Todo el miedo que tenía hasta ese momento se esfumo. Sé que es algo loco afirmar que con tan solo ver a una persona hasta casi tu propia muerte carece de sentido, pero fue así.
-Creeme, me encantaría quedarme toda la tarde mirándote, pero no hay tiempo.- Dijo mientras me cogía de la mano.
Cuando sus ojos me liberaron del hechizo que parecía provocar en mi, me fije en que llevaba un traje de policía y un gran placa en el pecho.
-¿Eres policía?
El simplemente se limito a asentir.
-Yuri, necesito que te quedes aquí.
-No.- dije con firmeza.
-No voy a permitir que te pase nada.
-¿Eres el único policía que ha entrado?
-Sí.
-¿Por qué?
-Soy más rápido.
-No podrás con ellos tú solo.
-Tengo la esperanza de que mis refuerzos lleguen antes.
-Tengo una idea.
A cada palabra que decía, el me observaba atónito, sin parpadear.
Realmente no sabía si esta idea funcionaría y tampoco de donde la había sacado, quizá de los libros que me regalaba mi madre cada cumpleaños.
El plan era distraer a los asesinos, encerrarlos en una tienda y liberar a la gente.
-Para ello nos vamos a tener que colar en la oficina central, y lo mas probable es que este totalmente vigilada. No voy a permitir que vayas yuri, te quedaras escondida en el
aparcamiento debajo de un coche.
No me dejo decir una palabra. Cuando reaccione estaba metida debajo de un BMV.
No podía quedarme aqui, era necesario distraerlos, porque la oficina central estaría vigilada.
-El botón de incendios.-pensé en voz alta.
Salí del coche, el más cercano creo que se encontraba en los baños. El camino hacia allí estaba desierto. Me metí y simplemente apreté. Todo esto estaba siendo demasiado fácil, y acostumbrada como estaba a ver películas policíacas sabia que si las cosas resultaban fáciles es que se avecinaba lo peor.
Y como si mís pensamientos hubieran sido escuchados, oí la voz de dos asesinos que salían del baño de hombres.
-¿Qué ha pasado?- dijo un hombre de unos treinta años con una gran barba negra.- La bomba, tenenos que ir a ver como esta la bomba.
Salieron corriendo, espere dos minutos y empecé a correr detrás de ellos dispuesta a llegar a la oficina principal. Tenia que avisar a Fer. Teníamos que salir de alli y liberar a toda esa gente.
Cuando fui a cruzar la esquina, alguien me agarro de la capucha del abrigo arrastrándome al interior de un armario pequeño.
-Creí decirte que estuvieras quieta.- dijo Fer sin quitarme ojo de encima.
-Tienen una bomba.
-¿Has sido tu quien hizo sonar la alarma de incendios?
-Sí, solo quería ayudarte..
-Buen golpe, me estas poniendo muy difícil el no enamorarme de ti.
Nos quedamos unos segundos mirándonos fijamente. Volví a sentir la conexión que sentí días antes en la cafetería, no se como, y sé que el momento no era el mejor, pero lo sentí.
Me cogió de la mano y empezamos a correr, hasta llegar ante una puerta blanca, que supuse que era la oficina central.
-Quedate aquí, por favor- dijo mientras me escondía detrás de una columna.
Entró y los segundos que estuvo dentro fueron los más largos de mi vida.
Se oyó un disparo y justo cuando estaba rezando porque siguiese vivo, me cogio de la mano y entramos.
Los asesinos eran seis, y cuatro de ellos se encontraban en el parking revisando el estado de la bomba. Los otros dos estaban en el lado derecho del centro comercial, vaciando dinero de las cajas tienda por tienda.
-Los tenemos.
Con el teléfono fijo llamó a sus refuerzos para que entraran y encerró a los asesinos, cerrando las puertas del parking y las de la tienda.
-¿Estas bien?-dijo con una mirada preocupada.
Claro que no estaba bien, tenia 17 años y pensé que estas cosas solo ocurrían en las películas. Esto que me acababa de pasar era propio de las películas de ficción, en la vida real no podía pasar.
-Sí- mentí lo mejor que pude.
La policía comenzó a entrar y a liberar a las gente de las tiendas. Vi que dos policías se llevaban a Nuria mientras la tapaban con una manta.
Otros policías sacaban a los asesinos, ya desarmados y los metían en grandes furgonetas.
-Te voy a llevar a tu casa.- me dijo Fer
-No es neces....- Las formas volvieron, no se cuando deje de verlas pero ahora se encontraban por todos lados. Me rasque los ojos.- Estoy harta de las formas.
Giré la cabeza y me encontré a Fer mirándome fijamente.
-¿Formas?¿A que te refieres?
- No, a nada, a veces veo como focos de luz roja moviendose, pero mi oculista dice que es un fallo de las lentillas.
-Puedes ver a los sigilosos...
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Shh!
Teen FictionPodría contaros el argumento, pero creó que eso seria estropear la historia, a si que si queréis saber de que va tendréis que leerla vosotros mismos. Pero ya que vais a ser mis futuros lectores, accedo a daros unas pistas pequeñitas. Magia, misterio...