Capitulo 8: Revelación

488 47 1
                                    

Ya ha pasado una semana desde que fue la expedición. Ha sido una semana de mucho trabajo y entrenamiento para nosotros los cadetes. No dejamos de entrenar. El comandante después de la última salida de los muros a estado pendiente a mí y por alguna razón algo desconfiado. Yo por otra parte no digo nada y continuo con mis deberes. Él dijo que me mantendría vigilada para que no volviera a suceder lo del comedor.

Esta semana también mis sentidos se han agudizado más de lo que estaban en la misión, al cabo de casi predecir lo que sucederá unos segundos antes de que suceda. Mentiría si dijera que no tengo miedo de mí, porque lo tengo. Dejé de ser una simple cadete a ser un experimentó en espera a ver que sucede con mis "poderes" que poco a poco van aumentando y apareciendo. Mi velocidad y fuerza se equiparán a la del titán de Eren al endurecerse, mi resistencia es mayor, me canso menos y tengo más energía en los entrenamientos. Afortunadamente puedo controlarlo y no parecer una maniática corriendo sin control como a veces Hange suele hacerlo por los pasillos del castillo de la Legión o la base.

Otra cosa que ha mejorado en mi es mi vista y oído, logro ver cosas que antes no, como la velocidad con la que volamos con los equipos. Antes era difícil ver con exactitud el movimiento realizado por algún compañero o capitán, pero ahora logro distinguirlo a la perfección al cabo de llegar a incluso poder replicarlo con exactitud. En cuanto a mi oído puedo escuchar conversaciones lejanas, pero trato de evitarlo pues algunas son privadas, pero en algunas la curiosidad me invade y escucho algunas cosas, que al final de todo resultan ser irrelevantes y banales.

Como todas las mañanas, nos levantábamos, nos arreglábamos con el uniforme y bajábamos a desayunar para luego ir a entrenar.

Sasha se vistió rápidamente con el uniforme al enterarse que en el desayuno había pan y té. Ella podría comer diez panes y nunca llenarse. Es un pozo sin fondo esa chica, y sigo sin entender como lo hace.

Al bajar y llegar al comedor varias miradas se posaron en mí, seguramente debido a lo de la semana pasada con respecto a mi desquite con Eren, últimamente era así, pero yo siempre con mi indiferencia los ignoraba.

Tomé mi pan y té y me senté con los chicos en nuestra mesa de siempre.

—Es molesto—mencioné de inmediato.

—Con el tiempo dejaran de hacerlo. Así paso conmigo—menciono Eren a mi lado.

—Es cierto, solo ignóralos—apoyo Armin.

Asentí y seguí comiendo mi desayuno. Al cabo de unos minutos llegaron los altos mandos, esta vez se veían estresados y agotados. Más tensos que de costumbre, lo pude percibir, sentir y escuchar, sus pasos eran pesados y algo desganados. Se ubicaron frente a todos y hablaron.

—¡Soldados! Muchos de ustedes sabrán que la última misión hacia el muro María fue un fracaso. A lo que se nos ha ordenado no volver a salir hasta estar preparados y totalmente listos. Por lo que las siguientes dos semanas entrenarán y prepararán sus movimientos con el equipo. La subcomandante Hange estará encargada de entrenar con el cadete Jaeger mientras que Levi los entrenará a todos. Quiero ver de qué son capaces así que den lo mejor...—en ese momento deje de escuchar lo que decía el comandante

Todos quedaron pasmados ante el anuncio, ¿ordenado no volver a salir? Porque. Si es cierto que la misión no fue un completo éxito, hubo demasiadas bajas y no logramos llegar más allá que otras veces, pero prohibirnos salir hasta nuevo aviso y volver a entrenar arduamente solo para poder salir es, una estupidez. Si salimos a pesar de haber entrenado hasta que los huesos duelan no sirve de nada si con solo cruzar las puertas el miedo nos invade a todos y nos vuelve vulnerables, ese entrenamiento se vuelve como palabras al viento que nunca sucedieron.

La Titán Más PoderosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora