Desperté y me dispuse a preparar el desayuno una vez que terminé de arreglarme, al bajar encontré a Leonardo colocando el par de focos que faltaban, no traía camisa y verlo así de nuevo me estremeció.
-Buenos días Samantha, desperté temprano y decidí comenzar con esto-dijo el hombre con una sonrisa.
-Buenos días, muchas gracias-respondí-, prepararé el desayuno.
Preparé tostadas francesas con jamón y queso mozzarella, para la pequeña un vaso de leche con chocolate y unos pancakes con miel, dos tazas de café recién hecho y un poco de fruta con granola, les avisé que ya estaba listo siendo Leonardo el primero en entrar, seguido de Jennifer que traía el cabello hecho una maraña.
-¿Y esos cabellos Jennifer?-preguntó su padre tratando de no escupir el café por la risa.
-Sabes que no me sé peinar-respondió la niña indignada.
-Tranquila-dije señalando su comida entre una pequeña risa-, después del desayuno te ayudo con eso.
-Gracias-respondieron al unísono provocando la risa de todos.
Desayunamos en una animada plática sobre el festival del siguiente día, la niña estaba sumamente emocionada y eso me emocionaba a mí también, me sentía extraña pues parecíamos una familia en un día normal, pero también me sentía bien, y eso era lo extraño, me había encariñado con ella y después de lo sucedido la noche anterior también con el papá. Ambos me ayudaron con algunos arreglos de la casa lo cual agradecí bastante, sólo quedaba pendiente la pintura del exterior, algunos detalles en el jardín delantero y trasero, además de unas reparaciones al mueble del estudio. Salieron de ahí a medio día, ayudé a Jenni a hacerse dos coletas que le encantaron, a cada rato se veía en el espejo admirando su peinado, su padre también había mencionado lo bien que se veía, regresaron a su casa y yo me dispuse a seguir ofreciendo mis servicios como veterinaria, mi sorpresa fue cuando un vecino de la siguiente calle me ofreció amablemente un local cerca del centro de la ciudad para poner ahí mi veterinaria lo cual agradecí y acepté, genial, todo empezaba a mejorar, y cuando digo que todo, es todo, había decidido prevenirme por lo que unos días antes había pedido algunos artículos para cuando consiguiera el local.
Me levanté con el sonido de mi alarma, me metí a la ducha y me dispuse a elegir la ropa que usaría para el festival de Jennifer, opté por unos pantalones ajustados color negro, una blusa rosa palo y tacones del mismo color, me maquillé un poco y peiné mi cabello con unas suaves ondas, tomé mi bolso en cuanto escuché el timbre de mi puerta y salí, ahí estaba el hombre, con unos pantalones de vestir azul marino, camisa blanca y zapatos y cinturón color miel, se veía tan guapo, se acercó a saludarme con un beso en la mejilla pero terminó dándomelo en la comisura de los labios, ambos sonreímos nerviosos antes de subir al auto.
Llegamos a la escuela y nos dirigimos al auditorio de la misma, tomamos nuestros lugares y esperamos a que diera comienzo el evento.
-¿Y Jennifer?-pregunté buscándola con la mirada entre los niños.
-Debe estar preparándose atrás del escenario, ¿Estás bien?-preguntó viendo cómo jugaba con mis manos.
-Sí-respondí de inmediato-, bueno un poco nerviosa la verdad.
-¿Por qué?
-No sé, son nervios y emoción a la vez, nunca había asistido a un festival de algún niño y me emociona verla bailando.
-Ya le tomaste cariño a mi hija ¿Cierto?-preguntó viéndome con una mirada que no pude descifrar pero que me gustó.
-Bastante-confesé-, es una niña maravillosa.
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Lazado Corazón ©
Romance¿Pasar de una vida perfecta con todo bajo control a una en donde no sabía qué pasaría? No, eso sin duda no estaba en mis planes, nada podía salir mal, hasta que pasó, hasta que aquel suceso me obligó a hacer aquello que nunca quise, huir, huir de la...