Escúchame

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Caminó despacio hacia mí con las manos en los bolsillos de su pantalón, hice lo mismo hacia él tratando de mantener la calma aunque dudaba pudiera lograrlo por mucho tiempo.

-Hola Samantha-saludó lentamente.

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?

-Eso no importa, lo realmente importante es lo que vengo a decirte.

-¿Qué, Leonardo te mandó a buscarme?-pregunté molesta.

-No-respondió negando con la cabeza-, él no sabe que estoy aquí.

-¿Entonces?-pregunté confundida y decepcionada, en el fondo deseaba que él lo hubiera mandado para saber de mí, pero no era así.

-Yo le dije dónde encontrarte-dijo una voz femenina bajando del auto.

-¿Tú?-pregunté asombrada de verla ahí.

No lo podía creer, sólo ella faltaba en traicionarme, jamás pensé que lo hiciera y de esa manera.

-Sí, yo-respondió Melissa-, investigué las verdaderas razones de lo que pasó y no podía quedarme sin hacer nada, al igual que Ian.

-¿Ian? ¿Él es Ian? Amiga te engañó, él se llama David...

-Sí-interrumpió Melissa-, se llama Ian David, y no Sam, te digo que yo misma fui a investigar y lo que viene a decirte es verdad.

-Sam, Leo se sacrificó por ustedes-dijo David-, no te dejó porque no te amara, lo hizo porque...

-A ver-interrumpí molesta-, no me interesa y no te voy a creer, él regresó con su esposa y ahora son la familia que siempre debieron ser y punto, no vuelvan a molestarme, ni tú Melissa, no pensé que me hicieras esto-recriminé antes de dirigirme al interior del edificio.

-¡Sam!-gritó Melissa pero no iba a voltear.

Subí a toda prisa y cerré la puerta de golpe, las lágrimas comenzaron a caer de nuevo y con ellas yo me derrumbé contra el muro, no quería saber las mentiras que David había ido a decirme, no quería y no podía, por mi bien no podía volver a tener contacto con ellos y ahora Melissa que estaba de su lado, ¿Es que acaso todos a los que he amado me iban a traicionar? Me levanté después de algunos minutos y me metí a la ducha, necesitaba relajarme y mucho, al menos ahí las lágrimas se confundían con el agua.

Pasaron días en que afortunadamente no supe nada más de ellos y eso me alivió aunque los recuerdos habían vuelto y ahora sumado a la pérdida de la que creí era mi mejor amiga, el dolor ahora era más y no estaba segura si resistiría todo aquello, no tenía ya a nadie más que a mis padres pero estaban muy lejos de mí, en este momento lo único que quería eran los abrazos de mamá y las palabras de apoyo de papá, me sentía vacía y llena de dolor, apenas pude dormir esa noche, desperté, una ducha rápida y de vuelta al hospital, me ayudaba bastante el hecho de que la campaña en el hospital seguía y me distraía la mayor parte del día en el trabajo, Sally me convenció de ir al bar que ya se había convertido en nuestro sitio de escape, accedí pues en verdad lo necesitaba, ella era la única amiga que tenía cerca y en verdad necesitaba contarle lo sucedido, me mostró su apoyo aunque en el fondo sé que era de la idea de escuchar lo que tenían que decirme.

-Yo no te puedo decir qué hacer Sam-dijo cuando terminé de contarle-, sólo piensa bien todo y decide si te niegas rotundamente o accedes a escuchar lo que tengan que decirte.

-¿Tú crees que debería escucharlos?-pregunté viéndola fijamente.

-¿Te respondo con total sinceridad?-preguntó a lo que asentí-, Sí, creo que deberías hacerlo pero es decisión tuya.

Lazado Corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora