Capitulo 3: Frialdad

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—Tiene razón, y de hecho, me preguntaba lo mismo—dije neutral, el capitán tenía razón en lo que decía, porque si tome del líquido no me eh trasformado aún—si me diste del líquido de la espina dorsal de Eren, porque no me transforme de inmediato al tomarlo.

—Respóndenos eso cuatro ojos, porque no paso—cuestiono serio, ambos posamos nuestras miradas en hange, la cual se puso nerviosa, de seguro por nuestras miradas que eran frías y se sentían como si te atravesaran, o eso dicen la mayoría.

—Bueno, la verdad es que, no sé porque no ocurrió. Yo me preguntaba lo mismo, de verdad lo siento Mikasa, no quise obligarte a tomarlo—hablo con tristeza.

Sabía que ella estaba arrepentida de lo que hizo, lo notaba en su mirada y en sus palabras, sin embargo, algo dentro de mí me dice que perdonarla es como fingir que nada paso y que no me convirtió en un monstruo, en uno de los que jure siempre odiar y asesinar por sobrevivir y, ahora soy uno de ellos, uno que podría hacernos ganar esta guerra y ayudar a la humanidad, o también uno que podría destruirla en un segundo sin darse cuenta.

Mire a hange con inexpresividad, su dolor y arrepentimiento, para mí, eran irrelevantes.

—No me obligaste Hange, tu misma me lo introdujiste en la boca—exclame inexpresiva, hange solo atino a bajar la mirada, podría perdonarla? la verdad no lo se.

—Y lo siento por eso, pero mira el lado bueno, ahora eres mucho más fuerte, ágil y veloz—intento convencerme de lo bueno que esto podía significar, pero yo no veía esa positividad.

—Hange, en otras palabras, me convertiste en lo que siempre odie y odiare. En un monstruo que solo sabe asesinar por diversión—comenté directa, si algo que no cambio en mi es mi forma de decir las cosas directas, más si son malas.

Mire a mi costado hacia la ventana a mi derecha. Afuera era de noche, las estrellas tintineaban, el viento soplaba, la luna estaba apareciendo de detrás de una nube con su máximo esplendor. Me gustaban las noches así, me hacían recordar. Sin tener control de mí, una fina lagrima se escapó de mis ojos.

Libere un suspiro y me levante, camine hacia la salida del comedor pasando de largo al capitán que no se sentó en todo momento de la conversación. Este me miraba fijo, mis ojos se habían cristalizado por las ganas, incontrolables y rebeldes de llorar y liberar lo que siento.

Narra Levi.

Al pasar por mi lado, no pude evitar notar que la mocosa se le habían llenado de lágrimas los ojos, sentí que debía apoyarla, pero necesitaba liberar su dolor sola y superarlo. Volteé a ver a Hange, estaba llorando, lo que faltaba, mujeres lloronas.

—Ella...ella tiene razón Levi, yo la convertí en lo que es ahora, la convertí en algo que todos odiamos y queremos asesinar. Ella me dijo que no lo haría, pero yo y mis impulsos me negaron aceptar eso—hablo entre llantos, tenía razón en algunas cosas.

—Hange, deja de llorar que eso no arreglara nada, deberías buscar la forma de revertir lo que hiciste y volverla normal—comente serio, si tenía la posibilidad de revertirlo debería hacerlo, antes de que la mocosa por error cometa algún accidente.

Noté que la mirada de Hange cambio a una de emoción, tch que mierda hice.

—Tienes razón enano, debo arreglarlo, y no descansare hasta lograrlo—exclamo emocionada, se levantó del asiento y comenzó a caminar a la salida—TE DEVOLVERE A LA NORMALIDAD MIKASITA!—grito corriendo por el pasillo, tch.

—¡Oe cuatro ojos de mierda, cálmate!—grite, más fue en vano ella ya se había ido lejos, tch más te vale hacerlo por la mocosa.

Ya era tarde, me fui a mi habitación a descansar, me sentía agotado por todo lo que había pasado hoy con la mocosa y Hange con sus estupideces, nunca aprenderá. Con todo eso en mente traté de dormirme, pero la imagen de la mocosa con lágrimas en sus ojos permanecía en mi cabeza y me impedía dormir tranquilo.

La Titán Más PoderosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora