Volvió

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Los días pasaban y no teníamos noticias de Jenni, ambos estábamos cada vez más desesperados y no sabíamos si la podríamos recuperar, sumado a eso estaban las constantes idas de Leo a Austin atendiendo las llamadas del banco, pero ahora era diferente, se tardaba días en los cuales ni siquiera respondía mis llamadas y eso me preocupó, tampoco podía ir a verlo al rancho porque se quedaba en la ciudad, algo estaba pasando y la duda me estaba matando, pensaba en ir a Austin para apoyarlo pero las mascotas no dejaban de llegar a la veterinaria por lo que me mantuve atada ahí, no sabía si había inscrito al caballo en el concurso y ya no encontraba manera de contactarlo; noté que el siguiente día sólo tenía que atender a un perro por lo que llamé a su dueña concretando una cita para después, afortunadamente aceptó, así que decidí ir con él esa misma tarde, lo llamé rogando respondiera sobresaltándome de escuchar el timbre de su celular en la entrada, se veía cansado, su mirada era sombría y notablemente distante, no eran noticias buenas.

-Mi amor-exclamé corriendo a abrazarlo a lo que sólo suspiró-, me tenías muy preocupada, ¿Dónde estabas? ¿Cómo estás?

-¿Podemos ir a otro lugar?-respondió lentamente.

-Claro, vamos a mi casa-sugerí a lo que sólo asintió.

Entramos y de inmediato se sentó en la sala, le ofrecí un café pero negó con la cabeza, me estaba preocupando cada vez más, me senté junto a él en silencio y decidí esperar a que él comenzara a hablar cuando quisiera.

-Regresó-dijo lentamente.

-¿Qué?-pregunté sin entender bien.

-Jenni está de vuelta en casa.

-¡¿Enserio?!-exclamé emocionada lanzándome a abrazarlo, se me hizo muy extraño que me apartara un poco pero no le di importancia, mi princesa había vuelto-, quiero verla, quiero ver a mi princesa.

-No-respondió serio-, no creo que sea buena idea.

-¿Pero por qué?

-No quiero que se confunda.

-Creo que la confundida soy yo.

-Escucha Sam-dijo de una manera que me heló la sangre-, ella se encariñó con su madre y Rebecca también volvió.

-Sigo sin entender-dije viéndolo fijamente a lo que él suspiró.

-Vamos a retomar nuestro matrimonio-respondió haciéndome sentir que un balde de agua con hielo caía sobre mi espalda.

-¡¿Qué?!-exclamé completamente sorprendida-, ¿Por qué? ¿Después de lo que hizo? Es mi hija.

-No Sam, no lo es, te encariñaste con ella y la llegaste a ver como tal pero no eres su madre, ella lo es y Jenni la ve así.

-Ok-respondí con un nudo en la garganta-, porque sí es su madre, pero, eso no quiere decir que tú tengas que estar con ella...

-Sam, yo quiero estar con ella-interrumpió-, mira, desde que se fue no volví a enamorarme, después llegaste tú y pensé que contigo lograría sacarla de mi mente pero no fue así, cuando la vi de nuevo me di cuenta de que sigo amándola, por eso no supiste de mí en estos días, no estaba en Austin por asuntos del rancho, estaba con ella, reconociéndola, tratando de entenderme a mí mismo, y vi que en verdad quiere a la niña, a nuestra hija, y por supuesto a mí, así que estaremos juntos de nuevo.

-Entonces sólo me usaste-deduje con los ojos llenos de lágrimas.

-Sí-respondió de inmediato-, y te pido me perdones, no debí llegar tan lejos.

-Toma-suspiré al tiempo que le entregaba el anillo de compromiso- ¿Al menos puedo despedirme de ella?

-No, no hagas esto más difícil por favor-negó terminando de romper mi corazón en miles de pedazos-, y te voy a pedir que por favor no te acerques, si pudieras irte del pueblo estaría mejor, no quisiera que un día te las encontraras en la calle y crees confusión o sentimientos encontrados en mi hija.

Lazado Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora