Mi padre estaba furioso conmigo, él afirmaba que lo que hice no podía perdonarse, no quería ni verme, destruí uno de sus planes más grandes y no paraba de echármelo en cara. La casa estaba completamente callada durante el día y la noche, parecía como si dos fantasmas vivieran ahí, cada uno estaba enfocado en lo suyo y a pesar de que viven en la misma casa, no se molestaban ni en cruzar miradas.
Mi rutina era la misma que la de todos los días, solo que agregue salir 10 minutos a sentarme en el patio y pensar, me ayudaba a manejar mejor los días y estar más calmada.
Por otro lado, mi padre se estresó y dejó de prestar atención al matrimonio fallido cuando un fin de semana después de la ida de Víctor alguien tocó a la puerta principal. Al abrirla era un trabajador gubernamental, mi padre y él tuvieron una plática muy seria en la cocina, de la cual solo pude escuchar: Guerra Mundial.
Se revolvió mi estómago ante la confirmación de esa noticia, mi padre siempre decía que era una pequeña disputa, pero parece que no. El señor dijo que Francia debía mandar una gran cantidad de hombres a la guerra y a mujeres a las fábricas, lo que podría llevar a grandes cantidades de muertes, huérfanos, caída en la economía, escasez de comida y refugio, sobrepoblación en los hospitales o un gran número de enfermeros y doctores, entre muchas otras cosas.
Después de esa noticia, mi padre no ha parado de estresarse, había más juntas que atender y al ser una persona importante e influyente en el gobierno,también le invadía el miedo de ser disparado o secuestrado.
Por mi parte me dí cuenta que las calles eran más solitarias desde que la noticia fue verificada, por lo que un día decidí ir a casa de Frédéric.
Llegué y noté que estaba completamente en silencio. Toqué en la puerta, pero nadie respondía. Me dí la vuelta para irme, pero escuché una voz que me hizo quedarme.
-Shhhh.- era apenas audible, pero lo noté. -Frédéric, ven acá.- después la puerta se abrió y pude ver a Frédéric.
-Hola.- sonreí, al igual que él.- ¿Es un mal momento?- pregunté.
-No, para nada.- miró sobre su hombro.- ¿Te parece si vamos al árbol?- asentí y salimos.
Caminamos en silencio, me sentía apenada por todo lo que había pasado la última vez que nos vimos. Llegamos al árbol y no sabíamos qué decir, él me miraba a mí y yo solo podía ver el suelo, mientras pensaba en qué decir.
-¿Francis está...?- mi voz temblaba un poco y me sentía pésimo.
-Está vivo, Víctor logró darle en el hombro...había mucha sangre, pero mi madre y mi hermana lo ayudaron. Tiene que estar en reposo, pero está bien.- un gran peso se levantó de mí cuando Frédéric dijo eso.
-Eso es fantástico.- sonreí levemente. El silencio regresó durante unos segundos.- Víctor se ha ido.- Frédéric abrió los ojos, como si no lo creyera.
-¿Cómo? ¿por qué?-
-Los amenacé con una pistola, dijeron que estaba loca y se fueron.- miré de nuevo el suelo, avergonzada, pero la risa de Frédéric me hizo mirarlo de nuevo.
-¿Tú con una pistola? Venga, Odette, te desmayas con solo verla. - bromeó y siguió riendo, logrando que yo sonriera.
-Tal vez la vieja Odette, pero la nueva yo es ruda.- bromee con él y Frédéric solo siguió riendo.
-Claro, te creo.- tenía una sonrisa amplia.- Como sea que haya pasado, me alegra que Víctor se haya ido.-
-A mi igual, no podía vivir con la idea de que él estuviera en mi vida y que hiciera lo que quisiera de mí.-
-Es u idiota, no se merecía a alguien como tú, eres alguien tan...increíble como para una basura de persona como él.- sonreí y él se acercó a mí y mi corazón se saltó un latido.- ¿Ya pensaste en lo que escribí en las notas?-
-Lo hice.- sonreí y Frédéric se acercó más.- Pero, ¿no crees que sería muy complicado todo? -
-Odette, la vida siempre va a ser complicada, eso es lo que la hace interesante. Tú y yo podremos tener dos vidas muy diferentes, pero estamos aquí, a pesar de que te fuiste, a pesar de que estabas comprometida, a pesar de las piedras en el camino, estamos aquí. Estos 6 años, no importaba con quien estuviera, no podía dejar de pensar en ti. Tú logras ese algo en mí, Odette.-
Sus ojos me miraban fijamente, con tan solo verme él lograba causar todo lo que Víctor nunca pudo lograr en mí. No sabía qué decir ante eso.
-Yo quiero estar contigo, Frédéric, a pesar de las complicaciones.-
Frédéric se acercó más a mí y yo hice lo mismo. Cerré los ojos por la proximidad de nuestros rostros, Frédéric pegó su frente con la mía y los nervios invadían mis piernas y mi estómago mientras esperaba el beso, pero nunca llegó.
Abrí los ojos y vi que Frédéric aún tenía los ojos cerrados.
-¿Frédéric...?-
-Hay...hay algo más.- se separó y buscó algo en el bolsillo de su pantalón y sacó un papel doblado en varias mitades. La desdobló y me lo entregó. Lo miré confundida y tomé el papel.
Era un carta, escrita por el gobierno de Menard. En ella decía que Frédéric, junto con más hombres, serían llevados al norte de Francia para pelear en la guerra. Los camiones llegarían en 4 días.
Mi estómago estaba revuelto, miré a Frédéric, quien tenía una expresión algo triste. Me acerque a él.
-A pesar de las complicaciones.- me acerqué más y esta vez el pude sentir sus labios contra los míos, haciéndome tan feliz.
Yo quiero estar con Frédéric a pesar de las complicaciones.
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-26/06/2020
-Eve
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Cartas en Francia
RandomUna historia corta que se desarrolla durante los inicios de la Primera Guerra Mundial. Odette, la protagonista, regresa a Francia, con un matrimonio arreglado por su padre, un importante político. Al regresar a Francia, Odette se reencuentra con su...