Nuevas oportunidades.

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Seguir con mi vida se hizo una tarea realmente fácil. En el instituto se hablo un par de días de lo ocurrido en el centro comercial y algunos curiosos se acercaron a Nuria y a mí. No hace falta decir que fue mi mejor amiga quien contó la historia con todo lujo de detalles y me proclamó heroína alegando que el mismísimo superman no me llegaría ni a la suela de los zapatos. Esta exageración me vino bien, la gente parecía tener mas conocimiento de mi existencia..al menos los dos primeros días. Después las cosas volvieron a su cauce, ni me volví mas popular ni siguieron los interrogatorios entre clase y clase.

No me permití pensar en él. Por el día intentaba mantener la cabeza ocupada con otras cosas, hasta que llegaba la noche,mis párpados no podían más y se cerraban.

Además, probablemente no volvería a verlo.

Era sábado, había pasado una semana  y media desde la aventura. Ese día mi madre tenia doble turno en el trabajo, a si que me iba a quedar sola bastante tiempo.
Se me ocurrió la idea de que un cargamento de chuches no me vendría mal, a si que cogi las llaves y fuí al supermercado más cercano.

Volví a casa andando, porque quedaban más de veinte minutos para que llegara  el transporte público y no me apetecía llamar a Nuria para que me llevará, conducía increíblemente lento, seguro que andando tardaría menos que con ella en el coche.

Saque las llaves del bolsillo e iba a entrar cuando lo oí.

-Yuri, espera- dijo una voz detrás de mí.

Me giré, y lo vi, insultantemente guapo, con los ojos clavados en mi, como de costumbre.

-Lo siento, no tengo tiempo, ya nos veremos- dije intentando escurrirme dentro de casa.

-Yuri, por favor, sólo quiero saber que tal estas, llevo viniendo todos los días a esa cafetería-dijo Fer señalando la cafetería donde nos conocimos.- Incluso he preguntado al camarero donde vivías, creo que piensa que quiero violarte o algo así, estaba apunto de buscar tu expediente en comisaria para saber algo de ti y si estabas b..

-Estoy bien- lo corte bruscamente- te agradezco la preocupación

-¿Me estas evitando?

-No.

- Entonces tomate algo conmigo.

-No puedo, debo estudiar....-hasta yo misma me di cuenta de lo poco convincente que sonó la excusa.

-¿Es por las cosas que te dije?

-No, bueno sí, no las entiendo, no tienen sentido, no sé si estas metido en alguna secta y quieres incluirme en ella, pero no, de verdad, no tienes que quedar conmigo para explicármelo.

Solté un suspiro nada más terminar mi pequeño monólogo. Iba a continuar cuando su risa me interrumpió.

-Yuri-dijo intentando reprimir la sonrisa, sin éxito- no quiero meterte en ninguna secta. Quiero quedar para explicarte las cosas que te dije en el centro comervial, pero esa no es la razón principal por la que quiero quedar.

-¿Entonces cuál es?-dije, y me sorprendí a mi misma deseando escuchar la respuesta.

- Me gustas. Yuri, me gustas. Y esta semana no he podido parar de pensar en ti. Quiero conocerte. Dejame conocerte.

Mis cuerdas vocales se negaban a moverse, a si que me quede observándole fijamente mientras notaba calor en mis mejillas.

-Paso a por ti, no sé, a las ocho, y comemos algo, y damos un paseo. Sólo quiero pasar tiempo contigo Yuri.

Ví en su cara que esperaba un rechazo. Quizá yo me había comportado de una forma muy radical con él. ¿Debería darle un voto de confianza?

-Vale, espero que seas puntual porque sino me da igual que seas policía, te quitaré la pistola y correré detrás de ti hasta el fin de los tiempos.-dije con la esperanza de relajar el ambiente.

-¿Ves?-dijo entre risas.

-¿El que?-respondí sonriendo

-Por eso me gustas.

Quizá si se merecía una oportunidad.

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