a la sala donde ya nos esperaba Leo, de inmediato apareció una gran sonrisa en sus labios.

-Pero qué mujeres tan hermosas-dijo su padre mientras guardaba algunos documentos en un folder.

-¿Ya viste cómo me peinó mi mami?-preguntó presumiendo si cabello.

-Sí cariño, te ves preciosa y mami también-asintió viéndome.

Almorzamos juntos antes de salir hacia Austin a pasar el día, compramos algunas cosas en una plaza antes de dirigirnos a un parque con juegos para niños, aprovechamos que Jennifer estaba muy entretenida jugando para hablar sobre el trámite que teníamos que hacer para que Jenni fuera legalmente mi hija.

-Ok-dijo el hombre-, entonces en cuanto estemos casados comenzamos con ese trámite, gracias por esto.

-Sabes que nada me haría más feliz-respondí con una sonrisa-, sólo hay que investigar qué y qué requisitos piden y ya.

-De acuerdo-dijo antes de unirnos en un beso-, y después de eso podríamos no sé, empezar a planear la llegada de un bebé.

-Así que quieres agrandar nuestra familia pronto-dije arqueando una ceja.

-Pero claro-respondió-, ¿Has pensado en los hermosos hijos que tendríamos?

-Definitivamente serán preciosos mi amor-acepté de inmediato pues la verdad sí lo había pensado muchas veces.

Lazado Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora