🌫️ t r e c e .

49 10 8
                                    

—Elizabeth, hey —chasqueaba sus dedos frente a la rubia, tratando de que reaccionara, mientras tenía una sonrisa de oreja a oreja en su rostro como siempre—. Vamos, no te duermas todavía, no aguantas nada.

Quitó la jeringa del brazo de Berg, dejándola en la bandeja donde estaban sus herramientas cubiertas de sangre, mientras se burlaba de la pobre chica.

Brendon le había inyectado adrenalina al ver que Elizabeth estaba por perder la vida, no la dejaría irse tan rápido, iba a disfrutar cada puto momento de la tortura que le estaba provocando.

Según su mente, ella se lo merecía.

Dio un suspiro largo, mientras estiraba sus brazos y caminaba por el sótano. El olor que había ahora era aún más asqueroso que antes, eran las 7:38 a.m., había pasado mas de 2 horas torturando el pobre cuerpo de la adolescente.

Estaba pálida, con varios moretones, sangre saliendo de su nariz y de sus cortadas, con su cabello maltratado, despeinado y muy mal cortado. Tenía los ojos hinchados y rojos de tanto llorar, los sentía muy cansados, ya no tenían el mismo brillo que antes, sobre todo tenía ojeras muy marcadas.

Su delgado físico temblaba, estaba a nada de perder la razón, aunque gracias a la adrenalina que se le fue inyectada, puede soportar más.

Tenía pequeñas quemaduras ya que Brendon apagó cigarros en su cuerpo.

Moretones en el estómago, piernas y brazos.

Cortadas por todo el cuerpo, algunas más profundas que otras.

Miró débilmente a Brendon, quien tarareaba alegremente mientras organizaba sus elementos de tortura, los cuales tenían sangre, al igual que el suelo, su rostro, manos, y por todo el cuerpo de Elizabeth.

Se dio vuelta de repente, mostrandole la sonrisa más escalofriante, tenebrosa y perversa que se puedan imaginar, sumando que tenía sangre por toda la cara, quedaba aún más siniestro y oscuro.

Linda imagen mental, ¿no?

—sí que haz aguantado... —habló suavemente, con una voz macabra, caminando a su alrededor nuevamente—. Así seguramente aprendes que no tienes que ser tan caprichosa, ni actuar de forma tan posesiva —se puso frente a ella, agachándose para quedar a la altura adecuada, ya que seguía amarrada a la silla.
Levantó la cabeza, ambos hicieron contacto visual por varios segundos, ya no tenía las suficientes fuerzas para hablar, al menos no ahora.

—¿y t-tú... N-no crees q-que estas siendo p-posesivo con... Ryan? —habló como pudo, de forma baja y sincera, no le importaba lo que le hiciera, tenía que decírselo en la cara ahora que tenía la oportunidad. Negó con la cabeza mientras seguía hablando—. Esta no e-es la manera... Estás enfermo.

Tartamudeaba del dolor, no podía elevar mucho la voz ya que estaba totalmente quebrada.

Pero como respuesta, no obtuvo nada, ni una sonrisa, ni una palabra, ni un mínimo gesto por parte del chico.

De la nada, se acercó más y más a ella.

Y empezó a desatarla.

—me sorprende que todavía tengas el valor de hablar y decirme esto a mí después de todo lo que te acabo de hacer... ¿Te piensas que estoy arrepentido por todo lo que hice? —se "desahogaba" de alguna manera mientras seguía desatando, lo que costaba un poco pero al fin y al cabo lo conseguiría ya que tenía unas tijeras que lo ayudaban—. Quizás en algún momento sí dudé, pero porque por primera vez sentí muchos sentimientos a la vez. Esta es la primera vez que siento algo, y dos personas me hicieron dudar.

Elizabeth estaba confundida, miraba sin reacción alguna sus muñecas al ver que era liberada, no entendía el porqué pero tenía que pensar en algo y no actuar por inercia. No quería mostrar que estaba contenta, ni aliviada, nada, sólo mantuvo la mirada fija a las partes donde su cuerpo era liberado de aquellas cuerdas bien atadas.

❥ yandere ;; ryden-ishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora