Las maletas estaban en la entrada, cerró las últimas cajas con el celo gris, con un rotulador negro escribió encima la habitación que era, el ordenador estaba guardado, junto a los libros de diseño, los blocs de dibujo y rotuladores. Tenía pocos muebles, los que tenía los vendió y el resto estaba preparado para que el camión de la mudanza se lo llevase. Estaba preparando otra taza de té, mientras sus manos se abrazaban a su taza, Ewan escuchó como las llaves sonaban detrás de la puerta de la entrada.
Alex apareció sonriendo, con los dulces que les gustaba acompañar, además de la última bolsa que tenía en su piso, el mayor había dejado su piso un dia antes que él, trayendo cosas que quedaban en la casa de Ewan, cuando dejó su chaqueta encima de cualquier sitio se acercó al menor acariciando su nuca, este se dejó besar, sintiendo el cariño en los labios.
- Buenas noches, ¿ese es mi té?
Sin separarse, ni moverse, Alex estiró una mano hacia la taza. Después de un año y medio sabía que le gustaba con poca azúcar, y se acostumbró tanto, que el mayor dejó de preguntar si lo tenía. Los comienzos fueron duros, Ewan cargaba con una culpa que no le dejaba mirarle a los ojos, que incluso no le permitía tragar saliva por que se le secaba la boca. Las imágenes se repetían en su mente, al comienzo de su trabajo había sido consecuente, pero Alex le había traspasado el corazón y el subconsciente, se había lanzado al mar por su propia voluntad y descubrió que no sabía nadar, por eso tuvo miedo. Caleb aparecía en su cabeza lloroso todas las noches en su cabeza, y la voz de Alex despertaba un latido en el mismo sitio que estaba su hermano, pero poco a poco, el mayor construyó el puzzle, consiguiendo más miradas, sonrisas y algunas caricias.
Alex dudó del amor que había tenido hacia Caleb, pero descubrió que Ewan estaba amoldado de otra forma. A pesar del rechazo, que iba decreciendo, encontró trocitos de cariño que fue rascando alrededor de culpa, encontrado una luz más brillante que la que se sentía a través del ventanal del techo de su piso.
Ewan iba al psicólogo mucho más seguido que Alex, se podía decir que ya no hacía falta ir por temores, sino por rutina, le hacía bien, antes algunos días no lloraba, otros lloraba en la soledad de su casa, y en otras ocasiones buscaba al mayor por el dolor que causaba. Por su puesto dejó su antiguo trabajo, aquel que él creía que lo volvió oscuro, consiguiendo el dinero fruto de sus estudios. Además asistía para soportar la presión de su padre, su hermano esta mucho mejor, y habían conseguido hablar, incluso le había ido a visitar en el verano. Alex también buscó ayuda, hacia muchísimo que no sé refugiaba en las bebidas que le quemaban la garganta, consiguió refugiarse poco a poco en el chico que le gustaba observar mientras esperaba que se enfriarse el té. Avanzó rápido, recobrando fuerzas para conquistar un joven que le ponía poca sal a la comida.
- ¿Qué quieres cenar?
Ewan pestañeó al escuchar a Alex en frente suyo.
- No tengo mucho en la nevera. Tenemos un par de cosas para desayunar mañana.
- ¿Quieres que compre algo en el supermercado?
- No, no salgas, hace mucho frío.
Se atrevió a tocarle las mejillas coloradas por el aire fresco, Alex aprovechó hábil para besarle la mejilla, lo acorraló en la encimera. Se dió cuenta las intenciones de Ewan, así que antes de dejarse besar por sus labios cálidos, hundió su nariz en su cuello con malicia.
- ¡Para! - Gritó desesperado, su garganta vibraba de la risa.
Sintió la presión de su cabeza, intentando alejar su cuello de su cara, y las manos empujando, pero era imposible, Alex lo abrazó por la cintura. Terminó con la pequeña tortura, pero no lo soltó, disfrutando con la calidez de su cuerpo, estaba a gusto, tranquilo, sin necesidad de esa playa que todo el mundo decía necesitar, sin tener que ir a la montaña. Había encontrado calma en aquel chico refugiado en un diminutivo silencio, pasión escondida en las series. Amaba su aroma natural, encontrada en su ropa, y el jabón que usaba cuando hacía la colada, por que cuando a Ewan le tocaba, todo olía diferente, mucho más intenso.
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Despierto (LGBT)
Romance| 2⃣° Finalista Romance - PREMIOS GUM 2018 | 30/11/17 | El anillo de compromiso que descansaba en su dedo, era símbolo de amor y esfuerzo tras años de relación. Pero tras volver a casa, Caleb se encuentra a su futuro marido compartiendo cama con otr...